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La pareja de dictadores Rosario Murillo y Daniel Ortega podrían retener el poder pero a un alto costo para Nicaragua. Estados Unidos continúa presionando para que cambien el rumbo del país. LA PRENSA/ PRESIDENCIA

Por qué Nicaragua se convertirá en el 2022 en una Venezuela o una Cuba en América Latina. Esto dicen analistas

El panorama es sombrío y las consecuencias serán graves para el país, coincidieron analistas y expertos internacionales consultados por LA PRENSA sobre las perspectivas del próximo año, así como lo que se debe esperar con los presos políticos, las sanciones internacionales y el papel de los distintos organismos internacionales.

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Nicaragua está a pocos días de terminar uno de los años más convulsos y represivos de las últimas décadas en tiempos de democracia, después del 2018. Una crisis que amenaza con extenderse a su cuarto año consecutivo. En 2022 Nicaragua se enfrentará a un mayor aislamiento que agravará la actual coyuntura, por la decisión de Daniel Ortega y Rosario Murillo de quedarse en el poder y seguir gobernando con mano de hierro a los nicaragüense por cinco años más, pese a la presión internacional.

El panorama es sombrío y las consecuencias serán graves para el país, coincidieron analistas y expertos internacionales consultados por LA PRENSA sobre las perspectivas del próximo año, así como lo que se debe esperar con los presos políticos, las sanciones internacionales y el papel de los distintos organismos internacionales.

En Nicaragua hay mucha tensión sobre qué va a pasar el 10 de enero próximo. La crisis sociopolítica de Nicaragua se agudizó este año cuando Ortega y Murillo diseñaron una «farsa electoral» a base de represión, encarcelando a más de cuarenta opositores, mientras el resultado ha sido deslegitimado por la comunidad internacional.

No obstante, en respuesta al desconocimiento internacional, el régimen ha decidido sacar al país de la Organización de Estados Americanos (OEA). Los especialistas indican que Ortega y Murillo podrían retener el poder, pero a un alto costo para Nicaragua. El mayor aislamiento será semejante al de Cuba y Venezuela, dos naciones problemáticas en América Latina.

¿Qué viene ahora?

La politóloga Jasmín Balaguer, visualiza que el próximo año Nicaragua se enfrentará a una situación similar a la de Venezuela o Cuba, donde ya sin aval y sin representación de la OEA, el régimen se aislará para legitimarse internamente y permanecer en el poder, no por los cinco años próximos, sino por mucho tiempo más.

“La OEA era un veedor de la democracia en ese país y podía ejercer un poco más de presión, siendo un Estado miembro. (Ahora la renuncia) le dará todas las herramientas para seguir aislándose del sistema latinoamericano para legitimarse internamente y permanecer ahí en el poder por mucho más tiempo, realmente de frente, de manera definitiva hasta que no pase algo extraordinario”, valoró Balaguer.

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Por su parte, un experto en derecho internacional que prefirió mantenerse en el anonimato, opinó que tras la oportunidad perdida de una salida electoral a la crisis, y el rechazo tan amplio por parte de los nicaragüenses y de la comunidad internacional, a un proceso electoral sin oposición y sin cumplir con los más mínimos estándares democráticos, en 2022 Nicaragua se enfrenta a un mayor aislamiento que agravará la situación.

A criterio del jurista estadounidense Jason Poblete, “lo que ha estado pasando en Nicaragua va mucho más allá que el orteguismo, a herramienta del pulpo que es la internacional socialista. Ortega y su camarada han institucionalizando el socialismo estilo Nicaragua, preparando el campo para un larga batalla”.

Consecuencias: economía deteriorada y migración masiva

“Si el gobierno resultante de ese proceso es desconocido, es probable que las instituciones financieras internacionales congelen desembolsos y nuevos créditos. El riesgo país podría subir y la economía podría deteriorarse notablemente, con todo lo que eso conlleva”, avizoró el experto en derecho internacional.

Mientras que Balaguer agregó que “en cuanto a lo que puede suceder (en 2022) también es que haya una migración de los nicaragüenses hacia países que puedan generarles un poco más de oportunidades, países que tengan un nivel de desarrollo mejor, Costa Rica principalmente, Panamá, México y Estados Unidos, que es lo que siempre sucede en este tipo de situaciones”.

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Al respecto, el éxodo de nicaragüenses incrementó desde el 2018, tras la brutal represión que ejecutó la dictadura contra ciudadanos opositores, pero este 2021 el flujo migratorio aumenta aceleradamente tras la ola de secuestros a líderes políticos y ciudadanos que denuncian al régimen, la falta de oportunidades laborales y la crisis económica.

Aunque Costa Rica históricamente ha ocupado el primer lugar como principal destino de los connacionales, en los últimos meses se ha visto un flujo migratorio sumamente acelerado hacia el norte. El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, refirió recientemente que entre enero y noviembre de este año al menos 95 mil nicaragüenses han abandonado el país, la mayoría de ellos rumbo a Estados Unidos.

Las autoridades mexicanas detuvieron a 10,960 migrantes de Nicaragua entre enero y octubre de 2021, según datos brindados por la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob).

Eso se compararía con Venezuela y Cuba, que son grandes emisores de migrantes en América Latina que huyen no solo de la precariedad económica en ambas naciones sino también de la represión gubernamental, un espejo en el que ahora se ve Nicaragua y los analistas coinciden que todo apunta a un empeoramiento en el 2022.

Las medidas de la comunidad internacional en 2021

En ese contexto, ¿qué más puede hacer la comunidad internacional? ¿Qué hicieron en el 2021 tras tres años de represión? Tanto la Unión Europea, como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido han aplicado sanciones económicas individuales a aliados del régimen Ortega-Murillo y a entidades estatales.

A inicios de octubre, la Unión Europea (UE) prolongó hasta el 15 de octubre de 2022 las sanciones a 14 funcionarios del régimen orteguista, incluida la vicepresidenta designada Rosario Murillo.

El 10 de noviembre, el presidente de EE.UU., Joe Biden firmó a Ley de Reforzamiento de la Adherencia de Nicaragua a las Condiciones para la Reforma Electoral (Renacer, por sus siglas en inglés).

La firma de la legislación se dio exactamente, tres días de haberse celebrado las cuestionadas y polémicas elecciones en Nicaragua catalogadas por la Casa Blanca como «una pantomima».

El 15 de noviembre, EE.UU., Canadá y el Reino Unido castigaron a amenos 11 funcionarios, entre ellos, alcaldes y funcionarios del sector energía y financiero del país. Las sanciones norteamericanas también alcanzaron al Ministerio Público.

La Administración de Biden, también ha revocado la visa estadounidense en los últimos meses a un total de 169 funcionarios y allegados al régimen Ortega Murillo.

Además, el 16 de noviembre, el gobierno de Biden suspendió el ingreso al país norteamericano como inmigrantes o no inmigrantes, a todos los funcionarios del régimen de Daniel Ortega, incluyendo su esposa y vicepresidenta designada, Rosario Murillo, miembros de su administración, alcaldes, policía, ejército, funcionarios electos y las familias de todos los anteriores, por actos represivos y violación de los derechos humanos. En la proclama Biden ordenó que se identificaran a los responsables de socavar la democracia en Nicaragua y aplicar esa prohibición.

La proclamación permanecerá en vigor hasta que el Presidente de Estados Unidos la dé por terminada.

Ley Renacer y su impacto en 2022

En ese contexto, se esperaría el próximo un mayor impacto de la Ley Renacer, para aumentar la presión sobre el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a través de sanciones individuales a funcionarios y restringir los préstamos bancarios multilaterales.

La promulgación de la Ley Renacer, según funcionarios estadounidenses, corresponde a la respuesta de la Administración de Biden a la farsa electoral en la que el caudillo sandinista consumó su cuarta elección consecutiva.

La Ley Renacer plantea: revisar la participación de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana y Centroamerica con Estados Unidos (CR-Cafta por sus siglas en inglés), sanciones especificas para promover elecciones democráticas, desarrollar e implementar una estrategia de sanciones coordinada con sus socios diplomáticos, presentar un informe clasificado sobre la participación de miembros de la familia Ortega y funcionarios del Gobierno de Nicaragua en actos de corrupción, entre otras medidas.

“La ley Renacer entró en vigencia el 10 de noviembre. Los primeros informes deben estar listos para el 10 de febrero y los últimos para el 10 de mayo. Probablemente veremos medidas coordinadas de presión. Es un panorama sombrío, que el actual gobierno puede evitar”, agregó el experto en derecho internacional.

¿Qué esperar de la UE y EE.UU., la OEA y la ONU?

Balaguer señaló que la UE ya ha manifestado que es muy difícil que se corten los fondos y las ayudas económicas por diversas razones, pero principalmente por la situación económica de Nicaragua.

“Por ser uno de los países con la más alta tasa de pobreza multidimensional no es algo correcto humanitariamente hablando, cortar estos fondos, pero si buscarán los mecanismos para que no pasen, no se queden en el gobierno sino que puedan llegar de forma más directa a la población”, precisó.

“Esos son los mecanismos que se están buscando, al tiempo que se hace la presión política internacional para hacer esa transición democrática, ese es digamos, el principal panorama que veo para el futuro cercano para Nicaragua”, añadió la politóloga.

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Por su parte, Poblete dijo que espera más de la empresas que nutren el sistema que de los políticos de su país (EE.UU.). “Y tengo más fe en el pueblo de Nicaragua – ellos saben lo que hay que hacer, lo demostraron el 18 de abril. Y lo harán otra vez”, destacó.

Sobre la OEA, el analista para América Central del International Crisis Group, Tiziano Breda, expresó que en 2022 pueden haber cambios en la madera de abordar la crisis de Nicaragua.

“En primer lugar, relacionados con las elecciones que hubo en Honduras, habrá una segunda vuelta en Chile, habrá en Colombia, Brasil, y que podría marcar un retorno de gobiernos de izquierda general en la región, y con ello conllevar a un cambio de enfoque posiblemente, o abordaje diferente de las crisis de Nicaragua”, argumentó.

Sobre la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, Breda prefiere esperar a ver “qué ocurre al rededor de la toma de posesión de ortega” el próximo 10 de enero de 2022.

Respecto a la Organización de Naciones Unidas (ONU), señaló que su papel ha sido marginal hasta ahora en la crisis de Nicaragua, con relación a lo político, ha estado más enfocado en la violación de los derechos humanos.

“Y creo que no va haber un cambio drástico en este tipo de dinámica, o sea, que la Alta Comisionada (Michelle Bachelet) va a mantener su atención, en aplicar informes, resoluciones, ante el Consejo de Derechos Humanos, pero creo que no ha sido hasta ahora un actor determinante y la secretaria general se ha mantenido un poco al margen. No veo grandes cambios en esas tendencias”, agregó Breda.

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¿Y los presos políticos?

El régimen de Daniel Ortega mantiene a más de 160 personas privadas de libertad por razones políticas, encarceladas desde el estallido de la crisis de abril en 2018, entre ellos a más de 40 opositores detenidos en los últimos meses.

Balaguer considera que “lo más probable que suceda es que exista una mediación internacional, así como ha sucedido en Venezuela, principalmente con México, un país más cercano y de credibilidad para estos países (Nicaragua y Venezuela) por esa cercanía de ideología que puede generar esa presión para acercar a las partes y llevar a cabo una negociación que ha sido medianamente y baja efectiva en Venezuela para liberar a algunos presos y al menos para acercar a las partes”.

“Eso posiblemente pueda llegar, no prontamente, pero sí puede llegar el momento en Nicaragua de acercar a las partes para hacer esta liberación”, reiteró la politóloga.

Elecciones legislativas de EE.UU. no quitaran el foco en Nicaragua

Ante las eventuales elecciones legislativas en Estados Unidos, programadas a celebrarse el 8 de noviembre de 2022, existe un temor de que este país quite su mirada que ha mantenido hasta el momento en la crisis en Nicaragua.

No obstante, Breda, asegura que “en realidad Nicaragua es un tema muy importante desde el punto de vista político electoral en Estados Unidos, ya que, influencian de alguna manera esas diásporas cubanas, venezolanas, nicaragüenses y otras conservadoras sobre todo en Florida. Entonces siento que va a mantenerse un tema en la agenda, digamos incluso en la cobertura electoral”.

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