La Iglesia católica ha estado de frente a la crisis que vive Nicaragua, como una especie de “escudo” protector de las balas que atentan contra la vida de los ciudadanos. Este papel de la institución religiosa la ha convertido en blanco de ataques por parte del régimen Ortega Murillo.
El tercer día de brutal represión, los estudiantes que habían salido a las calles para protestar contra las reformas a la Ley de Seguridad Social, en ese momento, se refugiaron en la Catedral de Managua. En la tarde del 21 de abril, la Policía llegó con un grupo de la Juventud Sandinista, rompieron los candados de los portones que dan acceso a los predios de la Catedral y mantuvieron bajo asedio a los estudiantes por varias horas.
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Fue por gestión de las autoridades religiosas que en horas de la noche lograron liberar poco a poco a los estudiantes que se encontraban en el interior del templo.
Abelardo Mata, otro de los obispos que fuertemente le ha plantado cara a Daniel Ortega, fue víctima de agresión. El domingo 15 de julio, monseñor viajaba en su camioneta, cerca de Nindirí, cuando lo interceptaron turbas orteguistas en un retén. Lo insultaron: “Golpista”, “asesino”, “criminal”. Quebraron los vidrios de las ventanas del vehículo en el que viajaba y tiraron “miguelitos” o púas para poncharle las llantas. También lanzaron morteros.
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Todo pasó en presencia de policías encapuchados, según videos compartidos en redes sociales. El obispo logró resguardarse en una casa en Nindirí, aunque ahí fue asediado por más de una hora y media. Logró salir ileso. Este día, la Iglesia católica también denunció que la Policía y paramilitares ingresaron a la Casa Cural de Catarina y se llevaron algunas pertenencias de la parroquia y del sacerdote Jairo Velásquez.
Después de un fin de semana sangriento en Carazo, que dejó unos nueve asesinatos, el lunes 9 de julio 12 personas permanecían refugiadas en la Basílica San Sebastián, hostigados por los paramilitares que asediaban la ciudad. Ante la tensa situación, la Arquidiócesis de Managua, incluido el Nuncio Apostólico, salieron en auxilio en caravana hacia Jinotepe. A su llegada los líderes de la Iglesia recibieron de insultos de parte de los simpatizantes del Gobierno, quienes además los rodearon e impedían que los religiosos avanzaran hacia la basílica.
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Una vez dentro del templo, los paramilitares golpearon al obispo auxiliar de Managua —Silvio Báez—, al cardenal Leopoldo Brenes, el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, los sacerdotes Miguel Mántica y Edwin Román. Los equipos de prensa que daban cobertura no se libraron de los ataques. Horas después el templo fue saqueado y sufrió destrucciones en el interior.
Las oficinas de Cáritas en el municipio de Sébaco, Matagalpa, fueron saqueadas y posteriormente incendiadas por sujetos encapuchados, a bordo de motocicletas. Vecinos relataron que escucharon ráfagas de disparos y luego inició el incendio registrado a altas horas de la noche del 16 de julio. Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, confirmó la mala noticia a través de su cuenta en Twitter. FOTO: Tomada de internet
Estudiantes de la UNAN Managua que se refugiaron en la iglesia de la Divina Misericordia, Villa Fontana, a pocos metros de uno de los portones principales del recinto universitario, fueron asediados y atacados por varias horas durante la noche del viernes y la madrugada del sábado.
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Grandes orificios en las paredes de la casa cural, disparos en la imagen de Jesús de la Divina Misericordia y el sagrario de la capilla evidencian las horas de terror que vivieron estudiantes, periodistas y sacerdotes que permanecían dentro de la iglesia. El saldo sangriento fue de dos jóvenes muertos y más de diez heridos.
El acecho a la Iglesia no se ha limitado a la capital. El 26 de junio, se calcula que unos 22 encapuchados y armados con machetes entraron por la fuerza al Centro Diocesano Pastoral La Cartuja, de la Diócesis de Matagalpa, dirigido por el obispo Rolando José Álvarez Lagos, mediador del Diálogo Nacional.
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Los delincuentes intimidaron y despojaron de su escopeta al vigilante, provocaron daños a la infraestructura y robaron diversos objetos, profanando así dicho templo de referencia internacional para retiros espirituales. Los hechos ocurrieron cuando Álvarez viajaba hacia el Vaticano a una cita con el papa para ponerlo al tanto de la situación que vive el país. FOTO: Tomada de Internet
Otras de las iglesias que han sufrido el asedio de “fuerzas combinadas”, como le llaman, han sido parroquia Jesús Nazareno en el barrio El Calvarito, en León. Según el padre César Ramírez, quien tiene 17 años de presidir esa parroquia, un grupo de personas tuvo la intenciones de quemar la iglesia mientras estudiantes de Medicina atendían a heridos, el pasado 25 de mayo. También en León, el 9 de junio la parroquia San Miguel Arcángel fue profanada por delincuentes encapuchados. Robaron pertenencias de la Iglesia, tiraron al Santísimo al suelo y ensuciaron con excremento el interior del inmueble.
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En Ciudad Darío, Matagalpa, el padre Vicente Martínez, párroco de la iglesia Santa Lucía, fue amenazado. “Te vamos a matar porque tus homilías son un veneno”, le dijeron varios encapuchados al sacerdote, apuntándole con AK-47 directamente a la cabeza, en los primeros días de junio. Las iglesias de Masaya, San Juan Bautista y María Magdalena, especialmente han sido atacadas, producto de la represión desmedida de fuerzas armadas que han sitiado la ciudad en los últimos días. Padre Vicente Martínez.
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