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La crisis sociopolítica que enfrenta Nicaragua desde 2018 ha desatado un éxodo masivo sin precedentes. A diario cientos de nicaragüenses emprenden un viaje, que en muchos casos es el primero de sus vidas hacia otro país, en su mayoría conscientes de que los riesgos son tantos que esta travesía puede ser la última. Pero el llamado sueño americano que persiguen se puede convertir además en la peor pesadilla para sus seres queridos.
“Esto es un calvario”, dice el padre de uno de los migrantes nicaragüenses a quien llamaremos Mario y que murió al intentar cruzar el río Bravo para entrar a Estados Unidos. Su cadáver es uno de los tantos que permanece desde hace varios meses en una morgue de Laredo, Texas. Por las condiciones en las que se encontró el cuerpo, para su entrega y traslado, se requiere confirmación de parentesco mediante prueba de ADN.
Pero concretar ese trámite se ha convertido en una tarea titánica que diario los desgasta y agudiza el dolor por la pérdida de su ser amado. “Lo único que queremos es darle cristiana sepultura… pero el Consulado nos ha dado la espalda”, dice el padre de Mario.
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La familia no tiene detalles de cómo murió
Mario era un joven que en febrero pasado, luego de celebrar su cumpleaños 22, dejó su casa en Nicaragua y emprendió la travesía hacia Estados Unidos. Viajó solo y ligero de equipaje. Llevaba en una mochila unos cuantos cambios de ropa y un par de zapatos; y en otra miles de ilusiones y planes de empezar allá una nueva vida en libertad y llena de oportunidades.
Y fue precisamente la decisión de rescatar una de esas maletas antes de pasar el río lo que le costó la vida. Según sus compañeros de viaje, decidió regresar a recoger su maleta y al parecer se perdió porque no volvieron a verlo. El último mensaje que la familia recibió el 17 de febrero lo ubica del lado mexicano en la zona cercana al Puente Internacional.
Desde ese día con apoyo de organizaciones humanitarias de México y Estados Unidos comenzaron la búsqueda y el 19 de abril reportaron el caso ante la Dirección de Apoyo a Connacionales del Ministerio de Gobernación en Managua. Fueron más de seis meses de indagaciones con la ilusión de encontrarlo vivo en algún centro de detención. Pero la vida les jugó una mala pasada, la maleta que Mario llevaba llena de sueños quedó perdida en el camino. El 27 de agosto encontraron su cuerpo en una fría morgue del Condado de Maverick, en Eagle Pass, Texas, Estados Unidos.
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Los sueños de Mario terminaron en la morgue
Ocho meses después de aquel último mensaje, sus familiares siguen viviendo un infierno. Cada día que pasa encuentran nuevos obstáculos para traer su cuerpo y sepultarlo en su tierra natal. Pese a que algunas organizaciones humanitarias e incluso la morgue han tratado de ayudarlos, los esfuerzos han sido en vano. La causa del fracaso en la gestión es la negativa de apoyarlos del Consulado de Nicaragua en Houston, Texas.
La falta de voluntad de los funcionarios del Consulado es tan evidente que prácticamente nunca les contestan los correos electrónicos ni las llamadas telefónicas. La única vez que se dignaron a levantar el teléfono, la vicecónsul Blanca Nubia Fonseca, luego de identificarse y de decir que el responsable de esos casos es el cónsul Samuel Trejos, los dejó hablando solos.
Esta pesadilla no es exclusiva de la familia de Mario. Actualmente al menos otras tres enfrentan una situación similar. Todas llevan meses suplicándole a Trejos que cumpla con su obligación de solicitar oficialmente la identificación del cadáver de sus seres queridos. En el caso de Mario, las gestiones empezaron el pasado 27 de agosto, pero otras familias viven el mismo viacrucis desde antes de esa fecha.
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Ministerio de Gobernación se lava las manos
Hasta ahora, Trejos ha ignorado las súplicas y sin su intervención en Texas y la del Ministerio de Gobernación en Managua, es imposible realizar el proceso, ya que a través de un canal oficial, es decir del Consulado, la morgue debe enviar un kit para que en Nicaragua le tomen la prueba a la madre o el padre del fallecido y luego a través de Gobernación o cancillería, retornar las pruebas a Houston para que las procesen.
Mientras Trejos ignora las súplicas de las familias que anhelan recuperar los restos de sus seres queridos, en Managua los funcionarios del Ministerio de Gobernación “se lavan las manos”. Aseguran que mientras Trejos no inicie el trámite en Houston, ellos no pueden hacer nada en Managua.
A la indolencia de Trejos se suma que ante la oleada migratoria, las morgues están saturadas de cadáveres sin identificar. Eso está provocando que actualmente el laboratorio de la Universidad de Dallas, que de forma gratuita les realiza los análisis, se tarde entre ocho meses y un año en entregar los resultados.
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Laboratorios privados necesitan petición oficial
Ante tantas dificultades, un funcionario de la morgue que está guiando a los familiares les dice que para acelerar el proceso pueden recurrir a laboratorios privados de Nicaragua. Una de las limitantes es que la prueba tiene un valor alto, sin embargo, ellos están dispuestos a pagarlo.
Pero al intentar tomar esta vía nuevamente se enfrentan a la inoperancia de Trejos. En Nicaragua el laboratorio requiere una orden judicial o petición oficial para realizar la prueba y esta solo puede emitirse cuando el funcionario haya solicitado oficialmente la identificación del cadáver.
Paralelamente a estas gestiones, la familia contactó a una funeraria para que una vez que entreguen el cuerpo lo traslade vía aérea hasta Managua. El valor del servicio supera los 5,500 dólares, dinero que la familia no tiene, pero está dispuesta a hacer lo que sea para conseguirlo.
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¿Es política oficial abandonar a los migrantes?
Extraoficialmente la familia se enteró que la falta de apoyo de las autoridades nicaragüenses podrían ser en cumplimiento a una orden dada en Managua. Supuestamente funcionarios de alto nivel han dicho que Nicaragua es un país próspero y sin problemas y que la gente se va por su gusto y propio riesgo y por tanto el Estado no tiene obligación de apoyarlos.
Independientemente de que la negativa de Trejos a cumplir su obligación sea o no una orden del régimen, lo cierto es que desde hace varios meses su actitud ha provocado diversas denuncias públicas sin que encuentren eco en sus superiores de la cancillería.
Mientras tanto, los familiares de Mario y de los otros nicaragüenses que enfrentan la misma situación, se acuestan cada día con la ilusión de que al día siguiente algo le toque el corazón a Trejos y enviar un correo electrónico o hacer una llamada solicitando el inicio del proceso de repatriación.