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CONTENIDO EXCLUSIVO.La agudización del conflicto entre Rusia y Ucrania ha obligado a los gobiernos de todo el mundo a implementar medidas para contrarrestar la tendencia alcista en el precio del petróleo, insumos agrícolas, alimentos, entre otros. En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega decidió solo congelar temporalmente el precio de los combustibles, pero a criterio de especialistas consultados, esta medida no ha sido suficiente para frenar la escalada en el costo de la canasta básica.
En su momento, Ortega aseguró que esa acción impactaría en el precio de la cesta familiar, pero lo cierto es que la medida influye en el costo del transporte de esta, pero no incide en, por ejemplo, los costos de traer algunos de estos productos del exterior. Además, los bienes de consumo que se producen en el país usan insumos que son importados, un factor que encarece toda la cadena de producción.
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Actualmente, miles de familias nicaragüenses con bajos ingresos hacen malabares para poder conseguir los bienes de consumo básicos que se producen en el campo, como arroz, frijoles, azúcar, lácteos y carnes, debido al alza en los precios que estos han experimentado.
Por ejemplo, según el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), en abril de 2017, previo al estallido de la crisis sociopolítica y la pandemia de la covid-19, los nicaragüenses podían adquirir los 23 productos alimenticios incluidos en la canasta básica en 8,466.12 córdobas, pero ahora tienen un costo de 11,976.60 córdobas, es decir 3,510.48 córdobas más.
Este lunes 6 de junio, el ministro de Fomento, Industria y Comercio, Jesús Bermúdez, dio a conocer a medios de comunicación oficialistas que el régimen ha ejecutado medidas para evitar mayores aumentos en la canasta básica, que solo en abril se ubicó en 17,219.68 córdobas.
“Desde enero a la fecha el Gobierno ha absorbido el ciento por ciento del incremento de la gasolina, el diésel y el gas (butano). Eso ha permitido de alguna forma que los precios no suban tanto como deberían haber subido”, afirmó.
Cabe destacar que el régimen —con recursos provenientes de los impuestos de los nicaragüenses— lleva nueve semanas consecutivas implementando ese sistema de subsidio general para los carburantes, que en su momento se reveló que costaba al erario cuatro millones de dólares semanales, es decir que hasta ahora sumarían, aproximadamente, 36 millones de dólares.
Otras medidas aplicadas, según el Gobierno
Bermúdez también compartió que se ha emitido un acuerdo ministerial en el cual se prorroga una salvaguarda para bajar aranceles de productos básicos, como la harina de trigo, el aceite crudo, el aceite de soya refinado y aceite crudo de palma.
Asimismo, detalló que otro programa fue el de pollo solidario, que consta de 3,000 toneladas métricas de pollo que se trae desde Estados Unidos y se vende en mercados a 26.50 córdobas por libra, “cuando esa libra debería costar normalmente 41.50 córdobas”, explicó.
Durante su intervención, el ministro señaló que uno de los productos que más ha sufrido encarecimiento en su precio en el último año es el aceite. “Esto se debe a que Indonesia ha restringido las exportaciones de aceite en bruto, eso está provocando una menor oferta a nivel internacional y el incremento del precio. Por otro lado, el aceite de girasol, que es producido en Ucrania y Rusia, no está saliendo al mercado internacional y eso está provocando una menor oferta de aceite que nosotros utilizamos para hacer el aceite refinado”, indicó.
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Sobre el pan, que a pesar de que se ha subsidiado tiene un precio de 29 córdobas por libra, según el Inide, Bermúdez mencionó que sin el subsidio ese producto “costaría aproximadamente 30 córdobas”.
Además, de acuerdo con el ministro, el país es dependiente en un 65 por ciento de materias primas importadas, es decir, que los problemas del mercado internacional tienen repercusiones en Nicaragua.
¿Por qué el congelamiento de los carburantes no es suficiente para bajar el costo de la canasta básica?
Diversos especialistas han coincidido en que el Gobierno tomó la medida de congelar los combustibles cuando estos se encontraban en un nivel muy alto, por lo que realmente no observan una diferencia significativa en el costo de vida de las familias nicaragüenses.
El economista Marco Aurelio Peña sostuvo que a nivel interno las autoridades no han esclarecido, en beneficio del consumidor, cómo es que se forman los precios en el mercado de combustibles en Nicaragua. De conseguirse esto, se permitiría una mayor transparencia que puede ayudar a mejorar la competencia de mercado e incluso estimular a una baja de precio, en lugar de estar congelados.
“El congelamiento de los precios por sí solo no va a aliviar el encarecimiento del coste del nivel de vida de los nicaragüenses que ha erosionado progresivamente su poder adquisitivo, sino que eso debe ser visto como una medida temporal, pero que después venga acompañado de una serie de acciones, en favor de las familias y de las empresas”, afirmó.
Al respecto, LA PRENSA consultó con expertos en la materia para conocer qué acciones adicionales podría tomar el Gobierno para tratar de reducir el aumento acelerado de los precios de los alimentos, sobre todo de los más básicos, como el arroz, frijoles, queso, aceite, entre otros.
1. Ajustar la política fiscal
Un economista y consultor externo, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, compartió que no llamaría “subsidio” a la medida aplicada por el Gobierno a los combustibles, “porque el margen de ganancia que ellos tienen es alto”.
“Además, el haber mantenido los precios de los combustibles más o menos estables no ha influido porque los bienes importados están más elevados, al igual que el impuesto del Gobierno en los productos”, sostuvo.
Compartió que “el domingo fui al súper y me di cuenta que los precios de los productos que consumo se habían elevado casi un 15 por ciento en solo tres días. Luego hice un sondeo en el mercado Israel Lewites y el precio de los mismos productos eran menores, sobre todo los comestibles, eso significa que la influencia de la política fiscal del Gobierno y las alcaldías está influyendo también en los costos operativos de las empresas formales, las que pagan impuestos”.
Los mercados tienen un régimen fiscal más flexible respecto a lo que se vende en las cadenas de supermercado, de ahí lo que plantea el economista en cuanto a la variación de precios y la necesidad de revisar la política fiscal que rige a las empresas formales que producen alimentos.
“Tenemos un problema muy grave en lo que es el aspecto estructural, porque en Nicaragua casi la mayoría de los insumos son importados. Y más si le aplicás impuestos a toda la cadena, sobre todo a la cadena alimenticia, que es la que tiene mayor peso en la canasta básica y en el IPC (Índice de Precios al Consumidor)”, agregó.
Señaló que “estamos en un periodo en donde los costos se han elevado y una medida para contrarrestar esta situación sería revisar y ajustar la política fiscal del Gobierno, y sobre todo eliminar aquellos impuestos que verdaderamente están afectando la canasta básica” y que son producidos por las empresas localmente.
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Por su parte, el economista Peña coincide en que una alternativa podría ser que hubiese una reforma tributaria que desgravara bienes de consumo básico, para aliviar el encarecimiento del costo del nivel de vida vía incremento de la cesta familiar.
2. Eliminar temporalmente los impuestos a importaciones
Para un economista y exfuncionario del Ministerio de Industria, Fomento y Comercio (Mific), quien también declaró bajo anonimato, el congelamiento en el precio de los carburantes es una medida que está ayudando, sin embargo, considera que no es la única fuente de presión sobre los precios.
“¿Qué pudiese hacer el Gobierno para compensar estas alzas? Una opción sería reducir impuestos temporalmente sobre productos importados, particularmente de necesidades básicas. El Gobierno podría hacer lo que El Salvador ha hecho por lo menos por un tiempo temporal”, indicó.
A lo que el especialista hace referencia es que en El Salvador, el gobierno de Nayib Bukele anunció 11 medidas para intentar estabilizar los precios, que incluyó suspender por un año el cobro de impuestos de importación de 20 productos y alimentos que conforman la canasta básica. El gravamen también fue eliminado para herbicidas, fertilizantes y alimentos para animales.
El 13 de marzo, la Asamblea Legislativa de ese país aprobó, con 76 votos, el decreto que forma parte de las medidas anticrisis que impulsa el Ejecutivo para enfrentar los efectos de la crisis económica internacional.
El economista indicó que algunas de las consecuencias de esta medida son: una caída en los recursos del Fisco, y algunas afectaciones en otros programas, “pero es una opción” que puede aliviar la espiral alcista y además sostener el consumo, especialmente para los que no reciben remesas.
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“Aparte de eso, creo que no hay muchas cosas que se puedan hacer lejos de distorsionar el mercado, que no quieren hacerlo porque los buenos precios de los alimentos favorecen también al sector agropecuario y rural en Nicaragua, y es correcto que así sea para que ellos tengan incentivos para producir, y sea vía la producción aumentada, a partir de estos precios, que se resuelva el problema de presión sobre la oferta y la demanda, y los precios eventualmente vayan cediendo”, explicó.
Esto recauda el Gobierno a través de las importaciones
Datos actualizados por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP) revelan que, en el primer trimestre de este año, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) por importaciones alcanzó un total de 6,152.2 millones de córdobas.
En comparación con lo percibido en 2021, este impuesto presentó una variación positiva de 23.5 por ciento, es decir que este año el Gobierno central consiguió 1,173.2 millones adicionales en ingresos, lo que refleja el margen que tiene el Ejecutivo para introducir medidas de alivio.
Cabe destacar que lo obtenido hasta marzo de 2022 es la cifra más alta que registra la entidad en los últimos cinco años. (Vea infografía)
Datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) detallan que en 2021 el IVA por importaciones consiguió 22,760.2 millones de córdobas, un 35.1 por ciento más que en 2020.
“La mayor recaudación de IVA por importaciones obedeció a su vez al comportamiento positivo en las importaciones, principalmente de los bienes de consumo no duradero, materias primas y productos intermedios para la industria, equipos de transporte y materiales de construcción”, explicó el MHCP en su Informe de Liquidación del Presupuesto 2021, publicado en abril de este año.
3. Suspender impuestos a agroquímicos y fertilizantes
Por otra parte, el conflicto europeo está generando una escalada de precios en los insumos agrícolas y, por ende, mayores costos para los agricultores y menores rendimientos de los cultivos, pero en el caso de Nicaragua, otro factor que ha provocado que los precios de los agroquímicos y fertilizantes se incrementen es la reforma a la Ley de Concertación Tributaria (aprobada en 2019) la cual les quitó la exoneración a varios de estos.
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Mario Hanon, presidente de la Asociación Nicaragüense de Formuladores y Distribuidores de Agroquímicos (Anifoda), explicó que la reforma impulsó un aumento de 26.5 por ciento en los agroquímicos y un 15 por ciento a los fertilizantes. Además, agregó que en ningún país los fertilizantes pagan IVA, pero en Nicaragua sí, lo que encarece mucho más el costo total.
“Los combustibles son importantes en el costo de producción de muchos de los productos de la canasta básica, especialmente el arroz, porque es un cultivo mecanizado. El problema es que los congelaron cuando estos se encontraban en un nivel muy alto”, recordó.
Asimismo, indicó que “los fertilizantes están caros y antes de que el barco llegue al puerto hay que pagar el IVA y ese impuesto pesa muchísimo porque los fertilizantes pasaron de costar 200 dólares la tonelada a costar 1,000 dólares. Es decir, el 15 por ciento de IVA sobre 1,000 dólares la tonelada son 150 dólares, y eso se traduce a 7 dólares por quintal de fertilizante, aproximadamente”, compartió.
Por lo tanto, considera que una medida de alivio podría ser quitar ese impuesto a los fertilizantes. “Sin embargo, la mayor parte del fertilizante, por lo menos el 80 por ciento que se va a vender en 2022, ya entró a Nicaragua o está a punto de entrar, entonces nosotros ya estamos cargando con unos inventarios costosísimos, pero eso no implica que no hay que tomar la medida, mientras más pronto se tome, mejor”, aconsejó.
“Los fertilizantes se lo merecen porque son un insumo básico para producir, es asociado a alta tecnología de producción agrícola y aportan muchos beneficios”, señaló. A la vez que agregó que, de enero a la fecha, “hemos vendido 15 por ciento menos de fertilizantes a nivel de las industrias, en comparación con el mismo periodo de 2021, producto de la contracción de la demanda”.
Sobre este punto, el economista Peña coincidió en que se podrían desgravar los impuestos a los insumos del sector agrícola, en los que entran los fertilizantes. “También para otros tipos de productos que se utilicen para el sector agroindustrial, porque incluso eso podría beneficiar al sector productivo”, indicó.
“Si le reducís impuestos al sector productivo, le generás un incentivo. Si quitás los impuestos, estimulás al empresario, es decir al productor, y se pueden generar más empleos o pueden aumentar los salarios de los trabajadores, porque se liberan fondos y hasta las mismas empresas pueden manejar más presupuesto de caja”, ejemplificó.
Esta semana la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) anunció que la pobreza —que hasta el año pasado afectaba al 45.3 por ciento de la población nicaragüense— al finalizar este año podría elevarse a 46.8 por ciento, como resultado de los constantes incrementos de precios.