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La justicia no les ha llegado a todas las víctimas, en más del 70% impera la impunidad. LA PRENSA / R. FONSECA

La justicia no les ha llegado a todas las víctimas, en más del 70% impera la impunidad. LA PRENSA / R. FONSECA

Las 201 víctimas de femicidio que no tuvieron justicia en Nicaragua en los últimos cinco años

De 2016 a lo que va de este año, solo 92 femicidios han tenido justicia, de los 293 registrados en el país, según los datos de Católicas por el Derecho a Decidir

Todos los años en Nicaragua decenas de víctimas de femicidio quedan sin obtener justicia, el tiempo va pasando y la impunidad se va acumulando. De 2016 a los que va de 2020 se han registrado en el país un total de 293 femicidios y solo 92 han accedido al sistema de justicia, de acuerdo con lo que ha documentado el Observatorio Voces de Católicas por el Derecho a Decidir. 201 casos han quedado en la impunidad o sin registro.

Martha Flores, representante de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), señala que cada año la mayoría de los crímenes quedan en impunidad en medio de un sistema de justicia ineficiente. Asegura que aproximadamente al año el 70 por ciento de femicidios quedan en la impunidad, lo que “nos dice que tenemos un Gobierno que no vela por los derechos humanos y que para las mujeres la justicia es inalcanzable”, dice la defensora.

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Justicia, la deuda con las mujeres

Buscar datos oficiales y actualizados sobre la situación de las mujeres en el sistema de justicia nicaragüense resulta una travesía. Incluso, las mismas cifras oficiales son menores comparadas con las de los movimientos feministas y con las mismas denuncias de las familias de las víctimas.

Incluso si la justicia se aplicara en los casos de violencia machista podría prevenir decenas de femicidios. La socióloga Merycé Mejía, enlace nacional de la Red de Mujeres Contra la Violencia (RMCV), cuestiona “¿cuántas mujeres fueron antes de ser asesinadas a denunciar?, ¿a cuántas les brindaron la atención adecuada y protección?, ¿cuántos agresores están en las cárceles? Son las preguntas que nunca responden las autoridades, pero las familias son los principales testigos que dejan en evidencia la inoperancia de las autoridades ante la problemática. Esas mujeres en su momento denunciaron y fueron asesinadas esperando una respuesta por parte del Estado”.

Esto, para algunos familiares, mata dos veces a las mujeres: primero a manos del femicida y luego por el olvido o la inoperancia del sistema.

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La abogada feminista de CDD, Edith González quien acompaña legalmente a las víctimas y familiares, afirma que el principal problema de los femicidios en impunidad se debe a la falta de voluntad política de las autoridades para hacer valer su compromiso, ya sea para la prevención y sanción de la violencia de género basado en el marco jurídico nacional e internacional.

“En los últimos cinco años se dieron cambios radicales. Los espacios de Comisarías de la Mujer fueron cerrados completamente, como abogada he visto que en la práctica los que atienden los casos son los de Auxilio Judicial, que no están capacitados para atender a las mujeres violentadas, es uno de los errores por lo que las mujeres prefieren no denunciar. Es notorio que muchas de las víctimas de femicidio habían denunciado antes a sus agresores, pero ¿qué pasó? los mandaban a arreglar con mediación y a los meses el hombre la estaba matando. No se pueden mediar las vidas de las mujeres”, denuncia González.

En la Ley 779, Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, específicamente en el artículo 46 se establece que la mediación es permitida en los “delitos menos graves” como: violencia física, psicológica, patrimonial, intimidación o amenazas contra la mujer, sustracción de hijos.

Para las organizaciones feministas, los datos estadísticos son indispensables para determinar las causas y observar las tendencias de la violencia. Sin cifras, las políticas públicas no logran responder a la realidad que enfrentan las mujeres cada día.

Recrudecimiento de la violencia

El Observatorio Voces de CDD ha observado que este 2020 la violencia de hijos machista se ha recrudecido, en comparación con años pasados.

En 2016, 49 mujeres fallecieron a manos de sus agresores; en 2017 ocurrieron 51 femicidios, en 2018 fueron 61, en 2019 un total de 63 y en lo que va del 2020 la cifra ha ascendido a 69 crímenes. Dichas cifras distan de las reportadas por las autoridades correspondientes. A lectura de Flores, lo que realmente evidencia las cifras es que “los femicidios en los últimos cinco años han incrementado en un 20 por ciento y asimismo se eleva la impunidad, porque los agresores se fugan y los que logran enfrentar la poca justicia son liberados sin cumplir con la pena”.

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En esa línea, la socióloga Mejía hace énfasis en que el incremento de la violencia contra las mujeres en el país se da en el contexto de la represión y asedio que se vive a nivel general. “La cifra de la violencia feminicida —incluye asesinatos de mujeres o intentos de hacerlo— en los últimos cinco años reflejan la barbarie de 293 femicidios, y en este año que estamos por finalizar la violencia misógina ha aumentado toda la saña y crueldad contra los cuerpos de niñas y mujeres, porque vivimos en un estado de represión”, menciona Mejía.

Los 201 crímenes impunes

De acuerdo con lo documentado por el Observatorio Voces de CDD, las principales causas por la que los femicidios han quedado en impunidad responden a la situación de los agresores. En los cinco años, 120 hombres presuntos actores de los crímenes se convirtieron en prófugos; 31 fueron liberados por tipificar el femicidio como homicidio o muerte natural; 11 se suicidaron y hay 39 de los que no se tiene registro.

“Cuando no hay registro es porque no podemos acceder al sistema, a los juzgados, o con la familia de la víctima para obtener información, por lo general esos casos han quedado en impunidad. Puedo decir que la mayoría son de la Costa Caribe porque ni siquiera los anuarios de la Policía dan información de qué sucedió, e incluso ahí se incluyen los femicidios en exterior —fuera del país— que evidentemente quedan en la impunidad, porque no hay compromiso del Estado con las familias de las víctimas para que ellas puedan acceder a la justicia en otros países, si no lo hacen dentro mucho menos afuera”, apunta la abogada González.

Mejía, enlace nacional de la RMCV, manifiesta que el hecho de que los agresores decidan quitarse la vida después de matar a las mujeres es símbolo de “evadir la justicia y no pagar una condena por el femicidio, lo vemos también como un comportamiento machista porque se creen los dueños de las vidas de las mujeres”.

Mujeres más expuestas y vulnerables con la pandemia

La violencia machista contra las mujeres ha aumentado considerablemente, en lo que va del año, 69 mujeres y niñas han sido asesinadas y 100 han logrado sobrevivir a dichos crímenes desde el maltrato físico, violencia psicológica y sexual. Defensoras ha alertado que las mujeres sobrevivientes quedan con discapacidad, secuelas físicas y psicológicas y detallan que la mayoría de los crímenes han ocurrido en las zonas rurales, debido a la desprotección institucional que existe de manera generalizada.

“La violencia machista afecta a las mujeres, niñas, niños y adolescentes, trabajar la violencia es una línea prioritaria porque es una violación de derechos humanos, que además limita el desarrollo de las mujeres y que reduce la posibilidad de tener sociedades igualitarias. La violencia existía antes de la pandemia, pero en ese contexto se viene a intensificar porque la carga de cuidado hacia la mujer ha aumentado, afectaciones en la salud física, mental (…) el confinamiento dejó en aislamiento, desprotección e indefensión a todas las mujeres que viven violencia”, dice Martha Rosales, de Ayuda en Acción Nicaragua.

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Janeth Castillo, del Movimiento Comunal Nicaragüense, agrega que la autocuarentena no solo vino a limitar el trabajo que por años han realizado en el campo con las víctimas, sino que vino a dejar más vulnerables a las mujeres. “Vino a hacer notar que las mujeres se quedaban en sus casas conviviendo muchas veces con sus agresores, lo que ha provocado el aumento de caso de violencia, donde las mujeres se sienten atrapadas, su dinámica no ha cambiado, se agudiza”, detalla.

Castillo explica que durante las atenciones psicológicas las mujeres manifiestan que “han sentido disminución de su autoestima, problemas de salud, malestares físicos. La pandemia ha traído estrés, el confinamiento crea incertidumbre, la pérdida de empleo de las mujeres que agudiza la crisis económica, las mujeres han sentido confusión, tristeza, dolor, ansiedad, la pandemia ha venido a recrudecer la situación que viven, se sienten en total indefensión”.

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