Desde enero a la primera quincena de abril de este año, en Nicaragua se han registraron 18,349 puntos de calor y 888 incendios forestales, que han dejado 287,792 hectáreas quemadas, revela un informe realizado por la Fundación del Río. La mayor zona afectada es la Costa Caribe Norte.
“En la última semana —comprendida del 7 al 14 de abril— tuvimos 413 incendios en el país, eso representa un aumento en las máximas del período que ocurrieron en 2012 y 2023. Hay un incremento del 44 por ciento de las anomalías térmicas o puntos de calor a partir de abril de 2024”, dijo Amaru Ruiz, director de la Fundación, a LA PRENSA.
Los monitoreos de satélite y el Sistema Mundial de Información sobre Incendios Forestales (GWIS, por sus siglas en inglés) lo que hacen es “una comparativa con los promedios de máximos y mínimos con el el mismo período similar respecto a los últimos 10 años, es decir los datos actuales por semana versus las máximas en ese mismo período semanal”, indicó Ruiz.
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Por ejemplo, en las máximas de período de la semana del 7 de abril de 2023 se habían reportado 125 incendioa y en la misma semana de este año se han registrado 413.
“Es coincidente con el aumento de las anomalías térmicas o puntos de calor. Es importante diferenciar porque la anomalía es un indicador para determinar cierta actividad térmica que los satélites anotan”, precisó.
Caribe Norte con más afectaciones
Ruiz precisó que el Caribe Norte es la zona donde se están desarrollando con mayor incidencia los puntos de calor. “El Atlántico Norte es la zona más afectada, sobre todo en la zona de los llanos que colinda con la Reserva Cayos Miskitos. El Caribe Norte es la zona más crítica, estamos monitoreando los incendios en áreas protegidas que están generando grandes impactos”, apuntó el ambientalista y presidente de la Fundación del Río.
También mencionó que la mayor expresión de los incendios forestales están sucediendo sobre cobertura terrestre boscosa, el segundo lugar en es la zona de agricultura y el tercero en zona de pastizales.
“Las áreas protegidas con mayor incidencia de incendios han sido la Reserva Natural de Bosawás con un área quemada de 9,039 hectáreas, Reserva Natural de Wawashang con un área quemada de 3,528 hectáreas y la Reserva Natural Volcán Cosigüina con 1,722 hectáreas”, mencionó.
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Asimismo, apuntó que otras de las áreas protegidas impactadas por incendios y quemas agrícolas son las Reservas Naturales: Cerro Cola Blanca, Cerro Santa Cruz, Limbaika, Cerro Silva, Cerro Punta Gorda, Cerro Quiebuc – Las Brisas, Complejo Volcanico Momotombo – Momotombito, Complejo Volcánico Telica-Rota, Complejo Volcánico San Cristobal – Casitas – Chonco y Delta del Estero Real. También las Reserva Biológica Marina de Cayos Miskitos y la Reserva Biológica Indio Maíz.
Igualmente precisó que se reportan incendios forestales en Jinotega en la Cordillera Dipilto-Jalapa y en Chinandega, en la zona de Cosigüina. “Se encontró un incendio que hasta la última actualización representaba 1,923 hectáreas calcinadas en la zona cercana a Ocotal y afectando una pequeña parte de la Reserva de la Serranía de Dipilto Jalapa”, refirió.
En el departamento de Nueva Segovia, las autoridades reportaron el sábado 13 de abril ocho incendios, de los cuales seis ocurrieron en el municipio de Dipilto, lugar donde falleció calcinado Carmelo José Amaya Jarquín, de 22 años, mientras ayudaba a controlar un incendio forestal en el cerro La Kokimba.
¿Cómo afecta a las comunidades?
Ruiz explicó que culturalmente los incendios forestales, producto de la quema agrícola, en territorios indígenas los realizan los colonos que invaden a los comunitarios, lo que se traduce en una afectación directa.
“La quema la hacen para que el suelo rápidamente genere nutrientes para poder sembrar pastos u otros cultivos agrícolas. Esa práctica es de familias invasoras en territorios indígenas que culturalmente utilizan la quema como una zona para hacer producir la tierra”, apuntó Ruiz.
En esa línea, el presidente de la Fundación del Río aseveró que los incendios forestales son sin duda un índice “de cómo avanza el proceso invasivo de los colonos sobre territorios indígenas y áreas protegidas”. Y remarcó que “no es propio de la cultura indígena que espera para poder sembrar, porque primero rozar el área, esperar que se pudra esos nutrientes y utilizar la tierra. Ellos rotan las áreas de cultivo”.
La Fundación Prilaka a través de un post publicado en Facebook cuestionó que ante el incremento de los incendios forestales que afectan los territorios, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo a diferencia de Guatemala –que ha declarado estado de calamidad y Honduras estado de alerta–, ha guardado silencio. “Mientras nuestra Muskitia arde, el Estado no ha dicho nada”, indicó Prilaka.
Un líder comunitario, quien pidió no ser citado por temor a represalias, dijo que en la zona hay dos tipos de bosques que son pinares y latífoliado. “No hay un control de incendio forestales, nadie los regula. No hay una entidad que prohiba y sancione. Una de las causas principales de los incendios en estos últimos años es por la voracidad que tienen los colonos para acaparar la mayor tierra posible para potreros, es el modo operandi más importante para ellos”, afirmó.
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Denunció que los incendios forestales afectan la vida social y productiva de las comunidades indígenas y la vida silvestre y el equilibrio ecológico.
“Los incendios traen escasez, es decir la situación económica de las familias se agrava, a los comunitarios los dejan sin tierras, también en un incendio forestal no hay ningún animal que sobreviva, a menos que sea un animal rápido. Es terrible la destrucción que causa. Los incendios forestales reducen la masa boscosa en su máxima expresión porque se consume a cenizas y eso provoca un daño en el ambiente, nosotros nunca habíamos experimentado temperaturas tan altas como las de este año, se han elevado tanto, y nosotros estamos claros que es en consecuencia a la deforestación voraz a las reservas”, atinó.
En ese sentido, Ruiz aseveró que aunque el Estado presentó una estrategia de control de incendios 2024 “no la han asumido cómo tal, no lo han cumplido, porque no hay ninguna capacidad de atención de lo que sucede en el área rural del país, eso te habla de la falta de capacidad y voluntad política para atender esta situación que ha sido muy recurrente y que va en aumento”.