El sociólogo y analista político, Oscar René Vargas, valoró que los repetidos cambios de embajadores nicaragüenses en Cuba se deben a las exigencias diplomáticas del servicio exterior cubano, que con seguridad los enviados de Nicaragua no cumplen.
El sociólogo explicó que aunque Cuba es uno de los principales aliados políticos de Nicaragua y ambos regímenes actúan muy similar en sus acciones autoritarias y represivas, los gobiernos de Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel son muy diferentes en la profesionalización de su cuerpo diplomático.
“Cuba tiene un cuerpo diplomático de primera y Nicaragua su cuerpo diplomático es de quinta categoría”, aseveró Vargas, quien en 2007, tras el regreso al poder de Daniel Ortega, tuvo una cortísima carrera en el servicio exterior de Nicaragua como embajador en Francia. Vargas fue destituido ese mismo año por dar una entrevista a LA PRENSA.
En cambio, el anterior embajador de Nicaragua en Cuba, Luis Cabrera González, tuvo una función muy estable desde su nombramiento en 2007, manteniéndose 14 años en ese puesto, hasta finales de noviembre de 2021, cuando se oficializó el retiro del cargo y en su lugar fue nombrado Sidhartha Francisco Marín Arauz.
Pero Marín solo estuvo dos semanas: fue nombrado el 24 de noviembre y cancelado el 6 de diciembre del año pasado.
Luego fue nombrado el embajador Reynaldo del Carmen Lacayo Centeno, quien también estuvo un mes: del 7 de diciembre 2021 al 5 de enero pasado.
El último fue el embajador Wilfredo Jerónimo Jarquín Lang, quien fue nombrado oficialmente el 6 de enero y este 12 de mayo fue dejado sin efecto su nombramiento de embajador de Nicaragua en Cuba. Aún no se oficializa quién asumirá el cargo.
Lea además: Ortega cambia embajador en Cuba por cuarta ocasión en seis meses
Aunque son habituales los cambios y nombramientos efímeros de embajadores en el régimen orteguista, algunos críticos ven “raro” que estos cambios también ocurran con Cuba, tratándose de un país aliado.
Los contantes cambios y efímeros nombramientos de embajadores en diferentes países es algo habitual del régimen de Ortega y su esposa, Rosario Murillo, pero en el caso de Cuba algunos críticos no dejan de ver “raro” que no se pueda mantener estable a un nuevo embajador nicaragüense en ese país, sabiendo que los gobiernos de Cuba y Nicaragua son grandes aliados políticos e ideológicos.
El Vaticano es otro Estado donde el régimen ha hecho cambios de embajador en corto tiempo, pero esto es visto como resultado de las tensiones entre el gobierno de Ortega y la Iglesia católica en Nicaragua. Otro es Venezuela, que también es un país bajo un régimen autoritario aliado político de Ortega, pero igualmente han sido removidos embajadores nicaragüense en corto tiempo. Este jueves se oficializó en La Gaceta el nombramiento de una nueva embajadora en Caracas, mes y medio después de haber sido nombrado su antecesor.
El año pasado, Ortega hizo 102 movimientos en el servicio exterior, según conteo de LA PRENSA.
Según Vargas, “los nombramientos del cuerpo diplomático nicaragüense recaen en personas que no tienen ninguna formación en las relaciones internacionales, desconocen cómo actuar y, por lo tanto, cometen muchos errores que perjudican las relaciones entre los países o son muy deficientes”.
Mientras que “el cuerpo diplomático de Cuba no es improvisado, son de carrera, estudian y tienen una formación en el tema de las relaciones internacionales”, aseguró Vargas.
Lea además: Cuatro ejemplos de la “diplomacia” al estilo Ortega Murillo
Aún así, el sociólogo Vargas insistió en que “una cosa es tener mucho en común y otra cosa es resolver los problemas cotidianos de las relaciones entre ambos países”.
Otro exdiplomático nicaragüense que habló con LA PRENSA bajo condición de anonimato, coincidió con Vargas en que Cuba es exigente con su política diplomática.
“Nunca la diplomacia nicaragüense alcanzó niveles tan bajos y vergonzosos como en esta dictadura y seguramente la cancillería cubana, altamente profesional, estará sorprendida por tanto cambio y tanto ridículo al que seguramente han sido sometidos estos altos y efímeros representantes diplomáticos”, manifestó la fuente.
Por otra parte, el exdiplomático recordó que en los años ochenta el embajador de Nicaragua en Cuba era un personaje meramente protocolario, porque las relaciones se manejaban a través de la embajada cubana en Managua, “que coordinaba toda la asistencia militar y de inteligencia sobre el terreno, o bien directamente entre los comandantes en Managua y La Habana”.
Lea además: Ortega hizo 102 movimientos en el servicio exterior durante 2021. Estos fueron los más relevantes
Pero ahora, el exdiplomático consideró que la política exterior de Nicaragua está en manos de la primera dama y vicepresidenta, Rosario Murillo, a quien atribuye la falta de profesionalismo del servicio exterior.
“Hemos sido testigos del desquiciamiento de la política exterior de Nicaragua, en manos de la vicepresidenta Murillo, quien redacta personalmente las notas diplomáticas en un lenguaje lleno de adjetivos degradantes e insultantes, muy alejado de las costumbres diplomáticas. Seguramente estos cambios altisonantes en el servicio exterior de la dictadura podrían responder a contradicciones con el estilo caprichoso y falto de toda lógica que predomina en la política exterior de la dictadura”, valoró la fuente.
Durante 15 años en el poder, Ortega y Murillo no han escatimado en insultos contra embajadores, ministros y otros diplomáticos extranjeros que han pedido al Gobierno de Nicaragua detener la represión, liberar a los presos políticos y regresar a la senda de la democracia.