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Un grupo de migrantes cubanos cruzan por la frontera de Honduras para llegar hasta México y cruzar a Estados Unidos. LA PRENSA

¿Está presionando Ortega a Estados Unidos con la escalada migratoria de cubanos y nicaragüenses?

En el primer trimestre de 2022, un total de 41,074 nicaragüenses fueron reportados por las patrullas fronterizas en el sur de EE.UU., además de 58,417 cubanos, la mayoría de ellos trasladado desde Managua. Este flujo migratorio afecta de varias formas a EE.UU., dicen expertos

Desde finales de 2021, el flujo migratorio procedente de Nicaragua intentando cruzar la frontera de México hacia Estados Unidos ha crecido rápidamente. Ya no solo los nicaragüenses huyen del país por la crisis sociopolítica, económica y la represión estatal, sino que los cubanos han encontrado una alternativa en Nicaragua para buscar cómo ingresar de forma irregular al país norteamericano.

El 22 de noviembre pasado, el régimen de Daniel Ortega eliminó los requerimientos de visa para los cubanos, lo que ha generado desde entonces una salida multitudinaria de la isla. En el primer trimestre de 2022, un total de 41,074 nicaragüenses fueron reportados por las patrullas fronterizas en el sur de EE. UU., y además 58,417 cubanos fueron registrados, la mayoría de ellos trasladados desde Managua, según informaron varios medios digitales.

Expertos ven en el libre visado de cubanos un “apoyo” al régimen de Miguel Díaz-Canel, una estrategia “oportunista” y la intención de “presionar” al gobierno de Joe Biden ante la posibilidad de que se genere una crisis migratoria en la frontera sur con EE. UU., no solo por el éxodo de migrantes nicaragüenses y cubanos, y demás países centroamericanos, sino también de otras nacionalidades como Haití, Venezuela, Colombia, entre otras.

¿Qué busca Ortega con su política de libre visado para Cuba?

La decisión del régimen orteguista sobre el libre visado de cubanos a Nicaragua tiene dos propósitos: ayudar a su homólogo, Miguel Díaz-Canel, a aliviar la presión de los cubanos que vienen manifestando su “hartazgo” de la dictadura y la grave crisis económica que enfrenta la isla, y aumentar la presión política en EE. UU., explica Tiziano Breda, analista para Centroamérica del International Crisis Group.

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“No cabe duda, ofrecerle al gobierno de Cuba —aliado clave de Ortega— una manera de abrir esta especie de válvula de compresión que es la migración, en un momento en que, entre la revivida represión que siguió las protestas del año pasado y la situación económica muy precaria está creciendo en el país, y por lo tanto pueda afectar la estabilidad”, opina Breda.

Cubanos usan como trampolín Nicaragua para llegar a Estados Unidos. LA PRENSA/Archivo.

A la vez considera que la política del régimen “seguramente es a sabiendas de que muchos cubanos buscarían Estados Unidos como destino por una serie de razones, incluso por vínculos familiares históricos de mucha gente que ya tiene familiares en ese país. Eso coincide con un aumento desproporcionado de llegadas de cubanos a la frontera sur de EE. UU.”.

Según medios internacionales, la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), desde octubre de 2021 hasta abril de este año, cerca de 115 mil cubanos entraron a territorio estadounidense de forma irregular por la frontera mexicana, tres veces más que los 39,303 registrados durante el año fiscal 2021, y los 14,015 del 2020. El dato fue confirmado por Breda.

Presión política

Este flujo migratorio “claramente aumenta la presión en la frontera sur de EE. UU., en un tema que es muy sensible a nivel político en EE.UU. y que siento yo que ha tenido algún rol en la decisión de la Administración Biden de reanudar algún tipo de conversaciones de alto nivel con las autoridades cubanas, que han tocado también el tema migratorio”, añade el analista.

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Un experto en derecho internacional, que prefiere mantenerse en el anonimato, coincide en que el flujo migratorio aumenta la presión política sobre el actual gobierno estadounidense “al ser un tema que los del partido contrario suelen incluir en los debates electorales, como en los previstos de cara a las elecciones legislativas de noviembre”.

Migración como medida represiva

El jurista y exasesor del Congreso norteamericano, Jason Poblete, señala que Ortega utiliza la migración como una herramienta política en violación de la Ley internacional y de muchos acuerdos internacionales de derechos humanos. “Estos crímenes deben ser juzgados en un tribunal internacional”, afirma.

En cuanto al impacto político, “sin duda ellos (el régimen) están usando la migración para expulsar del país opositores disidentes y personas que no estén de acuerdo con el sistema, eso es parte del ADN político de estos sistemas totalitarios”, agrega.

trata de personas
Imagen referencial de la migración de nicaragüenses. LA PRENSA/Archivo

Desde 2020 hasta marzo de 2022, al menos 250 mil nicaragüenses han emigrado, de acuerdo con la organización Diálogo Interamericano.

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En consecuencia, de acuerdo con la organización Nicaragüenses en México y Texas Nicaraguan Community, en lo que va del 2022 al menos 25 compatriotas han fallecido en suelo mexicano por diferentes circunstancias, la mayoría de ellos ahogados en el río Bravo, frontera entre México y Estados Unidos.

Del total de víctimas, las últimas cinco fueron reportadas en la última semana por la organización Texas Nicaraguan Community, cuatro de ellas ahogadas en el río Bravo y una en una accidente de tránsito.

Estrategia económica

Desde otro ángulo, el régimen está aplicando políticas con propósito “oportunista” que de paso es “provocador”, explica Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano.

Apunta a que una de esas actividades oportunistas es el enriquecimiento a través de facilitar el paso de cubanos por Nicaragua y beneficiarse económicamente.

 Presencia de cubanos ha ganado notoriedad en el mercado Oriental.

¿Cómo funciona esta estrategia?

El libre visado de cubanos a Nicaragua es “una forma de hacerle ‘guerra’ a Estados Unidos, pero también, es un gran ingreso de divisas: la renta que le llega al país es grande. Puede estar dejando al menos 10 millones de dólares desde febrero”, señala Orozco.

La alta demanda en los trayectos entre La Habana y Managua ha conllevado a que los precios de los vuelos se disparen.

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“Las aerolíneas han restringido la venta de pasajes. Copa Airlines cobra 1,200 dólares para dos vuelos a la semana, y para venir a EE. UU. podés buscar visa de tránsito vía Colombia o Panamá, pero es caro y hay más restricciones. El costo está creciendo a más de 4,000 dólares por viaje”, señala Orozco.

“La renta que le deja a Nicaragua la entrada de un turista, entre la vacuna covid de salida (150 dólares), el impuesto de entrada por aire, más otros impuestos, puede dejarle 500 dólares por pasajero en tránsito. Si 50 por ciento de los que entraron por tierra a EE. UU. vinieron por Managua durante 2022, son 30,000 personas, dejando 15 millones de dólares de renta. En un momento que el turismo a Nicaragua cayó 7 % en 2021 en relación con 2020 que había caído 63 %”, sostuvo el director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano.

¿Cómo impacta esta medida a EE. UU.?

El jurista Jason Poblete por otro lado señala que la ola migratoria está creando un desequilibrio al triángulo norte y está impactando a otros países y “eso siempre impacta negativamente los intereses de Estados Unidos, que incluyen en sus programas a una región estable sin problemas como estos que eventualmente (traen) a la seguridad nacional (el incremento del flujo migratorio proveniente de otros países de la región)”.

Por su parte, Orozco agrega que este flujo migratorio afecta a Estados Unidos de diferentes formas. Primero, satura la administración burocrática de tramitar lo que se estiman puede ser más de dos millones de personas en el 2022. “Esa saturación tiene costos humanos y económicos toda vez que cada caso se trata de manera a como llega, si hay solicitud de asilo o no”, explica.

En segundo lugar, “aumenta la tensión política entre los dos partidos políticos del país debido a la crítica de los republicanos que Biden no está haciendo suficiente para contener la ola migratoria que llega del sur”, añade.

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No obstante, la semana pasada un juez federal del estado de Luisiana ordenó al Gobierno de Estados Unidos continuar implementando el conocido como Título 42, una norma aplicada por el anterior gobierno del presidente Donald Trump y que cerró de facto la frontera para solicitantes de asilo y migrantes.

La fecha para que esto ocurriera era este lunes 23 de mayo, a petición del presidente Joe Biden, sin embargo, el juez federal de Louisiana, Robert Summerhays, a petición de 24 Estados, emitió una orden judicial temporal para bloquear esta acción, dejando la medida en el limbo.

Para la Casa Blanca que espera revertir el Título 42, es un asunto crucial y espera conseguir en la Cumbre de las Américas de junio un acuerdo migratorio a nivel continental, asegura el experto en derecho internacional.

¿A qué acuerdos puede llegar el continente en la Cumbre?

La IX Cumbre de las Américas ofrece una oportunidad para tratar los flujos migratorios en el hemisferio, que no se limitan del sur hacia el norte. “El éxodo de venezolanos hacia Sudamérica y el mundo; el de los nicaragüenses a Costa Rica y otros países; el de los haitianos que laboraron temporalmente en Chile y Brasil y ahora buscan nuevos destinos son, entre otros, temas sobre los cuales los jefes de Estado y de Gobierno reunidos pueden proponer y consensuar soluciones”, explica el experto en derecho internacional.

Por lo tanto, considera necesario “actualizar las garantías hacia extranjeros que transitan por territorios y a los que llegan con la intención de quedarse. También se podría valorar la armonización de los principios y procedimientos de asilo, y del movimiento de trabajadores temporales”.

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Orozco coincide en que el tema migratorio es prioritario en la Cumbre y asegura que está supeditado como un problema de gobernabilidad democrática. “Este se abordará desde la perspectiva de mitigar la migración apostando a resolver las causas, y consensuar estrategias de integración de los más de 12 millones de Latinoamericanos que han salido en los últimos 10 años, de esos ya son más de 250,000 nicaragüenses en ese grupo”, indica.

El experto añade que también están las causas de esos flujos migratorios, más allá de la pobreza y el subdesarrollo, como son “los desastres naturales, la inestabilidad y violencia sociopolítica, la violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades y el cambio climático”.

“La decisión desde la Cumbre consistirá en asumir un plan preliminar de mitigación de migración y de integración. La Cumbre fija metas que se esperan cumplir a cuatro años”, asevera el director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano.

¿Qué medidas puede tomar EE. UU.?

Para llegar a acuerdos concretos en la Cumbre, Breda precisa que “mucho dependerá de cuánto el Gobierno de Estados Unidos esté dispuesto a escuchar y tomar en cuenta las necesidades, las visiones y los problemas migratorios que tienen varios países en la región. Costa Rica, los nicaragüenses en particular, pero también Panamá por lo que concierne el tránsito de migrantes de Suramérica, Asia, África, Colombia y muchos países suramericanos por lo que concierne la llegada de venezolanos”.

El analista señala que hay múltiples crisis migratorias que requieren un marco, una respuesta y un esfuerzo regional. “Entonces, si el Gobierno de EE. UU. está dispuesto a poner todo esto en la mesa, y escuchar y apoyar a los demás países, eso podría llegar a tener un impacto en buscar un acuerdo regional, si en cambio prioriza su visión, sus necesidades esto creo que puede afectar en la manera que se concrete y se implemente algún acuerdo que pueda alcanzarse en esa Cumbre”.

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Poblete apunta a que EE. UU. debe poner el tema migratorio al frente de la lista de prioridades y buscar vías de avances en los intereses comerciales de ese país.

Sobre el tema de la seguridad nacional “sin duda urge sacar de Centroamérica a intereses nefastos como la China comunista, Rusia e inclusive algunos poderes europeos que no están cooperando con nosotros en nuestras metas para la región”, agrega.

También urge a que EE. UU. tiene que enfocarse “con aliados en la región vecinos de Nicaragua y más allá, que tengan intereses económicos conjuntos”.

“Francamente este nivel de colaboración y enfoque no se ha dado en mi país ni con los republicanos o los demócratas. Si nos enfocaríamos en nuestros intereses conjuntos primero, estoy seguro que ayudará no solamente Nicaragua sino la región”, dijo el exasesor del Congreso de EE. UU.

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