A pocos días de la elección del sucesor de Dante Mossi en la presidencia ejecutiva del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Eduardo Trejos Lalli, exdirector en el periodo 2021-2022 en representación de Costa Rica y exembajador de ese país en Nicaragua, señala que por no decir “no” a algunos países miembros, el funcionario saliente provocó el deterioro del índice RAC.
Trejos es uno de los nueve directores que en diciembre de 2021 alertaron a los gobernadores de la entidad sobre la falta de transparencia y el deterioro del Índice de Capital Ajustado por Riesgo (RAC).
El exfuncionario considera que la prioridad del sucesor debe ser eliminar las políticas que provocaron ese deterioro. También aconseja impulsar una auditoría externa de la gestión de Mossi que incluya los préstamos firmados, los pendientes de desembolsos y que están en ejecución.
¿Cuál es su valoración general del desempeño de Mossi?
La información que tengo es que todo eso que dijimos en 2021 nueve directores alertando a los gobernadores, no solamente no se ha mejorado, sino que algunos de esos indicadores financieros del banco empeoraron. Esto pone en una situación muy complicada a la nueva presidencia que designen los gobernadores. Eso evidentemente hace peligrar, no solamente la calificación actual que tiene el banco, sino los préstamos y las tasas futuras a que puedan aspirar los países a recibir de un banco de desarrollo como el BCIE.
Si los indicadores del BCIE se deterioraron, ¿por qué la calificación es la más alta?
Son dos cosas diferentes. La calificación que les dan las calificadoras de riesgo entre otras cosas son los datos que tienen los directores sobre el desempeño financiero que tiene el banco. Usualmente las calificadoras de riesgo valoran mucho el respaldo que tienen los países, digamos países soberanos que apalancan al banco, eso es fundamental para una calificadora de riesgo que se acostumbra más a bancos financieros que no tienen ese tipo de apoyo.
Lo otro es que los datos que tengo de lo que ha sucedido en este último año es que los gastos administrativos se incrementaron, los rendimientos bajaron, tienen vencimiento de deuda de los bonos que colocaron como por 1,500 millones de dólares para el año entrante, esto pone presión adicional para que el banco pueda entregar esos capitales principales sobre los bonos que han colocado y evidentemente el pago de intereses de esos bonos. Toda la ecología del banco en materia financiera ha desmejorado. El Índice RAC cuando yo estaba en el banco en 2021 estaba en el orden del 16.1, ahora está en 14.1.
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¿Qué mide este indicador?
Este indicador mide el RAC, es un estándar que permite saber cuál es el nivel de apalancamiento que tiene el banco en sus préstamos que ha dado, en las reservas que tiene y en la rentabilidad que ha tenido. Ese estándar que se llama Índice de Capital Ajustado por Riesgo pasó del 16.1 a 14.1 y el banco había determinado que el 15 era su margen de trabajo.
¿A qué atribuye el deterioro del RAC?
A un incremento del gasto, que subió en muchos millones de dólares. Por ejemplo, en 2021 los salarios se incrementaron en 20 por ciento y en 2022 tuvieron otro incremento del 11 por ciento. Y es que del 2019 a mayo del 2023 la planilla de empleados pasó de 370 a 494. Es decir, 124 empleados más, que representan un crecimiento de 33.5 por ciento en la planilla de la institución. Además, durante los últimos tres años Mossi amplió las sedes. En plena pandemia, cuando todo el mundo pensaba que los espacios de oficinas tenían que adecuarse a una nueva dinámica, él gastó 20 millones de dólares para construir un edificio adicional dentro de la sede en Tegucigalpa, Honduras.
También instaló sedes en los países socios extrarregionales, sin tener claro para qué quería sedes en Taiwán, Corea, República Dominicana y Argentina. Y no estoy hablando de oficinitas que se alquilan, no. Compraron oficinas de miles o millones de dólares, en los lugares más ostentosos de esos países. Esto incrementó el gasto en sus presupuestos.
¿Cómo manejó el gasto?
Hay otro índice que es muy importante, el Índice de Gasto Administrativo, que tiene como objetivo identificar la eficiencia institucional. Es un índice de uno a cero y entre más cerca está de cero más eficiente es la institución. Mide la cantidad de personas que están sobre el patrimonio y la rentabilidad del banco. Este índice de Gasto Administrativo pasó del 0.49 en el 2018 a 0.7 que se proyecta tendrá en 2023. Y es que en 2020 el presupuesto del banco se incrementó en 35.4 millones de dólares y en 2022 el incremento fue de 25.3 millones de dólares. Con esto el banco se volvió más caro, porque tiene un montón de empleados y esto impacta en las condiciones en que puede prestarle a los países miembros.
Ottón Solís Fallas, exdirector del BCIE por Costa Rica, denunció en 2021 los excesivos beneficios que otorga el BCIE a sus funcionarios, ¿eso también surgió durante la gestión de Mossi?
El gasto de salarios equivale al 60 por ciento del gasto administrativo. Pero hay políticas que el banco ha generado a través de los años sobre la escala salarial y eso no podemos achacárselo a Mossi. Lo que sí es importante reflexionar es cuánto afectó incrementar la planilla. Yo pude decir, soy un banco altamente eficiente y por eso le pago muy bien a mi recurso humano y entonces como mi recurso humano es muy eficiente le pago muy bien. Pero eso cambia cuando se incrementa en 35 por ciento la planilla, hay que demostrar que los negocios aumentaron en ese mismo nivel para justificar los salarios que están recibiendo los empleados que están demás. Y si no hay incremento en la rentabilidad cuando se incrementó la planilla en ciento y pico de empleados, hay algo que se está haciendo mal.
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¿Cuál es el salario del presidente ejecutivo del BCIE?
Eso es complicado determinarlo porque además del salario hay gastos de representación que él no tiene que reportar. Pero debe ser un salario de unos veinte y pico mil dólares por mes, más esos gastos operativos que muchas veces son globales y por viaje. Estoy seguro que debe rondar entre los 20 mil y 30 mil dólares por mes, dependiendo de los viajes, aunque no todos los meses viaja tanto como le gustaría. Además tiene vehículo, chofer y otros beneficios.
¿Por qué el BCIE se volvió más caro? ¿Mossi no tenía controles? ¿Cuánta autonomía tiene el presidente ejecutivo en el BCIE?
Todo lo que le he mencionado lo decide el presidente. Él ha tratado de justificarse echándole la culpa al directorio, pero como dijimos en la carta del 2021 cuando alertamos sobre el deterioro del RAC, los nueve directores que suscribimos esa carta y le informamos a nuestros gobernadores los problemas financieros que tenía el banco. También tuvo libertad porque maneja los cuadros técnicos, porque hace las contrataciones, el directorio no contrata empleados, ni aprueba presupuestos en función de cosas que son a veces un poco etéreas. Lo que hace el directorio es aprobar los proyectos que presentan los países. Pero dependiendo del ánimo que tenga Mossi, los proyectos avanzan o les pone trabas, en función de sus intereses particulares, para que al final lleguen al directorio.
¿Esas trabas son las que denunció Costa Rica recientemente?
Exactamente. Esa es la denuncia que hace Costa Rica porque sabe bien que Mossi puede estorbar técnicamente los proyectos que el Gobierno quiere desarrollar. Mossi está resentido porque como ha manifestado públicamente, Costa Rica le dio el apoyo inicialmente y después se lo quitó, entonces esas son las consecuencias a las que se someten los países.
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¿Esa autonomía también la tiene para decir a quién le presta y cuánto le da?
En ese caso hay un proyecto de financiamiento anual, que está en función del apetito que tengan los países en generar proyectos. Últimamente El Salvador y Nicaragua han tenido mucho apetito, porque les sale más oneroso ir al mercado financiero internacional a buscar préstamos. En cambio, Honduras, Costa Rica y Guatemala casi no tienen apetito. El otro que tiene mucho apetito últimamente es República Dominicana.
Pero digamos que el porcentaje de votos del capital accionario de cada país es el primer acceso a esa cantidad de recursos que están sobre las utilidades del banco. Entonces cuando al banco le va mal ese pastel se reduce y hay menos para todos, porque al final esa torta se reparte en función del capital accionario. Hay países a los que evidentemente no le interesan estos recursos, porque tienen mejores condiciones crediticias en el mercado financiero internacional, eso pasa con Panamá, Taiwán, Colombia, Guatemala, Corea. Entonces ellos tienen capital accionario, pero no pretenden que el BCIE les preste. Entonces eso se readecua y esos recursos se reparten entre los países que tienen más apetito de crédito.
¿A qué atribuye las extralimitaciones de Mossi?
A su aspiración de ser reelecto. Por eso llevó el proyecto mal hecho de la capitalización a 10 mil millones de dólares para el banco, porque era una forma de disimular la mala gestión que estaba teniendo. Al final eso no le salió y tampoco le salió la reelección.
¿Por qué no se concretó el plan de Mossi de elevar la capitalización del banco a 10 mil millones de dólares?
No estuve en esas reuniones pero esto viene desde hace tiempo, lo han impulsado en varios años. Pero no se concretó porque los gobernadores y directores saben que el banco no está en una buena posición. Es que si no arreglas el problema financiero administrativo que tiene el banco, eso es como colocar agua en un cesto, se va a escurrir por todos los lados. Lo que me informaron es que los gobernadores y los directores primero quieren ordenar la casa, saber que el banco vuelve a tener la fortaleza y después analizarán la capitalización.
Entre los países que han demostrado más apetito por los recursos del BCIE ¿con cuál es más alto el riesgo?
Cuando hay mucho apetito de crédito es porque no hay otras líneas de financiamiento, el riesgo país es muy alto, están muy endeudados o el déficit fiscal es muy alto, entonces ahí aumenta su riesgo de poder pagar tus obligaciones. Usualmente a las entidades financieras de desarrollo como el BCIE no les gusta poner todos los huevos en una sola canasta o en pocas canastas, prefieren la diversificación porque se diversifica el riesgo de las inversiones financieras.
Entonces si el apetito de El Salvador y Nicaragua sigue en crecimiento y se les deja libre a su apetito, van a seguir concentrando cartera y eso incrementa el riesgo y el apalancamiento que debe tener el banco. Así que, a diferencia de Mossi, el nuevo presidente muchas veces tendrá que decir “no” a los ministros de Finanzas y a los presidentes de los países, porque está en peligro el futuro de la institución.
Por supuesto que además de la reducción del gasto operativo se tienen que eliminar las famosas OPD, que son las Operaciones Políticas para el Desarrollo que fue la forma elegante que usó Mossi para financiar gasto corriente. Esto le quedó de perlas con la pandemia porque los países estaban muy necesitados de recursos y el banco salió rápidamente a financiarlos. Pero después se les hizo una práctica que daña la estructura financiera del banco, que por ser de desarrollo está más abocado a obras de gran envergadura para cambiar dinámicas sociales en países necesitados de infraestructura.
¿En qué se usaron esos recursos?
Lo que ha hecho Mossi en los últimos años es dar plata rápidamente a países para su gasto corriente como salió en la denuncia de 2021. En El Salvador para lo del Bitcoin o para la compra de unas computadoras; o en Honduras con Juan Orlando Hernández para dar asistencia a los damnificados y al final el dinero se utilizó para los procesos electorales. Esta plata que se asigna para gasto corriente genera una distorsión en los balances financieros del banco, porque sale ahora y muchas veces tiene periodos de gracia de dos o tres años y hasta entonces se recuperan los intereses de ese recurso, así que esos son los elementos que tienen que considerar los gobernadores para instruir bien al próximo presidente del banco.
¿Cuáles son los cambios urgentes que debe de impulsar la persona que releve a Mossi?
Inmediatamente hay que hacer un plan para subir el índice RAC porque peligra la calificación doble A del banco. Hay que analizar la Presa Crediticia, que incluye las operaciones aprobadas no escrituradas, las escrituradas pendientes de primer desembolso y los recursos no desembolsados de las que están en ejecución. También analizar la disponibilidad de crédito para los próximos años y generar mecanismos de transparencia y rendición de cuentas eficientes, para que cuando se hagan consultas no te sigan diciendo que en dos meses te van a contestar y nunca lo hacen. Eliminar las OPD que ya mencioné y no seguir incrementando el gasto sino reducirlo.
Hay que generar un proceso de auditoría externa del montón de dinero que el BCIE malgasta; tiene que hacerse una auditoría de los préstamos que están en ejecución y de los fondos no reembolsables ejecutados durante la presidencia de Mossi. Por ejemplo, 50 millones que otorgó Corea para proyectos no reembolsables, porque fue dinero que Mossi distribuyó a discreción. Corea debería estar interesado en que esa auditoría externa se realice. También de los proyectos que están en ejecución porque en la era Mossi el banco abandonó la supervisión desde Tegucigalpa y la delegó a las oficinas de los países, para que ellos hicieran ese trabajo y a veces cuando no hay controles cruzados se genera mala información y muchas veces malas noticias en materia de desempeño.
¿Confía en que después de treinta años la presidencia del BCIE vuelva a Costa Rica?
Lo que más me interesa no es que la presidencia del BCIE llegue a Costa Rica sino a la persona más apta para llevar a cabo las políticas que se necesitan. Y eso implica un nivel de independencia muy alto, que el nuevo presidente tendrá que asumir porque si no el banco va a seguir en una senda de caída y desprestigio.
¿A qué independencia se refiere, a la del gobierno que lo postuló o la de quienes le den el voto para elegirlo?
Independencia general. Que sea una persona consciente de que va manejar un banco de desarrollo y no una una caja chica de los gobiernos que lo eligieron. Que sepa que si tiene pretensiones para una posible reelección, tiene que llevar el banco a un mejor lugar en el que está ahora. Y eso pasa por decir no muchas veces, porque cuando la gente te pide cosas un banquero no puede decir siempre que sí. Es como un ministro de Finanzas o de Hacienda, es increíble que un presidente de un banco no tenga esa misma percepción de que tiene que cuidar los fondos para que sean invertidos y cuidados de la mejor forma. No porque le interese, sino porque eso le permite generar más proyectos con mejores condiciones a los países a los que sirve.
¿Considera que Mossi descuidó esos aspectos a pesar de su interés de reelegirse?
Mossi descuidó las finanzas del banco en función de solucionar problemas de flujo de caja que ponen en riesgo el futuro de la institución. En un momento de emergencia global como la del covid-19 me parece que fue muy loable, el problema es que se desvirtuó esa política para tratar de generalizarla en función de cualquier cosa que le pedían.