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Sin la participación de productores y exportadores, y en medio de un total secretismo que contrasta con la amplia discusión que generó hace más de dos décadas la aprobación del DR-Cafta —que desde la oposición Daniel Ortega intentó frenar—, el régimen negocia un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) con China, que planea firmar antes que concluya este mes. Tras su respectiva ratificación en los parlamentos de ambos países, el acuerdo entraría en vigencia el próximo año y de momento no se espera que rinda frutos.
Según un comunicado emitido por el Ministerio de Comercio de China (Mofcom) y divulgado por medios oficialistas nicaragüenses, entre el 3 y el 5 de julio se realizó en Managua la cuarta ronda de negociaciones. La delegación de Nicaragua fue presidida por el titular del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), Jesús Bermúdez Carvajal, aunque el “cerebro” de las conversaciones ha recaído en Laureano Ortega, quien ha encabezado las conversaciones con Pekín, desde que se establecieron relaciones diplomáticas con se país en diciembre de 2021.
Por el gigante asiático encabezó el encuentro Wang Shouwen, negociador de Comercio Internacional y viceministro del Mofcom.
En el encuentro discutieron aspectos sobre “el comercio de bienes, el comercio transfronterizo de servicios, los servicios financieros y la entrada temporal de personal comercial”. Según el documento, los negociadores acordaron completar las negociaciones antes que finalice este mes. Es decir, tras cuatro rondas de negociaciones en las que no se consultó a los exportadores que tendrían la tarea de aprovechar ese mercado. Tampoco se tomó en cuenta a los productores, especialmente de productos sensibles que de no ser protegidos resultarían afectados.
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Negociado en 4 rondas
Por su parte, la vicegobernante Rosario Murillo, en una de sus comparecencias telefónicas diarias a través de sus medios, elogió recientemente la celeridad de la negociación. Para Murillo, la suscripción en “tiempo récord de este TLC” representa un importante hito para las relaciones chino-nicaragüenses y es una muestra clara de la solidez de los lazos de cooperación, solidaridad y hermandad”, entre ambos países.
Antes de la cuarta ronda de negociaciones, el ministro del Mific aseguró que el texto del tratado tiene 22 capítulos y que esta parte ya tenía un 90 por ciento de avance. Y admitió que faltaba negociar algunos temas considerados sensibles. “Tenemos algunas cosas pendientes como las ofertas de servicios y el acceso al mercado. En esa llevamos aproximadamente un 70 por ciento de adelanto”, dijo recientemente a medios oficialistas el titular del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), Jesús Bermúdez Carvajal.
Según el funcionario lo que restaba por discutir y seguramente se aprobó en la cuarta ronda era lo “más complicado”, ya que se trata de los productos sensibles para ambos países. En ese momento, Bermúdez prometió tener listo el acuerdo en agosto, pero los resultados de la cuarta ronda aceleraron esa fecha para antes de finales de julio. En el caso de Nicaragua uno de los productos sensibles es el arroz, cuya producción ya se siente amenaza ante un eventual ingreso del grano chino más barato.
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Primero fue la Cosecha Temprana
Las negociaciones del TLC con China se anunciaron por primera vez en septiembre de 2022, es decir, hace 11 meses y previo a su anuncio, se firmó el acuerdo de Cosecha Temprana que entró en vigencia el 1 de mayo de 2023. A partir de esa fecha, 66 productos nicaragüenses entran al mercado chino libres de arancel y 78 productos chinos al nicaragüense con el mismo beneficio.
El TLC que se negocia con China y el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (DR-Cafta por su sigla en inglés), se parecen en que ambos tienen 22 capítulos. Pero a diferencia del TLC con China el Cafta se negoció durante nueves rondas y con una amplia participación de empleadores, trabajadores, especialistas y grupos de la sociedad civil.
Los 22 capítulos del Cafta abarcan diversos temas, asuntos institucionales y de administración del tratado; comercio de bienes; comercio de servicios e inversión; contratación pública de bienes y servicios; y otros temas no comerciales, como propiedad intelectual, normas laborales y normas ambientales. Pedro del TLC con China se desconoce el contenido.
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¿El Estado será el exportador?
Para una especialista en comercio exterior, que solicita anonimato por temor a represalias, aprovechar el mercado chino y la llamada Ruta de la Seda requiere la creación de una nueva cultura de exportación que tomará al menos cuatro años. Eso implica que conseguir que ese mercado absorba el 40 por ciento de las exportaciones nicaragüenses, como hace actualmente Estados Unidos, llevaría muchísimos años.
Por tanto, ella considera que lo más indicado es no descuidar el mercado estadounidense que es el principal socio comercial del país; tampoco otros que ya están consolidados. La estrategia tendría que irse explorando poco a poco el nuevo mercado, que además es bastante exigente, pero sin descuidar los que ya están consolidados.
Con respecto a la decisión de negociar el acuerdo sin la participación de los productores y exportadores, ella no descarta que tenga como objetivo convertir al Estado en un gran exportador. Esto se podría hacer a través de la estatal Empresa Nicaragüense de Importaciones y Exportaciones (Enimex), que Ortega creó en 2018. Esta empresa podría comprar los productos a los productores y hacer directamente la exportación. Es decir, replicar el esquema que utilizaron durante los años de auge de las exportaciones de Nicaragua a Venezuela a través de Alba Alimentos de Nicaragua (Albanisa).
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Comerciar con libre comercio mejor
Por su parte el economista y exreo político desterrado, Juan Sebastián Chamorro, asegura que siempre ha sostenido que es mejor exportar con un TLC que sin él. Sin embargo, no cree que Nicaragua obtenga grandes beneficios con este convenio. A lo sumo, dice que servirá para redirigir las exportaciones que se enviaban a Taiwán antes que Nicaragua rompiera relaciones con Taipei para aliarse con Pekín.
“Una relación comercial con el mínimo o cero arancel es mejor para ambos países, eso está demostrado incluso con China. Por eso siempre he sido un defensor de los tratados de libre comercio, eso es lo que personalmente y técnicamente creo. Sin embargo, siempre que se negocia un tratado de libre comercio es importantísimo tomar en cuenta la posición de los involucrados“, advierte el exaspirante presidencial.
Tomar en cuenta a los involucrados es particularmente importante con el caso de China, ya que ese es un país que lamentablemente no sigue las reglas del libre comercio, sino que utiliza al Estado como herramienta para fortalecer sus intereses. Por lo que era fundamental que se tomara en cuenta la opinión de exportadores, importadores, productores y todos los involucrados en general.
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Hay que escuchar a ganadores y perdedores
“Por ejemplo en el Cafta estas consultas llevaron a que a Nicaragua se le exonerara una restricción que había para la importación de textiles chinos, para usarlos como materia prima y luego exportar los productos terminados de las maquilas. Entonces siempre que hay estas negociaciones hay costos, y evidentemente hay ganadores, que son la mayoría, pero también perdedores. A estos perdedores también hay que escucharlos y generalmente a ellos se les atiende a través de acuerdos de desgravación temporal o diferida para que estas industrias o sectores afectados puedan adaptarse y diversificarse hacia otras actividades”, explica Chamorro.
A los vacíos que está provocando el mecanismo utilizado para negociar el acuerdo se suma que para Nicaragua ese es un mercado muy lejano, difícil y culturalmente diferente, por lo que generará resultados muy modestos para la economía local. Mientras que China puede obtener mayor beneficio, ya que puede usar a Nicaragua como trampolín para exportar sus productos a Estados Unidos, que es mercado que le interesa mucho.
“No veo que vaya a sustituir al DR-Cafta como lo están proyectando. Ni siquiera el Acuerdo de Asociación (AdA) con Europa lo ha logrado porque ha tenido un alcance más limitado… De tal manera que querer presentar a China como la gran opción es una cortina de humo, ya que en realidad los beneficios serán muy reducidos y sobre todo no va a generar cambio estructural en la economía de Nicaragua. No la va a modernizar ni a transformar como se esperaría y debería ser”, señala Chamorro.
Concluye que probablemente el objetivo del TLC con China es que ese mercado sustituya “las exportaciones a Taiwán que habían tomado un rumbo interesante. Entonces el interés primario sería redirigir hacia China continental las exportaciones que se hacían a Taiwán”, señala Chamorro.
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Costa Rica incluyó a todos los involucrados
El TLC que Nicaragua negocia con China también se diferencia del que el gigante asiático firmó en 2010 con Costa Rica. Ese se concretó tras dos años de negociación en seis rondas en las que participaron funcionarios públicos de diversas instituciones, representantes de sectores productivos, académicos y organizaciones de la sociedad civil. Según el Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica, esa amplia participación propició la construcción de una posición nacional que garantizó una mayor inserción de los bienes y servicios costarricenses en el mercado chino.
En la primera década de vigencia del acuerdo, el comercio entre Costa Rica y China creció a un ritmo anual de 6.2 por ciento. En 2011 el intercambio comercial entre ellos fue de 1,319 millones de dólares y en 2020 totalizó 2,271 millones. Eso propició que China se consolidara como el segundo socio comercial de Costa Rica, por debajo de Estados Unidos.
En cambio la relación comercial de Nicaragua con China es ínfima. El Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex) reportó que en el primer trimestre de 2023 Nicaragua exportó a China solamente 5.58 millones de dólares en productos, es decir, únicamente el 0.37 por ciento del total de las ventas del periodo que totalizaron 1,485.4 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos aportó 660.08 millones de dólares.