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Cuatro señales que están alertando que la estanflación acecha a Nicaragua en el 2022

Primero fue la recesión, luego la recuperación y ¿ahora Nicaragua va rumbo a la estanflación? ¿cómo afecta esto a los trabajadores, hogares y mercado' Esto explican economistas

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Después de tres años de recesión y un año de recuperación, cada vez crecen los riesgos de que la economía de Nicaragua, al igual que el resto del mundo, vaya rumbo a la estanflación, que es una mezcla de alta inflación, desempleo y estancamiento económico.

Si bien la economía está creciendo, la tasa de generación de empleos sigue siendo insuficiente para recuperar la totalidad de las plazas destruidas después de abril del 2018, cuando estalló la crisis sociopolítica en el país. Aún faltan 120,000 empleos formales, en un mercado laboral que cada año debe absorber a nuevas personas que alcanzan la edad de trabajar y buscan una vacante.

El economista Néstor Avendaño explica en su blog que el término estanflación se refiere a una alta inflación que deteriora el poder adquisitivo de los ingresos y una desaceleración de la tasa de crecimiento económico que estanca el nivel de la producción y aumenta el desempleo.

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En estos momentos, la inflación está provocando estragos a nivel mundial, y su aceleración se debe, principalmente, a las interrupciones en las cadenas de suministros y al alza de los precios de los alimentos y combustibles, como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que ambos países son grandes exportadores de muchos productos básicos, como el gas, el petróleo, el carbón, los fertilizantes, el trigo, el maíz y el aceite de semillas. 

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Las señales y riesgos

1. Inflación galopantes y poder de compra deteriorado

Pero ¿qué señales en Nicaragua indican que la economía va rumbo a la estanflación? La primera señala es la galopante inflación, que algunos economistas como Avendaño creen que ya es un problema, que difícilmente el Banco Central podrá incidir con su política monetaria para poder frenarla sin hacer aún mayor daño al mercado del trabajo, la demanda y la producción.

Hasta marzo de este año, la inflación de los últimos 12 meses se situó en 8.74 por ciento, una de las más altas de los últimos años. Eso se ve reflejado en el aumento de precio generalizado que tiene un efecto negativo en poder adquisitivo al erosionar los salarios que en los últimos cuatro años han sido ya azotados por tres años de recesión y uno pandémico, que aumentó el desempleo.

De hecho, los números del Banco Central de Nicaragua indican que el salario del empleo formal este año estaba cayendo respecto a lo observado en el 2021. Hasta febrero el poder adquisitivo del empleo formal ascendía a 4,041.7 córdobas, por debajo de los 4,340.5 córdobas en igual mes del año pasado.

Si se compara con el promedio de 2017, antes de que el país fuera azotado por la recesión, se observa que hay un descenso más significativo, porque en ese año este salario ascendió a 4,777.8 córdobas. Igual caída se observa en el salario real de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social y del Gobierno.

Es decir que la inflación, que refleja la evolución de los precios en el mercado local, está aumentando mientras el poder adquisitivo de los trabajadores no logra hacer frente al fenómeno, una primera señal que acerca a Nicaragua a la estanflación.

A criterio del economista Maykell Marenco, y basándose en los números oficiales que muestra el Gobierno, por el momento Nicaragua no se encuentra en estanflación, pero podría ir en esa dirección.

“Si se observasen altas tasas de desempleo, con una inflación difícil de controlar estaríamos frente a este fenómeno, pero todavía no lo estamos”, sostuvo.

Y explicó que “Nicaragua ha venido experimentando presiones inflacionarias en los últimos periodos, ocasionadas principalmente por el impacto en los precios internacionales del crudo que han empujado los precios del combustible. Estas presiones han tenido un efecto de encadenamiento en toda la actividad económica nacional, a tal punto que nosotros andamos en una inflación acumulada de alrededor del 7 por ciento, superior al 5 por ciento”.

El Banco Central de Nicaragua en la primera semana de abril decidió aumentar por primera vez en el último trienio la tasa de interés de sus operaciones en córdoba con el sistema financiero nacional y agentes económicos, en un intento por mitigar la inflación tal como lo están haciendo las autoridades monetarias en el mundo que también están luchando con la espiral alcista.

2.Riesgo sobre la demanda interna

Sin embargo, el economista Avendaño en sus análisis semanales dijo encarecer el acceso al córdoba al sistema financiero va a tener un impacto en la desaceleración de la economía y aumento del desempleo, porque recordó que esta medida se está adoptando en un contexto donde el origen de la inflación no es porque haya un aumento excesivo de la demanda en el mercado local, sino que es externo, por el alza de los combustibles y los problemas de logísticas que comenzó el año pasado.

“La gente está comprando menos, porque no hay demasiado dinero”, recuerda. “Por consiguiente, en Nicaragua no existe una expansión excesiva de demanda interna y la inflación subyacente está acelerándose. La política monetaria, que está diseñada para desacelerar la inflación por el lado de la demanda, no puede hacer nada contra la inflación por el lado de la oferta”, consideró.

En esta situación, “el dilema macroeconómico es aceptar la desaceleración del crecimiento económico y el aumento del desempleo o convivir con una tasa de inflación alta. Creo que los servidores públicos al mando de la economía del país mantendrán la estrategia de reducir la inflación a costa de la inactividad laboral, contendrán la inflación con el costo de aumentar el desempleo y el subempleo, y tratarán de evitar que se arraiguen las expectativas inflacionarias de largo plazo entre los agentes económicos”, sostuvo.

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“Si el BCN actuara o no actuara frente a una inflación alta siempre estaría en un problema serio y sería fuertemente criticado. ¿Se podrá reducir la presión inflacionaria en Nicaragua? No estoy seguro, porque existe mucha incertidumbre en la perspectiva de la inflación. El riesgo de la lucha antinflacionaria es que surja otra recesión económica”, advirtió.

De materializarse lo planteado por Avendaño en cuanto al impacto de la medida del emisor bancario en el mercado del trabajo, esta sería otra señal de que la estanflación acecha a Nicaragua.

3.Dificultades en el mercado del trabajo

De hecho, los números muestran que Nicaragua sigue con problemas para generar empleos. La tasa está lejos de parecerse a los niveles de expansión económica observada el año pasado y las proyecciones del PIB para este año.

El año pasado, el PIB se expandió 10.3 por ciento mientras que el mercado del trabajo formal creció 6.46 por ciento y los niveles de empleos observados a través del aumento de la base de afiliación al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social siguen lejos de lo visto en el 2017.

En lo que va del año, a febrero, por ejemplo la actividad económica ha crecido 6.1 por ciento, pero la generación de empleo formal 3.10 por ciento a marzo.

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El frágil crecimiento en el mercado del trabajo formal ocurre en un contexto de deterioro acumulado. Los números oficiales indican que durante 2021 se registraron avances en la reducción del desempleo y subempleo a nivel nacional, pero, la participación laboral aún no logra superar los niveles pre-pandémicos. Además, estos tres indicadores siguen sin alcanzar las tasas observadas en 2017, previo al estallido de la crisis sociopolítica y la pandemia de la covid-19.

Marenco mencionó que en Nicaragua es el mercado laboral informal el que está creciendo. Es decir que, al no encontrar un empleo de calidad, los nicaragüenses están optando por el subempleo, lo que hace crecer rápidamente la tasa de informalidad laboral del país.

Pero las estadísticas del Inide, recién publicadas en el Informe Anual del BCN, muestran que en el cuarto trimestre de 2021 la tasa de desempleo se ubicó en 3.7 por ciento, lo que es inferior a lo reflejado en el mismo periodo de 2020 (4.8 por ciento).

Los números oficiales indican que en 13 años no ha habido grandes avances en la reducción del subempleo nacional. Archivo/LA PRENS

“Estas estadísticas generan bastante suspicacia porque lejos de generarse incentivos para que las personas permanezcan en el país, lo que estamos observando son incentivos para la fuga de talento humano, de mano de obra productiva. Hay personas migrando debido a que no hay empleo de calidad y los empleos que hay están en el mercado informal, no generan un salario tan competitivo como para que las personas puedan tener una calidad de vida adecuada”, observa Marenco.

BM: “La estanflación es la realidad de muchos países”

A inicios de abril, la vicepresidenta y economista jefe del BM, Carmen Reinhart, reveló en una conferencia realizada por el Banco Central de Reserva (BCR) de Perú, el grupo de países con riesgo de estanflación, y Nicaragua forma parte de ellos.

Y aunque aclaró que este no es un fenómeno que se esté produciendo, ya que hasta el momento solo están aumentando los precios y por lo tanto únicamente hay inflación, aseguró que “sin ser melodramáticos, creo que la estanflación es la realidad de muchos países. Los territorios en riesgo de estanflación son los de mayor inflación y menores ingresos de los que había antes de la ­ pandemia. Tenemos entonces una situación de alta inflación y recuperación baja”.

En la conferencia, Reinhart expuso cuatro cuadrantes diferentes. El primero es dónde se presenta una inflación más alta, ingresos más bajos que el pico anterior y, por lo tanto, riesgo de estanflación. Nicaragua, al igual que la mayoría de los países del mundo se encuentran en esta categoría. (ver gráfico)

“La inflación es regresiva para mercados emergentes aún más si está acompañada de aumentos en los precios de alimentos y energías, pues representan un porcentaje relevante en el gasto de los hogares de estos países”, enfatizó Reinhart.

4. Desaceleración económica

Y si bien las proyecciones económicas actuales de Nicaragua no apuntan a un retorno de la recesión, todos los pronósticos dibujan que el PIB nicaragüense está transitando o transitará por un proceso de desaceleración luego de un 2021 que se vio influenciado por un efecto rebote, el cual estaría llegando a su fin.

El año pasado el Gobierno dijo que el PIB creció 10.3 por ciento, pero para este año ya está previendo que este se moverá en una tasa de entre 4 y 5 por ciento, mientras que el Fondo Monetario lo estima en 3.8 por ciento, algo en lo que coincide la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Menos optimista es el Banco Mundial, que en su reciente actualización proyectó una tasa de 2.9 por ciento para este año y más desaceleración en el 2023 con una tasa de 2.3 por ciento.

Eso sí todos apuntan a tasas inflacionarias altas para Nicaragua. El BM dice que será de 5.9 por ciento, mientras que el FMI prevé 8.7 por ciento, una de las más altas de Centroamérica.

El economista Avendaño en su artículo titulado Impacto del conflicto militar entre Rusia y Ucrania en la economía de Nicaragua en 2022 señala que los principales factores que están limitando el crecimiento de Nicaragua a nivel externo son: el impacto de la crisis bélica en Europa en el mercado de logística, los “draconianos” confinamientos en China que provocarán “más interrupciones en las cadenas de suministro de bienes intermedios y finales” y ahora se suman los aumentos de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.

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Economista: las remesas y exportaciones están ayudando

Otro economista, que prefiere no ser citado por temor a represalias, considera que el riesgo de que Nicaragua se encuentre en estanflación todavía es bajo, pero no descarta que se registre en el siguiente año. Además indica que los ingresos de remesas y exportaciones se están convirtiendo en un muro de contención frente al riesgo estanflacionario.

“No creo que ahorita haya condiciones para que exista la estanflación, pero la potencialidad de que ocurra está latente dentro del contexto global en que el país está sumergido”.

Además indica que mientras Nicaragua continúe recibiendo recursos financieros, las reservas se mantengan y haya un cierto crecimiento de la economía durante el año, “el BCN tiene el mecanismo de reducir la inflación”.

“Y definitivamente que al reducir la inflación a través del control del medio circulante, las expectativas de crecimiento tienen que bajar. Cuando se elevan las tasas de interés el costo del dinero es mayor y cuando pasa la inflación baja pero también afecta al crecimiento, este se contrae”, aclaró.

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Siguiendo esta línea, explicó que si se percibe una inflación mayor a la que el país ha experimentado, “el BCN va a tener que hacer ajustes en la parte monetaria para controlar la inflación y esto va a provocar un problema de contracción de la economía, porque sencillamente el consumo no va a crecer”.

“La guerra entre Rusia y Ucrania está provocando que los costos del combustible y los alimentos se eleven, pero la ventaja que está teniendo Nicaragua es que le está viniendo ingresos por las remesas, inversiones y está exportando bastante hacia Estados Unidos, entonces Nicaragua tiene un desahogo, un apoyo externo que le está dando réditos al proceso de crecimiento que tiene proyectado”, indicó.

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De hecho, los datos del BCN indican que en febrero Nicaragua registró el segundo saldo de remesas más alto de su historia económica. En detalle, en el segundo mes del año los envíos totalizaron 202.2 millones de dólares, 31.6 por ciento más comparado con igual mes de 2021.

“Sin embargo, sigue la presión en los costos de los alimentos y de otros productos e insumos, los precios suben, pero los salarios no suben igual, y ahí es donde viene el problema de la presión inflacionaria y la contracción de la economía”, recordó.

Por lo tanto, “definitivamente hay riesgos de estanflación, pero no están presentes a corto plazo, si la situación se complica durante el curso de este 2022 podría ser que tengamos estanflación y podría ser para el próximo año”.

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