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Enacal abastece el agua con cisternas en los barrios altos. Foto tomada del portal oficial El 19 Digital

Los eternos alcaldes de Matagalpa y Jinotega mantienen con sed a sus municipios

Varios periodos como alcaldes no les han bastado a Sadrach Zeledón y a Leónidas Centeno para acabar con la escasez de agua que enfrentan sus electores

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Entrar al baño y abrir la llave de la regadera para asearse o sofocar el calor o abrir un grifo para llenar un vaso y saciar la sed suena tan común que cuesta entender que para algunas personas sea un “lujo” inaccesible. En ciudades como Matagalpa y Jinotega la mayoría de sus pobladores solo pueden usar el agua que almacenan en barriles o pilas. Para estar seguros de tomar agua limpia deben comprarla embotellada.

A la escasez del agua se suma a que en algunas zonas cada temporada lluviosa las corrientes inundan calles y arrastran todo lo que encuentran a su paso. El problema no es nuevo, data de los años ochenta, y desde su primer periodo el actual alcalde de Matagalpa, Sadrach Zeledón, prometió solucionarlo.

Dos décadas después, Zeledón en Matagalpa y Leónidas Centeno en Jinotega están entre los más de cien alcaldes que serán reelectos en las votaciones de noviembre. La propaganda oficial justifica su permanencia en el cargo al supuesto apoyo popular del que gozan, aunque las promesas con las que arrancaron su administración en 2008 no han sido cumplidas.

Mientras tanto, los pobladores de las zonas bajas de estas cabeceras departamentales se han “acostumbrado” a tener agua en sus casas solo unas pocas horas al día. En algunos casos todos los días y en otros cada dos o tres días.

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Agua durante pocas horas o a través de cisternas

Para los que habitan en las zonas altas la situación es más complicada, ya que reciben el líquido a través de las cisternas que la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal) envía una o dos veces por semana; estas entregan dos o tres barriles de agua a cada familia.

Cuando estas no aparecen, la única opción que les queda es pagar entre 20 y 50 córdobas por cada barril de agua que cobran las cisternas privadas; el valor depende de la ubicación del vecindario. Este es un negocio de alguna manera avalado por Enacal, puesto que estas cisternas se abastecen en sus pozos.

Zeledón y Centeno son alcaldes de estas ciudades desde el 2008 y en los 15 años consecutivos que llevan en el cargo, lejos de resolverse, la escasez de agua se ha agudizado. Incluso se ha extendido a otros municipios de ambos departamentos. Situación que es admitida por las autoridades del sector.

Según el Mapa Interactivo del Agua y Saneamiento, publicado por Enacal, en las cabeceras departamentales entre el 18 y el 90 por ciento de los hogares tienen acceso al servicio, pero ninguno lo recibe durante todo el día. Los horarios de abastecimiento varían en cada departamento y van desde 4 hasta 22 horas al día.

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Falta de inversiones y de voluntad política provocan escasez

“Lo importante es mejorar los horarios de abastecimiento de las familias. Tratar y procurar que todas las familias de Nicaragua tengan más de 20 horas de agua en su casa, y que la tengan todos los días, ese es uno de los objetivos que nos mueve”, dijo Ervin Barreda, presidente ejecutivo de Enacal, a medios oficialistas.

Activistas locales que pidieron el anonimato relataron las penurias que viven los pobladores de los barrios más pobres para conseguir agua. Aseguran que en el caso de los más solventes económicamente, han instalado tanques o construido pilas en sus casas. Consideran que la falta de inversiones en el sector y de voluntad política para garantizar un buen servicio priva a estas poblaciones de este servicio vital.

Un ingeniero con muchos años de experiencia en el funcionamiento de Enacal, quien también pidió proteger su identidad, coincide en que la escasez de agua en Matagalpa y Jinotega es provocada por la falta de inversión. Además, considera que no han invertido porque Zeledón y Centeno creyeron que el proyecto que ejecutaron en los primeros años de la década del 2000, es decir en el primer periodo de Zeledón como alcalde, resolvería el problema para siempre.

“A partir del 2000 se ejecutó ese proyecto con 34.2 millones de dólares aportados por Alemania. El dinero de la contraparte lo pusieron las alcaldías de Matagalpa y Jinotega y el Gobierno central, pero no fue fácil conseguirlo. Fue un proceso de negociación complicado que tomó cinco años. Además, en 1998 el huracán Mitch provocó daños en algunas zonas de Matagalpa y Jinotega donde se realizarían las obras y eso encareció el proyecto”, explica el especialista.

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Proyecto sin proyección: creció la población, creció el problema del agua

A esto se sumó que Zeledón no ejecutó un proyecto de reforestación de las cuencas San Francisco y Molino Norte. Esto fue encomendado en los años ochenta cuando era coordinador de la Junta de Reconstrucción Municipal. Previo al inicio del proyecto se determinó que estas cuencas no tenían capacidad para abastecer de agua a Matagalpa y Jinotega, lo que obligó a buscarla en Sébaco.

Después de superar muchos contratiempos el proyecto se ejecutó. Se perforaron 13 pozos y construyeron 10 lagunas de estabilización para las aguas servidas, 4 estaciones de bombeo, 7 tanques y 2 plantas de tratamiento. También se establecieron 200 kilómetros de tubería para llevar el agua potable desde Sébaco (ubicado a 26 kilómetros) hasta Matagalpa y distribuirla; y otros 90 kilómetros de tubería para las aguas negras. Esto— según Zeledón y Centeno— garantizaría el servicio permanente en ambas ciudades.

Según un documento publicado en 2009 por la cooperación alemana, el objetivo del proyecto fue garantizar que unos 100 mil habitantes de Matagalpa y Jinotega tuvieran acceso al agua potable y a un buen servicio de alcantarillado sanitario. Pero entre los años de atraso y los que tomó la ejecución, la población se multiplicó y el problema con ella.

“Desde que se hizo el proyecto hasta ahora han pasado 22 años. Entonces resulta que toda esta inversión era para un nivel de población que no es el de ahora. Especialmente en Matagalpa han surgido nuevos repartos y asentamientos y grandes barrios y la mayoría están en los cerros. Eso significa que se tiene que bombear el agua contrapendiente, entonces la posibilidad de que llegue el agua es muy reducida”, explica el ingeniero.

Enacal abastece de agua con cisternas. LA PRENSA

Urge red de distribución de agua para nuevos usuarios

Los barrios y asentamientos son los que se abastecen con cisternas. Otra práctica es quitar el agua en la zona central donde ahora llega unas horas al día, para abastecer a otras zonas de la ciudad. “El problema es que pegaron a todos los nuevos usuarios a la red existente que tenía un diseño hidráulico determinado. Y en realidad lo que se tenía que hacer era invertir en una nueva red”, dice el ingeniero.

Además, explica que se necesita una nueva red de distribución adecuada a la zona, ya que no es lo mismo abastecer a una zona plana o semiplana que a laderas. Los alcaldes junto con Enacal tenían que hacerlo.

“Perforar pozos o construir embalses, ya que en la zona no hay mucha agua subterránea. También canalizar ríos y quebradas que permitieran crear fuentes de agua alternativas, por ejemplo para abastecer a los barrios ubicados desde las laderas del cerro Apante hasta la zona del Hotel San Thomas y el barrio Santa Teresita… Además reforestar las cuencas”, detalla el ingeniero.

Añade que también se tendría que trabajar para reducir las pérdidas técnicas que en Matagalpa pueden ser de hasta el 30 por ciento. Es decir que de cada cien metros cúbicos de agua que entran al sistema, 30 se pierden por fugas, tubos rotos, fallas en las uniones o daños provocados por los usuarios que rompen las tuberías para “pegarse” al sistema. Estas pérdidas técnicas agudizan la escasez.

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Municipios también enfrentan escasez de agua

Otra gran contradicción o quizás error del proyecto fue que mientras el agua extraída del valle de Sébaco alivió —por una corta temporada— la crisis en Matagajpa y Jinotega, se agudizó la escasez en ese municipio. San Isidro y Ciudad Darío también enfrentan una grave escasez de agua y las inundaciones durante la temporada lluviosa son un problema, especialmente en Sébaco.

Las activistas lamentan que pese al crecimiento económico de Matagalpa y Jinotega y al gran aporte que ambas ciudades hacen a la economía nacional a través de la producción del café, granos básicos y la ganadería, no existe voluntad política para garantizar este servicio básico a sus poblaciones.

Señalan también que la escasez de agua es solo uno de los muchos pendientes de Zeledón y Centeno. Desde hace varias décadas no han invertido en el drenaje pluvial; entonces en cada temporada de lluvias sus ciudades se inundan. En Matagalpa las más graves se registran en la calle de los bancos, el Parque Darío, la salida a Jinotega y algunos barrios. En Jinotega, los daños ocurren especialmente en la zona cercana al río.

Mismos candidatos, mismas promesas, mismas deudas

Otra gran deuda de Zeledón es con los tres puentes que permiten el paso sobre el río Grande para entrar a la ciudad. Los tres los construyeron hace varias décadas y a criterio de las activistas, especialmente el puente de la salida a Managua, cualquier día puede colapsar por el mal estado en que están sus bases. Se desconoce si existen planes de repararlos o sustituirlos.

Y mientras en sus municipios de los grifos sigue saliendo aire y en invierno cada año habrá inundaciones, Zeledón y Centeno se preparan para asegurarse un cuarto periodo consecutivo, en unas votaciones que en noviembre dirigirá el poder electoral dominado por Daniel Ortega.

Para Zeledón, un ingeniero civil de 68 años, este será su sexto periodo y con él cerrará treinta años en el poder. A partir de 1985 fue coordinador de la Junta de Gobierno Municipal; en 2001 obtuvo la Alcaldía en unos resultados muy cuestionados; en 2005 no compitió porque la reelección estaba prohibida, pero en 2008 volvió y se atornilló en ella.

La historia de Centeno es muy similar, obtuvo la Alcaldía de Jinotega por primera vez en las cuestionadas elecciones de 2008. Se reeligió en 2013 y 2017, y en noviembre buscará su cuarto periodo para completar veinte años en el poder.

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