14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

A la gresca con el multiverso

Estaba cantado. Todo apuntaba a que la gran ganadora de la noche de los Oscar sería Todo a la vez en todas partes, la película filmada por el dúo Los Daniels (Daniel Kwan y Daniel Scheinert), y se cumplieron los pronósticos. La cinta, que se había estrenado en los cines el verano pasado sin demasiada alharaca, se llevó de calle siete estatuillas, incluidas Mejor Película y Mejor Dirección. El cosmos del multiverso se imponía a la narrativa más clásica de Hollywood que representaba Steven Spielberg con su filme autobiográfico The Fablemans. En la última gala de los Oscar se escenificaba un salto en el tiempo y el espacio para dar paso al pulso de las nuevas generaciones que marcan tendencias.

Confieso que cuando vi Todo a la vez en todas partes, y lo hice porque gente más joven me la recomendó, no me convenció y me pareció innecesariamente larga. La historia se desarrolla con un ritmo frenético que viaja del pasado, al presente, el futuro y viceversa, en una realidad virtual que combina las películas de artes marciales y el universo Marvel. A pesar del estilo psicodélico que te embarca en la dimensión de los avatares en los que hoy se mueven los jóvenes, la trama es sentimental y juega con la nostalgia de lo que un día soñamos ser y lo que la vida nos deparó.

Es, también, la historia de una familia inmigrante y el choque cultural con una hija americanizada cuya orientación sexual es tabú para los mayores de la familia. Además, los conflictos se agudizan por una grotesca funcionaria de Hacienda empeñada en poner en aprietos a esta laboriosa familia de inmigrantes chinos que un día creyó en el Sueño Americano. En el novísimo metaverso las tragedias cotidianas son las de siempre. Ancestrales. El filme tenía todos los ingredientes para conmover, y hasta hacer reír por las disparatadas peripecias de los protagonistas, pero en su compás mareante hubo un momento en que desconecté. Tal vez se debía a una brecha generacional.

La película de los Daniels no ha dejado indiferente a nadie. La Generación Z navega como pez en el agua en el conjunto del multiverso y sus realidades paralelas. Y sin duda Todo a la vez en todas partes cumple las expectativas que para este segmento de la población resultan atractivas. Así se explica que esta producción de bajo presupuesto en la industria de Hollywood (no sobrepasó los 20 millones) logró recaudar más de 100 millones de dólares. Todo un éxito en un momento en el que ir al cine se ha convertido en una rareza. Sin embargo, cuando se estrenan las sagas de Marvel (que comenzaron en los ya antiquísimos tebeos) o surge un fenómeno como el de la película ganadora en los Oscar 2023, la juventud acude en masa a los multiplex y se sumerge a gusto en los contextos virtuales que para ellos ya son su segunda piel.

Carlos Boyero, el crítico de cine más reconocido en España y cuyas reseñas desde hace décadas son referentes para aupar o hacer trizas un filme, el día después de los Oscar sentenció en su columna en El País: “¿Esta cosa es el presente del cine?” Había visto Todo a la vez en todas partes cuando la estrenaron y ya en ese momento le había parecido una “tontería” que para él no tenía ni pies ni cabeza. Pero el espaldarazo que Hollywood, en gran parte debido a un esfuerzo por renovarse y atraer en taquilla al público más joven, le daba en la gran noche del cine, venía a confirmar que en el ámbito de los cinéfilos también hay una línea divisoria que en buena medida tiene que ver con la edad, lo que no quita que sea totalmente válido encontrarle defectos (que los tiene y no son pocos) a un filme bendecido por el gran público y la cúpula de Hollywood que lucha por mantenerse a flote.

Lo que está claro es que la reivindicación del cine clásico y la generación de los Spielberg, Coppola o Scorsese, ya son un exponente de un modo de crear y hacer películas que pertenece más al pasado (un pasado dorado, eso sí) que a este presente en el que el metaverso y el multiverso, con una plasticidad que desafía todas las teorías de la relatividad, son el reflejo de un mundo en el que ya estamos instalados. Unos más que otros. Algunos totalmente fuera y sin avatar. Juntos pero no revueltos. O lo que es lo mismo:  Todos a la vez en todas partes.[©FIRMAS PRESS]

La autora es periodista.

Twitter: Gina Montaner

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí