Anat instruía a los reyes y los guerreros en el manejo de las armas y las tácticas militares, infundiéndoles ferocidad. De manera que es probable que Anat estuviera al frente de los milicianos de Hamás durante su mortífera incursión terrorista contra la gente de Israel, el recién pasado 7 de octubre.
Luis Sánchez Sancho
Zeus Xenios y Las Suplicantes; los migrantes y los exiliados
Es más poderoso el deber moral y religioso que el temor a la guerra, y Pelasgo concede el asilo a las Danaides. Ante tal decisión, Dánao, el padre de las Danaides, pronuncia unas palabras memorables que son como la fundamentación ética original del derecho universal de asilo.
El santuario de Afrodita en Pafos
Cabe mencionar que en los Hechos de los Apóstoles del Nuevo Testamento se dice que el apóstol San Pablo estuvo en Pafos durante su peregrinar predicando la nueva fe cristiana.
Ríos divinos
Pérez-Rioja explica que el río “es, en general, un símbolo mixto de la fuerza creadora de la naturaleza y del transcurso irreversible del tiempo”.
Zetes y Calais, los hijos gemelos del viento boreal
Los gemelos heredaron de su madre una gran hermosura y de su padre una furia incontenible, y un par de alas cada uno, que les nacieron cuando llegaron a la pubertad.
La locura de Ayax Telamónida
Si la fuerza te llena de vigor, si la riqueza se te acumula, no te enaltezcas engreído de ti mismo. Un día basta para abatir la humana grandeza y un día basta para elevarla.
El búho de Minerva
El mochuelo (búho y lechuza) con sus grandes ojos abiertos en la oscuridad, era el símbolo de la sabiduría porque los las revelaciones solo se presentan en la noche y se muestran a las personas en los sueños que les revelan las verdades ocultas.
La muerte de Abdero devorado por las yeguas antropófagas de Diomedes
Herakles lloró desconsoladamente junto a los restos de Abdero. Después los sepultó y sobre su tumba erigió un altar, donde después, para perpetuar la memoria de su amigo, construyó la ciudad a la que llamó Abdera…
La flor de loto
Los lotófagos, unas extrañas personas de apariencia tranquila que se alimentan de una extraña flor que borra de la memoria todos los recuerdos y produce una exquisita sensación de felicidad plena.
Eurídice y el fin de Orfeo
Los dioses castigaron a las asesinas convirtiéndolas en árboles y la sombra o alma de Orfeo se juntó con la de su amada esposa en la vida del más allá, donde felices se encuentran hasta ahora.