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Armando Amaya, periodista. LA PRENSA/Archivo

La historia de Armando Amaya; de periodista en Nicaragua a lavacarros en el exilio

Amaya fue a un curso a Guatemala y no lo dejaron regresar a Nicaragua. En ese país no tiene familiares ni amigos

Armando Amaya es otro periodista que estaba resignado a llevar una vida “normal” en Nicaragua, alejado de las cámaras y los micrófonos, ejerciendo la profesión de manera clandestina e incluso estudiando otra profesión. 

Tras cinco años de crisis política en Nicaragua, que también han significado censura y violencia dirigida a los periodistas, Amaya había superado el miedo a vivir en el país, había sanado una fractura en el brazo producto de la represión policial y estaba muy animado estudiando la carrera de Derecho en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC) en Managua.

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Sin embargo, Amaya seguía aprovechando las oportunidades para capacitarse como periodista. Es así que en enero de este año viajó a Guatemala para concluir un diplomado sobre Comunicación, derechos humanos y diversidad, invitado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), pero cuando quiso regresar, las autoridades de Nicaragua se lo impidieron.

“El 26 de enero vine a Guatemala, el 28 que iba a retornar me negaron la entrada. Me dice la línea aérea que me tengo que abocar en la Embajada de Nicaragua en Guatemala, pero las organizaciones que apoyaban el diplomado, a través de abogados, me dijeron que no podía irme a meter a la embajada, porque me podían retener o quitar el pasaporte”, relató Amaya.

Orden de captura

El periodista de 39 años también ha sido avisado por sus vecinos que unos hombres han andado preguntando por él en el barrio donde vivía con su mamá.  

“Andan con la foto cuando me fracturé, la andan mostrando en casas, preguntando por mí y por mi familia y que tengo orden de captura”, dijo Amaya.

Armando Amaya tras concluir el curso de Flacso en Guatemala. LA PRENSA/Cortesía

Antes de 2018, Amaya era un periodista muy popular y carismático entre el gremio que hacía coberturas diarias en Managua. Siempre agradable, risueño, habitualmente vestía pantalón y camisa formal, copete elevado y bien peinado, lentes de sol los días calurosos de la capital. Cubría sucesos, sociales, economía, pero asegura que su fuerte es la política.

El comunicador trabajó en Canal 8, cuando pertenecía a Carlos Briceño, Canal 12 y Canal 23.

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Acercándose los fines de semana, Amaya anunciaba entre los colegas el menú del domingo en su casa, donde su mamá vendía sopa de res, vaho y nacatamales. Muchos colegas se reunían para pasar un rato ameno en su humilde y cálida casa familiar.

Armando Amaya y otros colegas en Managua. LA PRENSA/Cortesía

Amaya es hijo único, pero creció con hermanos adoptivos que su mamá crió como hijos propios. Desde los 13 años colaboró en radios comunitarias, experiencia que le sirvió para cultivar su vocación de periodista. Estudió Comunicación Social becado en la Universidad Centroamericana (UCA).

Escenario de 2018

Como a todos, las coberturas a la represión policial contra las protestas de 2018 lo hicieron correr varias veces junto con su camarógrafo, para escapar de las balas y las piedras, sin embargo, sigue creyendo que fue el mejor momento para hacer periodismo e informar lo que estaba pasando en Nicaragua. En ese entonces, recibió vulgares ofensas de funcionarios públicos, que hacían referencia a agresiones sexuales que cometerían contra él si seguía informando.

En octubre de 2019, en medio de la represión policial contra una manifestación de jóvenes en un centro comercial de Managua, Amaya fue agredido por un policía que lo hizo resbalar cuando huía de los ataques policiales. Su brazo izquierdo resultó fracturado. Puso la denuncia ante las organizaciones de derechos humanos, pero esto lo puso en el foco de atención del régimen. En 2021, salió de Nicaragua en medio de la ola de persecución a periodistas y opositores.

Más de 200 periodistas nicaragüenses han salido del país desde 2018, huyendo de las amenazas de muerte, la persecución y la violencia política.

A finales de 2021, Amaya regresó porque su mamá estaba muy enferma. En 2022 se logró estabilizar, estaba estudiando la carrera de Derecho en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC). También seguía informando de manera clandestina, desde su plataforma La Cutacha Noticiosa.

Testimonio de Marcos Medina lo motivó a hablar

Pero ahora tiene seis meses de estar en Guatemala. El temor de que tomaran represalias contra su familia lo había mantenido en silencio sobre su situación, pero reconoce que el testimonio del periodista Marcos Medina, a quien también le impidieron regresar al país esta semana, lo animó a denunciar lo que está pasando en su segundo exilio forzado.

Ahora Amaya vive una realidad totalmente distinta a la vida que tenía en Managua, donde una vez fue un periodista televisivo con muchos proyectos, con deseos de seguirse profesionalizando.

Tras pasar los días y no poder regresar a su país, se encontró con la necesidad de conseguir dinero para mantenerse, pagar un lugar donde vivir y comer. Miró a su alrededor y no dudó en aceptar un trabajo que nunca hubiese hecho en Nicaragua.

“Aquí en Guatemala por todos lados hay rótulos donde necesitan personas que lavan carros, entonces ahí es donde te das cuenta donde hay trabajo, En el sector donde yo vivo hay bastante de estos lugares que buscan para lavar carros”, relató Amaya.

Foto referencial de un negocio de lavado de carro en Guatemala. Foto tomada de Internet

Aunque tiene trabajo en ese autolavado para pagar la renta y comer, en realidad lo único que le preocupa es la salud de su mamá, que nuevamente está muy enferma por toda esta situación.

“Estoy en un lugar donde no tengo nada, ninguna oportunidad, pero mi mamá tiene una discapacidad y está muy enferma, ella ya no puede trabajar”, manifestó Amaya por llamada telefónica, mientras su voz se apaga con un sollozo.

Amaya está solo en Guatemala, no tiene ningún familiar, ni conocido. Su trabajo en el autolavado le alcanza solo para pagar el alquiler y alimentos. Si usted quiere ayudar económicamente al periodista Armando René Amaya Dávila puede depositarle a la siguiente cuenta en dólares del Banco Industrial (BI): 1980308660.

Nacionales Daniel Ortega Nicaragua periodista archivo

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