El régimen de Daniel Ortega asegura que durante 2021 se registraron avances en la reducción del desempleo y subempleo a nivel nacional, pero, reconoce que la participación laboral aún no logra superar los niveles pre-pandémicos. Además, estos tres indicadores siguen sin alcanzar las tasas observadas en 2017, previo al estallido de la crisis sociopolítica y la pandemia de la covid-19.
El Banco Central de Nicaragua (BCN) reveló, a través de su Informe Anual, que el desempeño registrado en cuanto al desempleo fue consistente con la dinámica laboral observada en otras economías.
En detalle, en el cuarto trimestre de 2021 la tasa de desempleo se ubicó en 3.7 por ciento, lo que supone una reducción si se compara con lo reflejado en el mismo periodo de 2020 (4.8 por ciento), según la Encuesta Continua de Hogares (ECH) que publica el Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (Inide).
Y aunque lo observado en 2021 también es menor a lo reportado en 2019 y 2018, lo cierto es que aún sigue siendo superior a la tasa registrada en 2017 (3.3 por ciento). (Vea infografía)
Incluso, en el promedio de las tasas trimestrales, el desempleo en 2021 se ubicó en 4.5 por ciento, cuando en 2017 era de 3.7 por ciento, según los datos del máximo emisor bancario.
Por otro lado, la entidad detalló que en el último trimestre del año pasado la tasa de desempleo de los hombres se situó en 3.8 por ciento y la de las mujeres en 3.5 por ciento. De hecho, el BCN señaló que las tasas registradas en Nicaragua son menores a las reportadas en Costa Rica, a diferencia que en ese país la tasa de desempleo de los hombres (11.3 por ciento) era inferior a la de las mujeres (17.4 ciento)
“Es importante resaltar que el desempleo en Nicaragua se redujo a niveles cercanos a los observados en 2017, los cuales eran mínimos históricos; y que la creación de empleo formal en 2021 tuvo una contribución significativa en este proceso de reducción del desempleo”, se lee en el documento.
¿Cómo se comportó la participación laboral de los nicaragüenses?
En su informe, el BCN recalcó en reiteradas ocasiones que en 2021 la actividad económica y el empleo crecieron, sin embargo, este último indicador todavía no alcanza los niveles contemplados en 2017 o antes de la pandemia.
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“El comportamiento del mercado laboral refleja rezagos del empleo con relación a la actividad económica, producto de una recomposición entre la oferta y la demanda de trabajo”, compartió la entidad.
Al respecto, explicaron que esta recomposición generalizada a nivel global ha sido un efecto de la pandemia, causada en parte por los riesgos al contagio de la covid-19, lo que ha dado lugar a una reducción de la tasa de participación laboral. “Así, hacia finales de 2021, la tasa global de participación laboral continuó por debajo de su nivel pre-pandémico, lo que indica que el mercado laboral aún no ha finalizado su ajuste”, agregaron.
En detalle, en el cuarto trimestre de 2021 la tasa global de participación laboral se ubicó en 67.1 por ciento, cuando en el primer trimestre de 2020, es decir previo a la pandemia, este indicador se situó en 70.9 por ciento. En 2017 esta tasa se mantuvo en 74 por ciento.
“Estos resultados indican que el mercado laboral aún continua en proceso de ajuste por los persistentes efectos de la pandemia. En este sentido, se han generado nuevas alternativas de empleo y nuevas formas de trabajo, las que han influenciado la oferta y la demanda laboral”, señalaron.
Tasa de participación femenina en Nicaragua sigue siendo baja
La entidad también precisa que, al cuarto trimestre del año pasado, la tasa de participación laboral de los hombres se ubicó en 79.7 por ciento y la de las mujeres en 55.8 por ciento. En tanto, en el área rural, la tasa de participación laboral de los hombres (88 por ciento) también superó a la de las mujeres (53.6 ciento).
“A pesar de que la participación femenina presentó una tendencia de recuperación en 2021, aún sigue estando por debajo de la observada previo a la pandemia. Es importante subrayar que, aunque la tasa de participación femenina en Nicaragua es baja (respecto a la masculina), es superior a la registrada en otros países como México o Costa Rica”, se lee en el informe.
Por otro lado, el empleo formal, medido por la afiliación a la Seguridad Social, reportó un crecimiento interanual de 6.5 por ciento. En concreto, en el periodo de referencia, la afiliación al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) aumentó en 46,748 nuevos empleos. El 57.1 por ciento de afiliados fueron hombres y el 42.9 por ciento, mujeres.
“Consistente con el desempeño de las actividades económicas, se destacó el crecimiento en el número de asegurados en las actividades de industria manufacturera y comercio”, revelan las estadísticas.
El BCN también resaltó que, aunque el desempleo en Nicaragua se redujo, en el país todavía persisten altos niveles de subempleo, junto con una baja participación laboral femenina, “siendo estas características estructurales del mercado laboral pendientes de superar”.
Evolución del subempleo
La economía nicaragüense sigue sin generar suficientes empleos, por lo que en los últimos años se ha vuelto muy común ver a personas limpiando vidrios de autos cuando el semáforo está en rojo, vendiendo comida bajo toldos o inclusive, comercializando ropa usada en paradas de buses.
Las personas al no encontrar un empleo de calidad, están optando por el subempleo, lo que hace crecer rápidamente la tasa de informalidad laboral de Nicaragua, aunque, cabe destacar que el Gobierno asegura que a finales de 2021 se registró una ligera reducción del subempleo a nivel nacional.
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Las estadísticas del Inide revelan que durante ese periodo el 43.7 por ciento de la población ocupada se encontraba en el subempleo, lo que significa una disminución si se compara con lo reflejado en el mismo periodo de 2020 (46.4 por ciento).
Lo acumulado en 2021 también es inferior a lo contabilizado en 2019, cuando la tasa de subempleo se ubicó en 47 por ciento y en 2018, que registró un 50.2 por ciento de la población en esta condición. Sin embargo, lo registrado el año pasado sigue siendo mayor a la tasa de 2017 (42.7 por ciento).
Según el Inide, el subempleo se refiere a las personas ocupadas que trabajan menos o más de las ocho horas establecidas, pero que reciben bajos ingresos y tampoco gozan de prestaciones. Es decir, son empleos precarios y mal remunerados.
“A pesar de que el nivel de subempleo en el país es alto, a partir del cuarto trimestre de 2020 se ha evidenciado una tendencia a la baja, alcanzando así 43.7 por ciento en el cuarto trimestre de 2021. De ese modo, los datos sugieren que el empleo que se ha creado durante 2021 posee mejores condiciones respecto a lo evidenciado durante 2020”, recalcan.
Además, si bien el nivel de subempleo en Nicaragua es inferior al registrado previo a la pandemia (44.9 por ciento en el primer trimestre de 2020), es superior al promedio regional, donde países como México, que posee una tasa de desempleo similar a la de Nicaragua, presenta un nivel de subempleo cercano a 12 por ciento.
El Banco Central destacó que la principal fuente de subempleo en Nicaragua proviene de empleos cuyos salarios están por debajo del mínimo, por parte de trabajadores ocupados igual o más horas de las establecidas. “Esta categoría de subempleo, caracterizada como ´invisible´, representa actualmente cerca del 80 por ciento del subempleo en el país”.
¿Por qué ha sido tan difícil reducir el subempleo?
Las estadísticas de la Encuesta Continua de Hogares, que realiza el Inide con una muestra de 7,460 viviendas, indican que en 13 años no ha habido grandes avances en la reducción del subempleo nacional, más bien este se ha mantenido.
En detalle, al cierre de 2009 el subempleo afectaba al 43.7 por ciento del mercado del trabajo, lo que significa que cuatro de cada diez nicaragüenses no lograban ganar ni siquiera el salario mínimo, o, aunque quisieran trabajar más horas, no conseguían encontrar un empleo a tiempo completo.
En 2021 se registró la misma tasa que en 2009, lo que refleja que Nicaragua está lejos de ganarle la batalla a la informalidad, pues miles de nicaragüenses continúan con empleos y salarios bajos pese a años de crecimiento económico, que pregona el Gobierno de Daniel Ortega.
Un sociólogo, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, explicó recientemente a LA PRENSA que el subempleo ha sido muy difícil de reducir por tres razones básicas, siendo la primera que la desocupación abarata el precio de la mano o fuerza de trabajo, “y esto se rige por la ley de oferta y demanda. Los trabajadores y los profesionales aceptan salarios irrisorios por un mismo empleo con tal de tener ingresos, eso bota el trabajo, la calidad profesional, los resultados de la actividad productiva, etcétera”.
Asimismo, sostuvo que otro factor es que los empresarios “disfrutan” el desempleo porque consiguen mano de obra barata y sienten que sus costos empresariales y compromisos sociolaborales son menores. La tercera razón que compartió es que el subempleo produce más pobreza “y eso políticamente a los Gobiernos populistas les beneficia, pues ellos necesitan más pobreza para justificar sus desaciertos y propaganda”.