Ottón Solís Fallas, exdirector por Costa Rica ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), denunció en un artículo de opinión lo que para él representan “ofensivos lujos y ostentaciones” de los directores del organismo financiero regional.
De acuerdo con Solís Fallas, los directores del BCIE ganan un salario base de 11,449 dólares mensuales.
“A esto se agregan bonificaciones, las cuales elevan el ingreso en cerca de un 65%, exonerado de todo impuesto. De acuerdo con la legislación tributaria de la mayoría de nuestros países, para ganar un salario neto como el que recibe un director del BCIE, el salario bruto debe superar los 25,000 dólares mensuales. A los directores que trasladan su residencia a Honduras se les dan 2,000 dólares mensuales adicionales por concepto de desarraigo”, aseguró el exdirector del organismo, en un artículo publicado en el diario La Nación.
El presidente ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, reaccionó en un tuit, sin mencionar el artículo de Otto Solís Fallas, y dijo que desde su llegada al organismo, se han bajado los gastos y se ha aumentado la asistencia (financiera) a la región.
“Desde mi llegada al BCIE, en diciembre 2018, junto al directorio, y nuestro personal, hemos bajado los gastos, y a la vez, incrementado nuestra asistencia a la región. Somos la institución financiera más relevante de Centro America validado por las agencias calificadoras”, manifestó Mossi.
Lujos
Solís Fallas agregó que los directores pueden contratar a un asistente ejecutivo, un asistente administrativo, una secretaria y un chofer.
Asimismo, aseveró que viajan a cualquier país socio a costa del BCIE, sin pedir permiso a nadie y sin tener que reportar resultados, acompañados por algún miembro de su «staff»; y disponen de un vehículo de lujo todo terreno, el cual puede utilizarse para asuntos personales. Cuando fue director por Costa Rica, indicó, que encontró que tenía a su disposición tres vehículos: dos Prados y un Volvo.
“Nadie controla si toman vacaciones, con un aliciente para no reportarlas: al final de la gestión, los días a que se tiene derecho (dos al mes) y que no se disfrutan, son pagados por el Banco. Los directores pueden gastar en comidas, licores, gimnasios privados, bocadillos y bebidas para la oficina, todo prácticamente sin límites”, denunció Solís Fallas.
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Además, refirió que cuando viajan a Honduras, a las reuniones mensuales, se hospedan en las suites del hotel más caro de Tegucigalpa, y se les proveen de lujosos almuerzos y reciben doble viático por algunos rubros.
“Es normal que se hagan reuniones fuera de Honduras, las cuales acarrean costos extras elevados. En Navidad, el presidente del Banco, nuestro subalterno, agasajaba con caros regalos financiados por el Banco y se hacían fiestas onerosas, donde se pagaba transporte aéreo y viáticos por un día completo a todo el personal de fuera de Honduras”, señaló Solís Fallas.
“Antiético régimen de confidencialidad”
En el artículo “Los abusos de la cúpula del BCIE”, el economista y político, Solís Fallas, refirió que al asumir el cargo de director por su país fue que se enteró de los abusos y despilfarros del órgano directivo.
Los directores del BCIE son nombrados por los gobiernos de cada país socio. El cargo de director por Nicaragua actualmente lo ejerce Ramón Uriel Pérez Acuña, un exfuncionario del Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
“El Directorio es el órgano responsable de la dirección del BCIE. Ejerce todas las facultades que le ha delegado la Asamblea de Gobernadores y las de definir políticas operativas y administrativas, aprobar el presupuesto, así como los planes de corto, mediano y largo plazo y las operaciones activas y pasivas”, se lee en el sitio web del organismo.
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Además, el banco refiere que el Directorio celebra una reunión ordinaria al menos una vez al mes, en la que “se toman decisiones de impacto en el desarrollo socio-económico de los países miembros”.
Según Ottón Solís Fallas, el BCIE, por medio de los mismos directores y gobernadores, desde el principio, “adoptó un antiético régimen de confidencialidad, con severos castigos para quienes lo violen”.
Dijo que la jerarquía del BCIE le tiene pavor a la divulgación de ciertas normas y ciertos hechos, porque algunos de ellos no serían tolerados por la opinión pública.
Solís Fallas refirió que hace la denuncia en ese artículo como “último recurso para que se eliminen gollerías, abusos y excesos que benefician a la cúpula del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), institución de cardinal importancia para el desarrollo de la región y que cuenta con un ‘staff’ técnico capaz y comprometido”.
Aseveró que luchó contra esa situación, sin mayor éxito.
“Durante más de tres años, respetando las antidemocráticas normas de confidencialidad con que se autoprotege el Banco. Hoy hago pública la situación, con la esperanza de que la prensa independiente de los países socios, la ciudadanía responsable y la sociedad civil organizada presionen a los gobiernos de esos países para que eliminen los abusos de quienes mandan en el BCIE”, expresó Solís Falla.