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Así debutaron los “Árboles de La Vida” para la celebración del 34 aniversario de la revolución sandinista el 19 de julio de 2013 en la plaza Juan Pablo II, junto a la desaparecida Concha Acústica. Foto: Óscar Navarrete / La Prensa.
Árboles de la vida o “chayopalos”, el símbolo oxidado de la dictadura
Rosario Murillo mandó a sembrarlos en Managua y otros puntos de Nicaragua y por eso se conocieron popularmente como “chayopalos”. Hoy, unas cuantas de estas estructuras de metal sobreviven sobre la avenida Bolívar.
Aparecieron a mediados del año 2013. La intención era ponerlos por todas las vías públicas y principales avenidas para adornar las calles de Managua y después extender la plantación metálica a otros sitios del país.
“Ya se está cumpliendo la orientación que ha dado nuestro presidente de trabajar para continuar instalando estos hermosos árboles de la vida, tendremos iluminada y hermosa la entrada a la capital”, dijo Rosario Murillo cuando anunciaba en agosto de 2014 que se pondrían más de estas estructuras. En todo el país se llegaron a plantar hasta 140 “chayopalos”.
La obsesión esotérica de Rosario Murillo por los árboles de la vida era tal que se convirtió en la figura de poder del régimen, como una segunda revolución, sustituyendo de esta forma todos los símbolos que caracterizaron al sandinismo de los años ochenta.
Los árboles de la vida estaban en los membretes oficiales del gobierno, stickers, mantas, camisetas de trabajadores del Estado, en las instituciones y hasta en los altares a la Purísima Concepción de María que adornan desde la Rotonda Hugo Chávez hasta el Malecón.
El costo de cada “chayopalo” es de entre 25,000 y 40,000 dólares, según complejidad y tamaño. Es decir que se gastaron, al menos, 3.5 millones de dólares en los 140 que se instalaron en el país, esto sin incluir mantenimiento y costo de energía.
Tienen una altura de entre 15 y 20 metros, usan 17,000 bombillos LED. Hechos de acero, hierro, cemento y cables, con un peso de 9 toneladas. Se empezaron a fabricar en color amarillo, pero luego sus colores variaron a rojo, verde, fucsia, celeste, morado y blanco. Su fabricación estaba a cargo de la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica (Enatrel).
Según los especialistas, las volutas (figuras en forma de espiral) representan el ojo de Horus, uno de los amuletos más antiguos de Egipto que tiene un significado espiritual representando la fuerza, salud, seguridad, vida y vigor. También lo protege a uno de los enemigos y sirve para ahuyentar el mal y sanar las heridas.
Con los estallidos de 2018, la población enardecida por los crímenes de la dictadura empezó a tumbar las moles de hierro y acero, y cada vez que caía uno de estos monumentos esotéricos que simbolizaban el sello de poder del régimen era todo un espectáculo de aplausos, silbidos y celebración por parte de la población.
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