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Hanier Caballero junto a su esposa y su hija Sofia, en ese entonces de 3 años. LA PRENSA/Cortesía

“No pierdo la fe de encontrar a mi hija con vida”. Se cumple un año de la desaparición de Sofía Caballero, en el río Bravo

La esposa de Hanier Caballero murió ahogada en el Río Bravo y su hija desapareció. "No hay un luto, no hay dónde llorarla, esta angustia de no saber de ella, hay un hueco", dice.

Hanier Caballero se siente como si estuviera muerto. Come porque lo necesita, trabaja porque debe pagar renta, pero ya nada lo motiva. Hace un año el río Bravo le arrebató a su esposa Irma Yaritza Huete y a su hija Sofía Abigail. Trataban de llegar a Estados Unidos para reunirse con él, que había cruzado un mes antes, pero su esposa murió ahogada y su hija, de 3 años para entonces, desapareció.

“Los planes desde ese día dieron un giro, mis planes eran mi familia, reunirme con ellos, trabajar y salir adelante. No tengo planes, ni proyecto de vida, no anhelo nada”, dice Caballero vía telefónica con LA PRENSA. Lo único que le queda es la esperanza de hallar a su hija. “Siempre hay esperanza porque los milagros existen y no pierdo la fe en Dios de encontrar a mi hija con vida”, dice, porque para él “mientras no haya cuerpo, hay esperanza”.

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El día que iban a cruzar las aguas del río Bravo, Sofía Caballero iba con su mamá Irma Huete y su tío Nolvin Huete. Según han relatado sus familiares, al cruzar el río, la niña iba en los hombros de su tío y su mamá iba detrás. El nivel del agua comenzó a subir, su tío se sumergió, la niña se soltó y nunca más volvieron a verla. El cuerpo de su mamá fue hallado el 17 de mayo. “A mí me llamó un familiar, yo estaba trabajando y me lo dijo en frío, que mi esposa estaba muerta y mi hija desaparecida”, recuerda. Al momento de su desaparición, Sofía tenía 3 años. Este 11 de junio cumple 5 años. “Era una niña sana, llena de energía, era el terremoto de la casa”, dice.

Hanier Caballero junto a su hija Sofía. LA PRENSA/Cortesía

Hanier Caballero, de 26 años, no sabe si su hija está viva o muerta, pero rastros de ella no tiene. En su ficha de desaparición la describen como una niña de unos 60 centímetros de altura, de tez clara, cabello negro, labios delgados, ojos redondos y oscuros, y orejas y boca pequeñas. “No hemos tenido respuesta de la niña aún, el cuerpo de ella no ha aparecido, en la morgue tampoco está y seguimos en la lucha hasta el día de hoy, seguimos haciendo todo lo posible, yo como papá y mis familiares en Nicaragua”, dice Caballero quien se practicó pruebas de ADN, sangre, y pruebas de saliva para colaborar en la búsqueda.

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“La pesadilla que estoy viviendo”

Caballero vivía con su esposa Irma y su hija en Pueblo Unido, Ocotal. Él trabajaba como pintor automotriz y su esposa cuidaba de la niña. Pero decidieron irse a Estados Unidos.

Ahora él vive en Wisconsin en un apartamento con otros amigos migrantes. No tiene ni familia ni papeles y sigue trabajando como pintor automotriz. Después de un día de trabajo —cuenta Caballero—, la imagen de su hija es una constante. La ve corriendo y parlanchina, como cuenta que era. Hay días que sueña con ellas. “Yo he soñado con mi esposa y mi hija y me he sentido vivo, en el sueño me siento vivo, y la sueño viva a la niña, pero cuando despierto regreso a la pesadilla que estoy viviendo”, cuenta.

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“Qué noche más maravillosa recordar a tu hija, a tu esposa como que estuvieran viviendo, en mi vida normal, hablando, jugando. Sentirme vivo, porque perder una familia de la noche a la mañana, no es fácil, es sentir ese amor, cerca de mi hija y al despertar fue un sueño”, dice.

Lo único que lo mantiene en Estados Unidos, asegura, es la esperanza de encontrarse con su hija y después regresar a Nicaragua. “Como que está apagada una chispa en mí, mi trabajo es mi desestrés, yo no hablo con nadie, siempre estoy callado… yo me he aislado, de la casa al trabajo”, asegura.

¿Qué ha pasado con el caso?

Desde que Caballero supo de la muerte de su esposa y de la desaparición de su hija dice que llamó cientos de veces al Consulado de Nicaragua, pero nunca obtuvo respuesta. Un año sin que le contesten la llamada. “Hemos mandado correos electrónicos, llamadas y nada. Entonces lo que vamos a hacer es mandar una carta a Gobernación (de Nicaragua) para que acepten ellos el caso y hagan algo, porque no hemos tenido respuesta, son muy frescos”, dice.

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La Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho lleva la representación legal del caso de Sofía desde el 24 de mayo de 2022 y una vez a la semana se reúnen en videollamada con Caballero para ponerlo al tanto de los avances y de cada proceso que se realiza ante el Gobierno de México. “No hemos parado de reuniones tras reuniones semanal, porque el proceso se ha hecho bien largo, hasta para pedir información se ha hecho complicado, entonces la fundación se ha encargado de gestionar todo eso y ellos me asesoran”, explica.

Hanier Caballero junto a su hija Sofía y su esposa Irma, quien falleció ahogada en el río Bravo. LA PRENSA/Archivo

El pasado 6 de diciembre un juez federal ordenó a la Fiscalía especial de México que investigara la desaparición. Sin embargo, Yessenia Valdez , abogada del caso de Sofía, asegura que están en una lucha contra las autoridades mexicanas que no han sido diligentes en su búsqueda. “Hay un retraso que podemos reducirlo a negligencia y un total desinterés. Duele mucho decirlo porque estamos hablando de una desaparición de una menor, migrante, y que perdió a su mamá y no entendemos porqué de este desinterés de las autoridades mexicanas”, dijo Valdez a LA PRENSA.

El caso de Sofía está en cero, asegura la abogada y señala que las primeras horas de desaparición son muy importantes y a un año, la niña podría estar en cualquier parte del mundo. Incluso recrimina que los primeros policías que llegaron al lugar de los hechos no han sido interrogados. “Pareciera que hay un tipo de protección, si han rendido declaración otros policías, pero los que llegaron de forma inmediata y que se ubicaron en el lugar, y que pudieron haber visto a la niña, que pudieron realizar un rescate… no es posible que nadie la haya visto, que nadie sepa de su paradero”, asegura.

Tampoco han realizado una búsqueda exhaustiva en el lugar, considera. Sofía únicamente fue buscada en los alrededores del río Bravo, afirma. “La buscaron sin la técnica y la pericia necesaria para buscar río adentro, solo lo hicieron en la parte superficial del río. Nosotros evidenciamos un cúmulo de negligencias que llevan a la no localización de Sofía”, asegura y reclama que el Ministerio Público a cargo de la investigación “ni siquiera conoce el lugar de los hechos, no han hecho una inspección para conocer las características del terreno. Sofía obviamente está en algún lugar, pero las autoridades han sido incapaces de localizarla”.

Yessenia Valdez , abogada del caso de Sofía.

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“No tengo un luto de ella”

Caballero llora a su esposa, cuyos restos sabe que están en el cementerio de Quilalí, Nueva Segovia. Pero con su hija es diferente. “No hay un luto. No hay dónde llorarla, esta angustia de no saber de ella, hay un hueco, como que me arrancaron una parte”, dice.

“Queda un vacío difícil de llenar y de superar, no tengo un luto de ella. Hasta no saber cuáles son los resultados, que si ella apareció o no apareció o qué pasó, porque si no aparece mi niña, para mí siempre hay esperanza porque los milagros existen”, manifiesta.

Sofía Caballero desapareció cuando tenía 3 años y 11 meses. LA PRENSA/Cortesía

En Nicaragua, se encuentra la mamá de Caballero, Elia Centeno, quien llama todos los días a su hijo para consolarlo y hablarle de Dios y la fe. “Nosotros como familia siempre estamos apoyando a mi hijo, apoyamos en las reuniones (virtuales) y conocer la verdad sobre Sofía porque no tenemos pistas de ningún lado, nosotros no queremos ser parte de una noticia, solo queremos encontrar a mi nieta”, dice Centeno quien asegura que su nieta está viva.

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“No tenemos un cuerpo, Sofía se ha buscado en morgues, en el río, y por todos lados y no tenemos una pista de que haya fallecido y mientras no exista un cuerpo, Sofía vive. Mi corazón me dice que mi nieta vive, y yo tengo la fe que la vamos a encontrar. ¿Cuándo? No sé, pero la vamos a encontrar”, agrega.

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