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Mafia, cartel o mara… pero no gobierno

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Mafia

Imagine que cae en sus manos uno de esos test que llegan a alguna conclusión según el puntaje que acumulen sus respuestas. Qué tipo de gobierno tiene. ¿Extorsiona? ¿Mata o secuestra a los opositores? ¿Roba propiedades? ¿Inventa leyes que solo cumple a su conveniencia? ¿Hace chantajes? ¿Cobra peaje para pasar por su territorio? ¿Gana elecciones por las malas? ¿Le incomodan los periodistas y por ello los elimina o los persigue? Si todas sus respuestas fueron positivas, posiblemente la conclusión sea: “Lo sentimos, lo suyo no es gobierno, ni siquiera una dictadura: usted está en manos de una mafia. Póngase a salvo”.

Elecciones

La mafia tienen una sola forma de ganar las elecciones: a la fuerza. Ya sea asesinando o secuestrando a los candidatos rivales para dejarle libre el camino a su candidato, que, en solitario, y a pesar del temor o repulsa que inspira, “ganará”, porque también el tribunal electoral estará comprado o intimidado. La mafia necesita tener el control del poder para que progresen sus negocios criminales. Así que ese proceso de eliminación de contrarios para ganar elecciones es propio de las mafias, no de los gobiernos.

Familiares

Una mara, pandilla o clica, cuando no encuentra en su casa a un “traido” que anda buscando para castigar, o un personaje para secuestrar y pedir rescate, no la piensa mucho y secuestra a los familiares para obligar a su enemigo a que se entregue. Eso, por supuesto, no lo hace un gobierno.

Lavandería

Las mafias tienen muchos ingresos de sus actividades criminales. Generalmente es dinero en efectivo que se apila en enormes paquetes. Para usarlo en grandes cantidades deben lavarlo, blanquearlo. Eso significa hacerlo aparecer en una actividad reconocida como legal, para establecerle un origen “lícito” y así depositarlo en el banco. Eso lo hace una mafia, no un gobierno.

Periodismo

La mafia es alérgica a la prensa crítica. No es que se moleste porque se diga algo falso de ella, es que simplemente no quiere que se diga lo que no le gusta, aunque sea verdad. Le dice “falso” o “mentira” a todo lo que le incomoda y siente que desde ahí tiene derecho a reprimir a los mensajeros. Quiere solo el discurso que controla. Y para eso se compra un ejército de propagandistas. En esa búsqueda de imponer la versión que ella quiere que se oiga, la mafia persigue, asesina, secuestra, destruye edificios de los medios de comunicación e intimida a los periodistas. Eso lo hace una mafia, no un gobierno.

Extorsiones

Los carteles extorsionan a los que pasan por su territorio. Sobre todo a los migrantes. Les cobran un peaje que funcionan como salvoconducto, para que la red delincuencial deje pasar al que pagó, o detenga y castigue al que se resista. Eso lo hacen los carteles, no los gobiernos.

Funerales

Se conocen muchos casos donde las pandillas atacan los funerales de los miembros de las familias enemigas. Es una forma de hacer escarnio más allá de la muerte. Impiden las velas, apedrean o tirotean los entierros y profanan las tumbas. Se trata de llevar gratuitamente el dolor del contrario a la máxima expresión. Si eso resulta grotesco en una pandilla, imagínese nomás si lo hiciera un gobierno.

Pato

Todo esto parece obvio, pero es necesario recordarlo porque hay tantas mafias que se dicen gobierno. Podría mencionar muchas más características que diferencian a una mafia, pandilla o mara de un gobierno, pero con estas basta. Porque para decir que un pato es pato no es necesario un análisis morfológico extenso. Si camina como pato, se oye como pato y se ve como pato… ¿qué más puede ser? ¡Es un pato! Vale para las mafias, vale para los gobiernos.

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