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Homenaje de LA PRENSA a los obispos desterrados

Según la doctrina católica, quienes ultrajan a un obispo que representa en persona a la Iglesia, ofenden al Espíritu Santo, cometen pecado mortal y no tienen perdón de Dios. Sobre todo aquellos que se declaran cristianos por conveniencia política, mientras martirizan a los obispos y persiguen a la Iglesia…

Autoritarismo y nuevas leyes financieras

Para que las leyes tengan legitimidad se deben aprobar mediante un procedimiento legislativo, que no es sólo algo formal y técnico sino un conjunto de “reglas procedimentales (que) prevean y garanticen la intervención y participación de los ciudadanos interesados”.

¿Hacer grande a EE. UU. otra vez es blandir de nuevo el Gran Garrote?

En los últimos años EE. UU. sustituyó  la política imperialista del gran garrote con programas amistosos de cooperación para promover el desarrollo de los países latinoamericanos y del Caribe. Pero el resentimiento por sus intervenciones armadas e imposiciones políticas imperialistas del pasado sigue vivo en algunos sectores sociales de estos países.

Otra Navidad con presos políticos

No basta decir que se es cristiano, también hay que actuar como tal. Ser cristiano se demuestra con la conducta, no solo con la palabra. No se trata de ser perfectos, como los santos, pero ser cristianos obliga a ser confiables, veraces y compasivos, sobre todo con los que sufren.

Destierro, apatridia y pérdida de la identidad

El exilio, el destierro, el despojo de la nacionalidad y la ciudadanía, y la apatridia son castigos tan terribles y odiosos que hace más de 2,400 años el gran filósofo de Atenas, Sócrates, al ser condenado por sus enemigos en base de acusaciones falsas, prefirió que lo mataran en vez de que lo desterraran y le quitaran su patria.

La compactación laboral en dictadura y en democracia

De verdad que eran hermosas la libertad y la democracia que heredó doña Violeta. Pero las perdimos, después de solo dos gobiernos democráticos más, por la corrupción y la traición política de quienes tenían la  obligación de preservarla. Y no lo hicieron porque les valieron más sus mezquinos intereses personales y particulares.