Acosar, intimidar y amenazar buscan los simpatizantes de Daniel Ortega con las pintas que hacen en las propiedades de quienes consideran adversarios al régimen. La Iglesia católica, periodistas independientes y ciudadanos comunes han sido las víctimas. Esta práctica no es nueva. En los años 80 también lo hicieron.
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Desde que inició la crisis sociopolítica que atraviesa el país, en abril pasado, el pueblo nicaragüense se ha dividido entre quienes apoyan al régimen de Daniel Ortega y quienes luchan para que el dictador deje el poder. Pronunciarse públicamente en contra se ha convertido en delito y quienes lo hacen son llamados golpistas, terroristas hasta asesinos; la receta para ellos es “plomo”, término represivo que han manifestado a través de pintas.
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El expresidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Mario Arana, fue señalado. “Asesino, golpista”, escribieron en su vehículo y “golpista, asesino” en la pared de su vivienda en San Juan del Sur. Las pintas aparecieron el 3 de enero. Arana dijo a LA PRENSA que cree que la acción fue en represalia por su posición activa de llamar públicamente al diálogo para encontrar una salida política a la crisis del país que implique retornar a la democracia y restaurar la institucionalidad.
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Esta fotografía recuerda las pintas que turbas sandinistas hicieron en la pared de la casa y vehículo de Alfonso Robelo, un empresario nicaragüense que fue parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional en los años 1979 -1980 y que poco tiempo después renunció. “Fuera Robelo”. “Robelo vende patria”, se lee en una imagen del archivo fotográfico de LA PRENSA de noviembre de 1980.
La Iglesia católica ha sido otro blanco de ataques por haber mostrado su apoyo a los manifestantes autoconvocados que salieron a las calles en abril pasado. En septiembre del 2018 empezaron a aparecer las pintas. En los muros de la Catedral Metropolitana de Managua se podía leer: “Curas golpistas”, “curas asesinos”. “En otros países violadores y aquí golpistas”. “Ni la ONU les cree”. “No a la impunidad de terroristas y golpistas”. Las pintas no han sido anónimas, los autores estamparon su firma en colores rojo y negro “JS19” y “FSLN”. Y cada vez que se intentaban borrar aparecían nuevos mensajes de ataque. Otras iglesias de los departamentos del país también han sido rayadas. En la foto arriba, pintas en la Catedral San Pedro de Matagalpa .
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En enero de 1981, LA PRENSA publicó una fotonota en la que denunciaba pintas en las paredes de la iglesia El Carmen, en Managua. La publicación cita: “Las paredes del templo católico El Carmen recientemente pintadas fueron manchadas por manos profanas con leyendas insultativas. Tal hecho ha causado indignación en la comunidad religiosa que habita en el sector. Por lo que expresan los rótulos, el público creyente se dará cuenta de donde provienen”. En la imagen de archivo de LA PRENSA se lee: “Fuera los falsos profetas”. “Cristo no quiere ladrones y asesinos en su casa”, entre otras expresiones.
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Los periodistas también han sido víctimas del gobierno sandinista, históricamente. Las paredes de la casa del actual director del Diario LA PRENSA fueron pintadas por turbas sandinistas en enero de 1982. Fotografía del archivo del Diario.
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La casa de doña Violeta Barrios de Chamorro fue pintada en enero de 1982. “Pedrín traidor de la 0memoria de tu padre”. “Muerte a LA PRENSA”. Sobre ese hecho la expresidenta de Nicaragua declaró en el mismo diario: “Yo culpo a las autoridades sandinistas que han alentado y aprobado este estado caótico en que tristemente ha caído el país; ellos son los únicos y verdaderos responsables”. Barrios de Chamorro, en ese momento, también tildó el acto como un irrespeto a la memoria de su esposo, Pedro Joaquín, asesinado el 10 de enero de 1978.
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En la actualidad los periodistas y medios de comunicación independientes también han sido perseguidos y amenazados de distintas forma, hasta el punto que una gran cantidad de comunicadores se han tenido que exiliar. Los orteguistas plasmaron pintas en las viviendas de la familia del periodista Gerald Chávez, en El Rosario, Carazo. Se lee: “Plomo, FSLN, No olvidamos”. Chávez finalmente salió del país para resguardar su integridad física y la de su familia.
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