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El hijo de Daniel Ortega, Laureano Ortega es el encargado de buscar inversión en China tras establecer relaciones diplomáticas con ese país en diciembre del 2021 / TOMADA DE TWITTER

¿Qué le prometió China a Ortega? Estas son algunas de las regalías que Pekín ofrece a aliados a cambio de dar la espalda a Taiwán

En China Popular se encuentran los hijos de Daniel Ortega, Laureano y Rafael Ortega Murillo acompañados por Iván Acosta, titular del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, donde se han reunido con autoridades de instituciones chinas de cooperación e inversiones.

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China le prometió a El Salvador un estadio y una biblioteca; a Costa Rica un estadio y una refinería; y a Panamá un ferrocarril de alta velocidad y el cuarto puente sobre el Canal a cambio de abandonar a Taipéi. De ahí ¿qué le prometió a Daniel Ortega, China, a cambio de darle la estocada a Taiwán? Esta es una de las principales interrogantes que surgen a raíz del sonado quiebre diplomático suscitado el jueves en Managua, en momentos que el gigante asiático avanza en su estrategia geopolítica de incrementar su influencia en América Latina seduciendo con proyectos en infraestructura, transporte, comunicación, entre otros, lo que Washington mira con recelo.

La reciente decisión del régimen de Ortega de romper relaciones diplomáticas entre Nicaragua y Taiwán, su principal donante y “país amigo” en 15 años de mandato, y de reconocer a China como una sola nación, pone en tela de duda, ¿qué tan real es la oportunidad que tiene Nicaragua con el país asiático en materia económica, especialmente de inversión a la luz de las promesas que Pekín ya hizo a las tres naciones centroamericanas que han dado el mismo paso que Nicaragua?

Este jueves, el canciller orteguista Denis Moncada informó que “el gobierno de la República de Nicaragua declara que reconoce que en el mundo existe una sola China. La República Popular China es el único gobierno legítimo que representa a toda China y Taiwán es parte inalienable del territorio chino”.

Trascendió que Moncada sostuvo después del anuncio de ruptura una reunión virtual con su homólogo chino, Wang Yi para esbozar programas de cooperación en áreas como el comercio, la ciencia, la tecnología, la cultura y los medios de comunicación programas de cooperación, según informó ayer Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Ortega, desde Managua.

En China Popular se encuentran los hijos de Daniel Ortega, Laureano y Rafael Ortega Murillo acompañados por Iván Acosta, titular del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, donde se han reunido con autoridades de instituciones chinas de cooperación e inversiones.

Hasta ahora no se conoce nada en concreto y no está claro si la comitiva, que se financia con los impuestos de los nicaragüenses, informará sobre los resultados de su gira, que incluyó una visita a Rusia; o guardará silencio como lo ha hecho en otras ocasiones cuando estos funcionarios han viajado a países del Medio Oriente, con resultados aún desconocidos e intangibles en Managua.

“Nicaragua está dispuesta a tomar parte activa en la construcción de la franja y la ruta. Nicaragua está a la expectativa de realizar operaciones con China en el ámbito político, económico, social y cultural, entre otros, con vista a promover el desarrollo nacional, las relaciones entre China y América Latina y el Caribe, así como la cooperación Sur-Sur”, se limitó a decir Laureano Ortega desde China.

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El Gran Canal, ¿ahora sí?

En ese contexto, ¿qué oportunidades reales tiene Nicaragua de conseguir inversión con China? ¿cuáles son las áreas en las que invierte el gigante asiático, de rápido crecimiento? ¿cuál ha sido la experiencia con los aliados en América Latina? ¿China o Taiwán?

Actualmente China posee una presencia en Centroamérica que no existía hace unos años, cuando el principal vínculo de la región con Asia era Taiwán. Esta situación cambió cuando Costa Rica, El Salvador y Panamá rompieron relaciones con la isla y apostaron por establecer lazos diplomáticos con el gigante asiático.

Diversos especialistas han comentado que China está interesado en la geografía centroamericana por su fácil acceso a los océanos Pacífico y Atlántico, lo que aumenta las posibilidades de colocar sus mercancías en la Costa Este de Estados Unidos, además de enlazarlo con el mercado africano y europeo. Esto mejoraría su posición en cuanto a su disputa comercial con el país norteamericano.

Para el economista Marco Aurelio Peña, tras la decisión de romper lazos comerciales, Nicaragua perdió uno de los más leales y mejores cooperantes tradicionales que había tenido por mucho tiempo.

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“China Taiwán es un país pequeño, pero es un país desarrollado. Es un país que ha apostado por la innovación tecnológica y por la capacitación de su fuerza de trabajo para incorporarse a la industria de alta tecnología a nivel mundial”, manifestó.

Asimismo, compartió que esta decisión diplomática representa para China continental una “cuestión geopolítica” porque al iniciar y avanzar en relaciones diplomáticas de cooperación e intercambio con Nicaragua está aumentando su esfera de influencia en el continente americano.

Eso sí, China es un importante socio comercial. “Ojo, que China continental ya es uno de los principales socios comerciales de Suramérica, y tiene presencia también en materia de inversión en Panamá y está fuertemente metida en Costa Rica”, admitió.

A criterio de Peña, uno de los puntos sobre los cuales podría haber cooperación e intercambio es la construcción del Canal Interoceánico. Cabe mencionar, no obstante, que habría que ver si Pekín está dispuesto a entrar en conflicto con Panamá, que también tiene su propia ruta marítima, con tal de complacer la aspiración fallida de Ortega.

Daniel Ortega y el embajador de Taiwán en Nicaragua, Jaime Chin-Mu Wu. Foto tomada de El 19 Digital. Cortesía/LA PRENSA

La construcción de la megaobra costaría unos 50 mil millones de dólares y daría empleo a más o menos 400 mil nicaragüenses, se supone que estaría terminada en 5 años.

Recientemente, se dio a conocer que el empresario chino y principal impulsor de la obra, Wang Jing, fue echado de la Bolsa de Valores de Shanghai debido a movimientos financieros irregulares, en los que estaría de por medio una estafa de 31 mil millones de dólares y el ocultamiento de enormes deudas de su empresa Xinwei Group.

“Quizás el Gobierno de Nicaragua esté pensando en retomar el proyecto del gran canal interoceánico, con la enorme diferencia de que en lugar de hacerlo con Wang Jing, que era la cara del grupo HKND, en este caso podría estar apostando al gobierno de China”, indicó.

Es por esta razón, según Peña, que el interés de Nicaragua es geoeconómico y el de China, geopolítico, “porque Nicaragua en sí no representaría un gran socio comercial para China, pero sí le puede interesar como región, es decir, como Centroamérica”.

Rosario Murillo, Daniel Ortega y el empresario chino Wang Jing. LA PRENSA/ARCHIVO

Sí hay oportunidades de inversión

El economista considera que para atraer más capital chino al país es necesario mejorar los incentivos fiscales. “Creo que podría ser viable para ellos lo que está pasando en Costa Rica, el crear un conjunto de incentivos y beneficios fiscales para la inversión de China. Si eso pasara el mercado nicaragüense vería el ingreso de volúmenes de inversión chino y pueden abrir establecimientos comerciales, más restaurantes, empresas de servicios, comerciales, industriales, etcétera, esa sería una posibilidad”, ejemplificó.

“El megaproyecto del gran canal es una posibilidad porque en el caso de Costa Rica está el antecedente de la financiación del Estadio Nacional de Futbol, entonces a lo mejor por ahí están apostando. Además, actualmente hay tensiones bien conocidas con Norteamérica, específicamente Estados Unidos y Canadá, con Reino Unido y con la Unión Europea, entonces quedan como socios políticos y posibles socios comerciales, Rusia y China Continental”, precisó.

Por su parte, el economista y sociólogo, Óscar René Vargas explicó que, aunque no se conocen las condiciones que se establecieron para evaluar las posibilidades de inversiones chinas en Nicaragua, hay una serie de proyectos pequeños que el gigante asiático puede aceptar financiar, que se pueden ejecutar de manera rápida y con resultados positivos a corto y mediano plazo.

“Por ejemplo, un puerto en El Bluff, energía solar, energía eólica y algunas hidroeléctricas”, mencionó al respecto.

La huella de China en América Latina

Pekín busca incrementar y reforzar su posición comercial en el mundo y entre sus principales objetivos de inversión para los próximos años se encuentra América Latina y especialmente, Centroamérica. De hecho, el país se perfila para ser el principal socio comercial de la región por encima de Estados Unidos.

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Desde el 2000, la potencia asiática incursionó en el hemisferio, trayendo consigo una amplia variedad de proyectos que iban desde minas de metales preciosos, líneas ferroviarias, hasta centrales hidroeléctricas.

Según el monitor de flujos de salida de la Inversión Extranjera Directa de China (OFDI, por sus siglas en inglés), realizada por la Red ALC-China durante la pandemia, el país asiático aceleró sus inversiones en América Latina y el Caribe, convirtiéndose en la tercera fuente de inversión en las economías de la región. 

En particular, China se enfocó en tres economías durante la pandemia: Chile, Colombia y México, pero, además, entre 2015 y 2020 otros países como Argentina, Perú, Bolivia, Brasil, Colombia, Bolivia, Jamaica y Ecuador han incrementado la realización de proyectos de infraestructura chinos.

Por ejemplo, durante ese periodo Argentina y Brasil concentraron 23 y 11 de los 92 proyectos en el hemisferio. En el caso de Argentina, en promedio cada proyecto generó 3,017 empleos, mientras que en Brasil cada proyecto creó aproximadamente 8,367 empleos, según el reporte.

En el periodo de referencia, para los 92 proyectos de infraestructura chinos se destinaron 62,257 millones de dólares y generaron 415,121 empleos. Por otro lado, solo en 2020 China realizó 24 proyectos y el monto generado fue de 17,846 millones de dólares, con 210,180 empleos.

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Venezuela casi de rodilla pide inversión a China

De hecho Venezuela se ha acercado a China, precisamente para tratar de suplir el vacío que esta sufre por la falta de inversión extranjera, debido al aislamiento diplomático internacional de Nicolás Maduro y la destrucción de su propia economía, el mismo camino por el que transita Nicaragua.

Y aunque Maduro ha ofrecido a China convertirse en líder de las nuevas inversiones en Venezuela, para lo cual le aprobó una ley antibloqueo, que le permite al Gobierno hacer acuerdos en secreto, lo cierto es que esto por ahora no le ha dado gran fruto, al menos no en materia de inversión.

“Considerando las controversias entre Estados Unidos y China, a diferencia de las tendencias regionales de los proyectos de infraestructura chinos, para el caso de Venezuela los proyectos de China caen significativamente de 5 proyectos (2010-2014) a 3 en 2015-2020. Los valores del monto de los proyectos y el empleo generado también se desploman en el último período”, se lee en el análisis de la Red ALC-China.

“Pido la ayuda de China, pido la ayuda de (su presidente) Xi Jinping (…) con su experiencia científica, tecnológica, económica, para que la Ley Antibloqueo sea la expresión de nuevas asociaciones en el crecimiento de la economía real”, dijo Maduro durante una reunión en Caracas con empresarios de ese país asiático el 7 de noviembre del 2020.

China invierte una fortuna en préstamos

Aún así Rusia y China han invertido una fortuna en préstamos al régimen que sufre de graves problemas financieros, por la destrucción de su propia matriz productiva de petróleo.

En 2015 China acordó prestar 5,000 millones de dólares a Venezuela para financiar las operaciones de la petrolera estatal venezolana PDVSA, monto que año tras año fue aumentando, hipotecando de esa manera, el futuro de todos los venezolanos. China desembolsó ese dinero a cambio de un petróleo que ya no se estaba produciendo.

Según la Base de Datos de Financiación China-América Latina, del Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston, la mitad del dinero que China prestó a la región entre 2005 y 2019 se destinó a Venezuela, para ampliar la producción de petróleo con el fin de que pudiera pagar sus deudas. Hasta ahora Venezuela aún no levanta cabeza.

Específicamente, a lo largo de la última década China le ha prestado a Venezuela unos 62,200 millones de dólares, monto que representa cerca del 40 por ciento de la financiación que Pekín ha concedido a toda América Latina. La mayor parte está formada por créditos pagaderos en petróleo y aproximadamente una tercera parte está pendiente de devolución.

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Archivo/LA PRENSA

En 2020 los dos principales bancos de desarrollo, el Banco de Desarrollo de China (CDB en sus siglas inglesas) y el Banco de Exportación e Importación de China (Chexim), no proporcionaron ninguna financiación a los gobiernos de la región. Las empresas chinas apostaron en reforzar sus inversiones en infraestructuras.

“China utiliza los préstamos y las inversiones para asegurarse votos en los organismos de la ONU y el apoyo a su política de ‘una sola China’, pero esto funciona sobre todo con los países pequeños y sobreendeudados” dijo un investigador de Stanford a Deutsche Welle el 3 de febrero del 2021.

Las promesas, algunas rotas, de China en Centroamérica

Ahora viendo hacia adentro de la región centroamericana, muchas de las promesas que China hizo a los países siguen en veremos.

Costa Rica

Fue el primer país centroamericano en establecer relaciones diplomáticas con China en 2007, en una época en la que todo el istmo reconocía unánimemente a Taiwán.  Además, en 2011 el Tratado de Libre Comercio entre ambos países entró en vigor, siendo el primero en Centroamérica y el tercero en América Latina, después de Chile y Perú. 

¿Qué ha conseguido Costa Rica de su relación con China? En octubre de 2007, el entonces presidente costarricense, Óscar Arias, visitó Pekín y fue recibido por su homólogo chino, Hu Jintao. De esa visita salió la promesa china de construir un nuevo Estadio Nacional de Fútbol, una refinería petrolera y una carretera hacia Puerto Limón. Además de promesas de inversiones en hidroeléctricas y turismo.

Hasta la fecha, solo se materializó la construcción del estadio, el resto de promesas están pendientes. El estadio, bautizado como “La Joya de La Sabana”, cuenta con 34,122 metros cuadrados de área total de construcción, 34,762 asientos, y tuvo un costo de 111 millones de dólares. La obra generó polémica, porque China trajo a su propia mano de obra para levantaron, quitando oportunidad de trabajo en ese país.

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Además en 2010, Chinafecc Central America, subsidiaria de la compañía estatal china que construyó el Estadio Nacional de Costa Rica fue denunciada por la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC) de desviar recursos de la obra para un proyecto privado.

Por otro lado, es probable que la ampliación de la carretera hacia Limón, conocida como Ruta 32, esté lista a inicios de 2022, más de año y medio después de la fecha prevista. Los trabajos se iniciaron el 20 de noviembre del 2017, a manos de la Constructora China Harbour Engineering Company (CHEC) y no se ha logrado ni un 40 por ciento de avance. La ampliación es de 107 kilómetros y costará 450 millones de dólares, de los cuales 395 millones son aportados por parte del gobierno asiático.

Asimismo, en noviembre de 2008 se estableció el acuerdo entre la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) y la empresa China National Petroleum Corporation Internacional (CNPCI). Un año después se concretó la creación de la Sociedad Reconstructora Chino Costarricense (Soresco).

El proyecto consistía en una refinería en Limón, que sería propiedad de Costa Rica y China, con un fondo inicial de 100 millones de dólares aportados por ambos países, en partes iguales, pero el sueño terminó en diciembre de 2020 después de disputas legales y señalamientos de corrupción. La fallida refinería provocó que Costa Rica perdiera un total de 35.8 millones de dólares.

En 2017 China ayudó con un fondo no reembolsable a la construcción del sistema de suministro de agua para la región Cañas-Bebedero. Las obras comenzaron el 10 de abril del 2019 y se espera que, al finalizar el proyecto, la capacidad de suministro de agua alcance alrededor de 10,000 toneladas al día en el corto plazo y alrededor de 14,000 toneladas al día en el largo plazo.

Panamá

El país canalero posee relaciones diplomáticas con China desde 2017. La inversión de empresas chinas en al menos tres proyectos de infraestructura en el ámbito marítimo y de transporte superan los 2,585 millones de dólares. Panamá ofrece a Pekín un atractivo clave: su ruta marítima canalera y su centro financiero de la región.

El 29 de junio de 2018 el consorcio chino (Panamá Cuarto Puente) presentó la oferta de 1,420 millones de dólares para el diseño y construcción del cuarto puente sobre el Canal interoceánico, y el 9 de noviembre del mismo año el Gobierno panameño firmó el contrato para realizar la obra.

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El puente será edificado por las empresas China Harbour Engineering Company Ltd. y China Communications Construction Company Ltd. Sin embargo, no se ha precisado la fecha concreta en que empezaría la construcción.

Otro de los proyectos que fue adjudicado a una empresa china es el nuevo puerto de cruceros que será construido en Amador, en la isla Perico. El costo estimado de la obra es de 165,708 millones de dólares.

El Puerto de Cruceros se entregará de manera formal en abril del próximo año. Sin embargo, en noviembre del corriente se esperaba la llegada de los primeros cruceros a esta terminal.

Por otro lado, la empresa China Landbridge Group se adjudicó la obra del nuevo puerto de contenedores, el Panamá-Colon Container Port, en la provincia de Colón, con una inversión de 1,000 millones de dólares.

Se esperaba que la nueva terminal portuaria, ubicada en Isla Margarita, estaría lista a finales de 2019. Sin embargo, en junio del corriente la Autoridad Marítima de Panamá inició proceso de cancelación de concesión a Panamá Colon Container Ports por incumplimiento de contrato.

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También estaba la intención de construir una línea de ferrocarril de alta velocidad, que costaría 4.1 billones de dólares y sería terminado en seis años. El expresidente Juan Carlos Varela sugirió a China la construcción del ferrocarril de 395 kilómetros que uniría a Panamá con Chiriquí en la frontera con Costa Rica. 

El proyecto le tomó 18 meses de estudio a la empresa China Railways, sin embargo, entre el gobierno saliente del presidente Varela y el entrante de Laurentino Cortizo, en julio de 2019, el proyecto del ferrocarril se fue a pique.

El Salvador

Esta nación centroamericana estableció lazos diplomáticos con China en 2018. En mayo del corriente, la Embajada de China en El Salvador compartió a través de su cuenta de Twitter que todos los proyectos de asistencia no reembolsable del país asiático a El Salvador fueron propuestos por este último Gobierno, según las necesidades de su pueblo.

Asimismo, aseguraron que, en la actualidad, los proyectos de la Biblioteca Nacional, el Estado Nacional, la planta potabilizadora en el lado de Ilopango y el Muelle de La Libertad están implementándose de manera constante.

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“Los proyectos de asistencia no reembolsable de China a El Salvador no tienen ninguna consideración geopolítica. China también ha brindado a otros países en desarrollo similares proyectos y nunca los ha utilizado para buscar supuestos intereses geopolíticos”, se lee en el comunicado.

Según detalló el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, a través de su cuenta de Twitter, la nueva Binaes (Biblioteca Nacional de El Salvador) es una donación de China y tendrá un costo de 54 millones de dólares. Esta obra incluye equipamiento y libros.

Por su parte, el presupuesto inicial de construcción del estadio es de unos 100 millones de dólares, casi el mismo costo que tuvo el Estadio Nacional de Costa Rica. 

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