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Régimen de Ortega fracasa en la lucha contra el subempleo, condenando a miles de trabajadores a salarios y empleos precarios

Analista explica por qué miles de nicaragüenses continúan con empleos y salarios bajos pese a años de crecimiento económico, que pregona el gobierno de Daniel Ortega

En el 2009 el 43.7 por ciento de los trabajadores nicaragüenses devengaban salarios precarios en empleos de baja calidad. Casi 12 años después, en el 2021, esa masa de trabajadores representaba el 44.2 por ciento del mercado del trabajo, lo que refleja que Nicaragua lejos de ganarle la batalla a la informalidad y pese a las tasas de crecimiento económicos antes del 2018, la misma sigue siendo galopante.

Es decir que a más de una década, cuatro de cada diez nicaragüenses siguen sin lograr ganar ni siquiera el salario mínimo, o, aunque quisieran trabajar más horas, no conseguían encontrar un empleo a tiempo completo, según muestran cifras del Instituto Nacional de Información, que reflejan que dentro de ese lapso incluso el subempleo ha llegado a rebasar la tasa del 50 por ciento.

Los tres años de recesión (2018-2020) y dos pandémicos habrían empeorado el panorama, lo que explicaría el aumento de personas montando negocios de sobrevivencia en los barrios o sitios públicos, ante la incapacidad de la economía de crear suficientes empleos de calidad.

Las personas al no encontrar un trabajo de calidad, están optando por el subempleo, lo que hace crecer rápidamente la tasa de informalidad laboral de Nicaragua. De ahí la mayor presencia de gente limpiando vidrios, vendiendo ropa usada en las paradas de buses, entre otros.

Hasta el tercer trimestre de 2021, según el Inide, el 44.2 por ciento de la población ocupada en Nicaragua se encontraba en el subempleo, mostrando una disminución de 2.2 puntos porcentuales en relación al mismo periodo de 2020. Esto pese a que la economía en ese periodo logró expandirse en más del nueve por ciento.

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Técnicamente en Nicaragua se considera que una persona se encuentra en el subempleo si trabaja menos o más de las ocho horas establecidas, pero recibe ingresos bajos y no goza de prestaciones. Es decir, son empleos precarios y mal remunerados.

¿Por qué ha sido tan difícil reducir el subempleo?

Las estadísticas de la Encuesta Continua de Hogares, que realiza el Inide, indican que en 12 años no ha habido grandes avances en la reducción del subempleo nacional, más bien este se ha mantenido.

El deterioro más grande que se ha registrado en materia de empleo ocurrió en diciembre de 2010, cuando el porcentaje de subempleo ascendió al 53.5 por ciento. Posteriormente, desde 2011 hasta 2014 el subempleo se mantuvo en el rango de 50 por ciento.

Luego, se registró un pequeño descenso en 2015 (49.3 por ciento), 2016 (43.4 por ciento) y 2017 (42.7 por ciento), volvió a repuntar en 2018 (50.1 por ciento), pero en 2019 hubo otra reducción y el indicador se ubicó en 47 por ciento.

Durante el tercer y cuarto trimestre de 2020 el subempleo se ubicó en 46.4 por ciento, siendo superior a lo registrado hasta septiembre de 2021 (44.2 por ciento), según las estadísticas del Inide.

Un sociólogo, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, considera que el subempleo ha sido muy difícil de reducir por tres razones básicas, siendo la primera que la desocupación abarata el precio de la mano o fuerza de trabajo, “y esto se rige por la ley de oferta y demanda. Los trabajadores y los profesionales aceptan salarios irrisorios por un mismo empleo con tal de tener ingresos, eso bota el trabajo, la calidad profesional, los resultados de la actividad productiva, etcétera”.

Asimismo, sostuvo que otro factor es que los empresarios “disfrutan” el desempleo porque consiguen mano de obra barata y sienten que sus costos empresariales y compromisos sociolaborales son menores.

La tercera razón que compartió es que el subempleo produce más pobreza “y eso políticamente a los gobiernos populistas les beneficia, pues ellos necesitan más pobreza para justificar sus desaciertos y propaganda”.

Nicaragüenses entre el subempleo y la migración

El sociólogo explicó que el impacto de tres años de recesión ha sido demoledor. “Ha lanzado a los profesionales y técnicos a la migración y al empleo sin dignidad”, mencionó al respecto.

Las estadísticas del Banco Central de Nicaragua (BCN) revelan que entre finales de 2017 y noviembre de 2021, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) perdió 139,792 afiliados debido a la crisis sociopolítica que agobia al país desde 2018 y a los estragos de la pandemia. Esto impacta el subempleo.

“Ahora, la gente dice saber de todo un poco y no quiere ser profesional ante el mercado laboral. La lógica es ´hacer cualquier cosa, en la búsqueda de ingresos´. La economía de Nicaragua ha perdido su mejor activo, que es la fuerza de trabajo técnica y profesional apropiada por mujeres y hombres nicaragüenses”, enfatizó.

Y agregó que toda recesión económica es grave y deja secuelas irrecuperables en los agentes económicos y en el mercado laboral. “Precisamente por eso un Gobierno inteligente maneja las llaves y se mueve apropiadamente para evitar llegar al colapso”.

“Las perspectivas para el 2022 son dramáticas y negativas, ya lo estamos viendo, alza en los precios de los alimentos y los servicios básicos, alza en la política impositiva, etcétera”, concluyó.

Además ha incidido el encarecimiento del costo de crear empleos en Nicaragua por el aumento en la carga impositiva a las empresas, la seguridad social y otros cobros estatales, situación que se ve empeorada por el deterioro del clima de inversión a consecuencia de la inestabilidad política y la creciente inseguridad jurídica, lo que ha espantado la inversión extranjera directa y restringido la inversión privada.

Por su parte, una fuente especializada en el tema compartió recientemente a LA PRENSA que “la educación es la principal política pública de generación de empleo de mayor calidad. Con una mano de obra bien calificada se asegura puestos de trabajo de mayor productividad y por ende de mejores salarios”.

¿A quién afectó más el subempleo en 2021?

Según los datos del Inide, hasta el tercer trimestre de 2021 el subempleo afectó más a los hombres que a las mujeres, puesto que este indicador alcanzó un 47.6 por ciento para los varones, cuando en el mismo periodo de 2020 esta cifra se ubicó en 51.4 por ciento.

Mientras, que en el caso de las mujeres el subempleo alcanzó el 39.8 por ciento, registrando una ligera disminución a lo reportado en el mismo lapso de 2020 (40 por ciento).

“En el área urbana, la tasa de subempleo de los hombres se situó en 49.1 por ciento y la de las mujeres en 44.0 por ciento. En el área rural, la tasa de subempleo de los hombres (45.3 por ciento) también superó a la de las mujeres (31.4 ciento)”, detalla el documento.

Managua con menos desempleo

Los datos oficiales indican que a nivel nacional las mayores tasas de subempleo están en la zona urbana y en menor medida en la zona rural.

Específicamente, en el área urbana, la tasa de subempleo se ubicó en 46.6 por ciento, experimentando un incremento de 0.6 puntos porcentuales con relación al mismo período de 2020. En tanto, en el área rural este indicador totalizó 40.3 por ciento, cuando en el igual lapso de 2020 era de 45.7 por ciento.

Asimismo, la encuesta revela que el subempleo afectó en gran medida a la población asentada en Managua. Por ejemplo, hasta el tercer trimestre de 2021 el indicador se situó en 45.9 por ciento, superior a lo contabilizado en el mismo tiempo de 2020 (43.8 por ciento), pero inferior a lo totalizado al cierre de ese año (46.1 por ciento).

Asimismo, lo registrado hasta septiembre del año pasado supera lo reportado en 2017 (42.3 por ciento), es decir, un año antes del estallido de la crisis sociopolítica. Sin embargo, el nivel es inferior si se compara con 2018 (53 por ciento) y 2019 (47.2 por ciento).

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