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La pista del aeropuerto Punta Huete en2010. LA PRENSA/Archivo

La reactivación del aeropuerto Punta Huete y los delirios de Ortega de jugar en la geopolítica mundial

El dictador estaría intentando posicionarse hombro a hombro al lado de los enemigos de Estados Unidos para pasar a la historia como uno de los protagonistas de lo que en su mente es la gran batalla contra "el imperio yanqui"

En su insaciable afán de ser parte de lo que algunos medios en Estados Unidos y Europa están llamando “el nuevo eje anti-Occidente”, Daniel Ortega anunció la semana pasada que su régimen firmó un contrato con una empresa china para terminar la construcción del aeropuerto de Punta Huete, un fantasma de los años 80 que fue causa de tensiones con Washington y que ahora anuncia una nueva fase de confrontación.

La vicepresidenta Rosario Murillo anunció la semana pasada que se firmó un contrato con la empresa china CAMC Engineering Company Limited, para la construcción y ampliación de dicho aeropuerto. El proyecto ha sido presentado como parte de un esfuerzo por aumentar la capacidad turística del país. El nuevo aeropuerto podría procesar unos 3.5 millones de turistas anuales que podrían llegar en aviones más grandes, como los Boeing 747, dijo el régimen.

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Según el diario chino, Global Times, el contrato es por un monto de 491 millones de dólares y tiene un plazo para su ejecución de 48 meses. Se firmó menos de dos meses después de la suscripción de un Tratado de Libre Comercio entre los dos países.

El resurgimiento del tema del aeropuerto de Punta Huete, también conocido como Panchito, se produce en momentos en que las tensiones entre Estados Unidos, Rusia y China han escalado. La invasión de Rusia a Ucrania tiene a Estados Unidos enfrascado en una guerra indirecta con Rusia; mientras China ha dejado clara su intención de retomar el control de Taiwán, a más tardar en el 2027. Estados Unidos ha dicho actuará en defensa de la isla a la que China considera “una provincia rebelde”.

Las lealtades de Ortega no son ningún misterio. Durante el reciente Foro Parlamentario Rusia – América Latina, Laureano Ortega, hijo de la pareja presidencial y jefe de la delegación de Managua, dijo en referencia a la guerra en Ucrania que “Nicaragua no es neutral, Nicaragua está con Rusia, porque es lo correcto, es lo justo”. Mientras, en lo que se refiere al Lejano Oriente, Ortega rompió relaciones diplomáticas con Taipei en diciembre de 2021 e inmediatamente restableció relaciones con Pekín; apenas el pasado viernes, 13 de octubre, se refirió a Taiwán como “una simple provincia”.

Lo anterior —además de la cercanía del régimen con la teocracia de Irán, y las recientes acciones diplomáticas para abrir una embajada en Corea del Norte— alimentan las especulaciones de que el dictador nicaragüense estaría intentando posicionarse hombro a hombro al lado de los enemigos de Estados Unidos para pasar así a la historia como uno de los protagonistas en la gran batalla contra “el imperio yanqui”.

Aeropuerto para cazas soviéticos

La construcción del aeropuerto de Punta Huete inició en los 80, después que en un primer documento de ayuda militar de la Unión Soviética a la revolución sandinista, se incluyó al menos un escuadrón, 12 unidades, de aviones caza MiG-21.

No pasó mucho tiempo para que la administración del presidente Ronald Reagan advirtiera que si los MiGs llegaban a Nicaragua, Estados Unidos los destruiría en la misma pista de aterrizaje del nuevo aeropuerto. Los MiGs nunca llegaron. El aeropuerto no terminó de ser construido.

La pista del aeropuerto de Punta Huete en 2006. LA PRENSA/Archivo

¿Aeropuerto para Rusia o para China?

Algunos ven en este contrato la misma estrategia china de financiar proyectos de infraestructura con créditos onerosos que permiten a China tomar control de la infraestructura cuando el país se atrasa con el pago de la deuda. Y una base aérea a dos horas de la frontera con Estados Unidos seguramente no disgustaría a China.

“Lo que viene es una nueva fase de presencia militar rusa en Centroamérica y pasa por tener listo Punta Huete para tener aviones MiGs o Sukhoi”, dice el exdiputado y exdirigente de la Resistencia Nicaragüense, Alfredo César. Según el ex negociador de la Contra, China podría construir el aeropuerto mientras su aliado de Moscú se encargaría de llevar los aviones caza que los sandinistas tanto esperaron en los 80.

“China no se va a meter en un conflicto con Estados Unidos, a menos que sea por Taiwán”, agregó César. “Pero sí le interesa que un aliado suyo, como Rusia, le ocasione problemas a Estados Unidos” en su propio hemisferio.

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Explicó que el uso militar de Punta Huete no necesariamente estaría reñido con una ampliación para el turismo, a pesar de distanciado que se encuentra de la capital, aproximadamente 60 kilómetros. Señaló el caso de Honduras, donde se construyó un nuevo aeropuerto comercial donde funciona aún la base militar estadounidense de Palmerola y está incluso un poco más distante de Tegucigalpa. El nuevo aeropuerto llegó para remplazar el Aeropuerto Internacional Toncontín, el cual está ubicado en una pequeña planicie, rodeada de altas montañas y al lado de un precipicio y de una transitada carretera.

La torre de control del aeropuerto hace 13 años. LA PRENSA /Archivo

Según César, la Base Aérea de Palmerola pasa inadvertida “pero tiene dos mil soldados de la Fuerza Aérea estadounidense de forma permanente”.

Ortega tiene en la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, a su más cercana aliada en la región, pero esto no siempre fue así, en los 80 Honduras fue la base de los Contra. Ortega, quien no oculta sus nostalgias de la Guerra Fría, podría sentir la necesidad de balancear esa situación con una base con presencia rusa en Nicaragua, según César.

Un “portaaviones” para China

Aunque lo único que existe hasta ahora es un contrato con una empresa china para terminar de construir el aeropuerto, otra posibilidad es que Ortega esté intentando ofrecerlo a quien, según él, tiene planes y posibilidades de poner fin a la hegemonía estadounidense: China. Y en un enfrentamiento armado entre China y Estados Unidos, una base aérea en Centroamérica podría ser de utilidad para la que es hoy la segunda potencia económica y militar del mundo. Un excombatiente antisandinista ve esa posibilidad como algo que Ortega podría estar considerando.

“Ellos son depredadores y venden lo que sea que puedan vender”, dijo Luis Moreno, mejor conocido en la guerra de los 80 como el comandante “Mike Lima”, de la Resistencia Nicaragüense. “Ellos con ese aeropuerto lo que tienen es un portaaviones viejo que pueden vender”.

Incluirse sin embargo en la lista de lugares donde se desatará un enfrentamiento de gigantes, podría ser una propuesta de imprevisibles consecuencias para Nicaragua, que quedaría expuesta a ataques estadounidenses para eliminar instalaciones, tropas o equipos chinos desplegados ahí. Pero poner a Nicaragua en esa posición no sería algo novedoso para Ortega. Ya lo hizo en los 80, cuando fue parte del área de influencia de la desaparecida Unión Soviética, sus satélites, y gobiernos y organizaciones árabes adversas a Estados Unidos.

Preparados para “la confrontación inevitable”

En esos tiempos, la sola mención de la llegada de MiGs soviéticos provocó una tajante respuesta de la administración del presidente Ronald Reagan. Rusia cambió de planes. Ortega sin embargo, pasó años insistiendo en los MiGs. Y es que para Ortega, enfrentarse a Estados Unidos es lo normal. Lo ha sido desde los primeros días después del triunfo en julio de 1979.

Róger Miranda Bengoechea, quien durante años fungió como asistente del entonces jefe del Ejército, el general Humberto Ortega, recuerda en su libro titulado “La Guerra Civil en Nicaragua, dentro de los sandinistas”, un documento elaborado poco después del triunfo de la revolución. El documento fue conocido como el “Documento de las 72 horas” por la duración que tuvo la reunión en que fue redactado. Los integrantes de la Asamblea Sandinista fueron reunidos en lo que fue la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) de la Guardia Nacional y no se les permitió salir hasta concluida la reunión, 72 horas más tarde.

Dicho documento declaraba que “los sandinistas consideraban inevitable una confrontación con Estados Unidos, lo cual requeriría la consolidación del poder doméstico con el respaldo de un fuertemente armado Ejército Popular Sandinista” en alianza internacional con Cuba y el Bloque Soviético”.

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Los sandinistas sabían que Washinton rechazaría el establecimiento de un gobierno aliado de Cuba, la Unión Soviética, Irán y movimientos árabes enemigos de Estados Unidos. Especialmente cuando no dudaría de promover gobiernos similares en la región centroamericana proveyendo armamento y otras formas de apoyo.

Tras el triunfo de la revolución en 1979, en Estados Unidos asumió el poder en 1981 el republicano Ronald Reagan, quien veía a los sandinistas como un cáncer por erradicar de Centroamérica. Reagan empezó a financiar a exguardias nacionales y campesinos alzados en armas contra los sandinistas, la Contra. Los suministros bélicos los entregaban en vuelos nocturnos que dejaban caer su carga en enormes paracaídas.

Un exmilitar nicaragüense que participó en la guerra dice que para el ejército sandinista era vital interrumpir los vuelos de suministros a la Contra. Y los aviones MiGs eran lo que ellos consideraban que necesitaban.

El aeropuerto de Punta Huete fue construido en los años 80 por el Gobierno sandinista para el aterrizaje de aviones MiG 21. LA PRENSA / O. NAVARRETE

El excomandante Contra, Mike Lima, dice no estar seguro que los MiGs hubieran sido tan efectivos para interrumpir el suministro. Primero porque la Unión Soviética difícilmente les daría a Nicaragua aviones con la última tecnología y los suministros se hacían en horas de la noche.

Pero el exmilitar sandinista dice que la capacidad de navegación y de ataque nocturno no era entonces tecnología de punta y seguramente los MiGs si podrían haber derribado los aviones C-130 que se usaban para dejar caer los suministros durante la noche.

Pero la presión de la administración Reagan hizo que los soviéticos empezaran a guardar silencio cuando se les preguntaba sobre la fecha de entrega de los aviones de combate. Finalmente, en 1985, Moscú le informó a los comandantes que no habría aviones MiGs. En su lugar, se entregarían unos 40 helicópteros artillados y de transporte. Eran helicópteros MI-8, MI-17 y los llamados “tanques voladores”, los MI-25. Los soviéticos consideraban que éstos serían más efectivos en un conflicto contra un movimiento de guerrillas.

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Mike Lima, el excomandante contra, reconoce que los helicópteros fueron mortíferos. “Fueron brutales”, recuerda ahora desde su casa en la Florida. “Cuando atacamos La Trinidad nos mataron como 200 hombres e hirieron como a 400 más, solo con los helicópteros”.

Los helicópteros fueron basados en el área militar del Aeropuerto Internacional de Managua y en bases militares regionales. Punta Huete quedó en el olvido. Su pista de aterrizaje de concreto tendría que pasar un letargo de varias décadas.

La guerra de los misiles portátiles: Redeye vs. SAM-7

Washington respondió a la llegada de los helicópteros con misiles tierra-aire portátiles conocidos como Redeye. La Contra empezó a derribar helicópteros. Los soviéticos por su parte también enviaron a los sandinistas misiles tierra-aire portátiles, los SA-7 o SAM-7 con los que lograron derribar un avión de suministros y capturar con vida al piloto, el estadounidense Eugene Hasenfus. Este fue enjuiciado y posteriormente entregado a Estados Unidos.

Para 1987 los misiles llegaron como parte de un paquete de ayuda de 100 millones de dólares aprobados por el Congreso estadounidense. Ese respaldo dio a la Contra su mayor impulso. Se llevaron a cabo enormes movilizaciones de tropas, como la Operación Oliverio realizada en diciembre de 1987 para el ataque del Triángulo Minero, en la que miles de hombres cruzaron varios departamentos sin ser detectados.

En la madrugada del 20 de diciembre de 1987, Siuna, Rosita y Bonanza fueron atacados por una fuerza de 7,000 contras que destruyeron las instalaciones mineras, a pesar del contraataque lanzado con helicópteros soviéticos. Este es considerado el más grande operativo militar realizado por la Contra.

Funcionarios de la dictadura con empresarios chinos mostrando la maqueta del aeropuerto. Foto: El 19 Digital

¿Circo o estrategia?

En un mundo convulso como el actual, con una guerra en Ucrania, una península de Corea donde Corea del Norte está perfeccionando su armamento nuclear, con Irán financiando a los enemigos de Israel en la nueva guerra de Oriente Medio, y con China levantando su sombra amenazante sobre Taiwán, la pregunta es si Moscú o Pekín estarían dispuestos a retar a Estados Unidos introduciendo aviones de combate en un aeropuerto en Nicaragua y cuál sería la respuesta de Washington. Mientras algunos analistas revisan distintos escenarios, el exmilitar nicaragüense descarta cualquier seriedad al asunto.

“Esto es puro circo, es para que el pueblo coma esperanzas. Ellos viven prometiendo cosas que nunca se cumplen para mantener a su base ilusionada de que vienen cosas buenas”, explicó. “Porque esto no es para convencer a los que no estamos convencidos. Esto es para mantener esperanzada a sus bases”, dijo.

Estados Unidos, por ahora, observa. Una portavoz de la embajada en Managua dijo a LA PRENSA que por ahora no hay ningún comentario que hacer sobre un proyecto que aún no se ha ejecutado.

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