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Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Laura Chinchilla: “La región centroamericana se inspira cada vez más en las posiciones autócratas de Daniel Ortega”

“Hay que seguir metiendo el acelerador en sanciones drásticas y fuertes al régimen, llámense estas económicas, comerciales, políticas hasta llegar a la necesidad de llevar a Daniel a la Corte Penal Internacional”, afirma la expresidenta costarricense

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La expresidenta costarricense Laura Chinchilla, de 63 años de edad, se mantiene viajando, pero, desde su casa en San José, conversa con la Revista DOMINGO sobre la migración de nicaragüenses a Costa Rica, la postura del nuevo presidente Rodrigo Chaves hacia el régimen Ortega Murillo y también sobre la situación actual de Centroamérica.

Chinchilla, presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014, lamenta que la región centroamericana en este momento esté sufriendo una “orteguización”, pues considera que Ortega “ha hecho de Centroamérica parte del territorio sobre el que gobierna”, ya que de alguna manera es apoyado por Guatemala, El Salvador y Honduras.

La exmandataria habla sobre el inicio de la gestión de Rodrigo Chaves, especialmente en lo relacionado a Nicaragua y espera que no haya cambios respecto a cómo se han comportado en este tema los expresidentes costarricenses.

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¿Con el nuevo gobierno del señor Rodrigo Chaves, podría cambiar la línea que traían los expresidentes costarricenses respecto a la situación de Nicaragua?

Yo confío en que se mantenga seguir acogiendo a quienes huyan de Nicaragua a este territorio de manera fraterna y también seguir condenando en los foros internacionales las atrocidades que comete la dictadura de la familia Ortega Murillo. Costa Rica ha seguido votando en la OEA las condenas que se han dado. Igualmente lo hizo en el Consejo de Derechos Humanos y también el canciller ha expresado su preocupación por cómo fortalecer la respuesta frente al tema de las solicitudes de refugio de parte de nicaragüenses. Sin embargo, no puedo dejar de expresar lo que ya he dicho abiertamente y es que se haya ignorado el consejo que de muy buena fe brindamos todos los expresidentes vivos de Costa Rica, sobre la inconveniencia de apoyar al candidato de Nicaragua para la Secretaría de Integración Centroamericana (SICA). Este gesto nos generó dudas de que en algunos aspectos sí podría haber algunas posiciones diferentes al pasado, en procura, no sé, de posiblemente poner a la par preocupaciones de tipo material o económico frente a las preocupaciones sobre derechos humanos y democracia. Esto lo digo básicamente porque la justificación que se adujo para darle esa gran concesión a Nicaragua fue la necesidad de ejecutar 150 millones de dólares que no se podían ejecutar porque el sistema estaba paralizado.

Nicaragua lleva cuatro años de crisis muy fuerte, muchos exiliados. ¿Cómo está afectando a Costa Rica?

Es muy difícil decir a Costa Rica cómo le está afectando. Lo primero, que en estas situaciones uno se pregunta cómo le está afectando a las propias víctimas, es decir, a las personas que salen huyendo de Nicaragua y que buscan refugio. Hemos estado leyendo con muchísima preocupación que se acumulan más y más solicitudes sin resolver en este momento. Si no me equivoco, debe haber unas 200,000 solicitudes pendientes de resolverse y unas 50,000 más en trámite, y esto a todas luces es inconveniente. Es inconveniente en primer término, insisto, para quienes están solicitando esta categoría especial porque sin ella se les dificulta muchísimo más encontrar oportunidades de estudio o de trabajo. En segundo término, el que no se resuelvan estas situaciones termina también impactando al país receptor, porque al no poder garantizar condiciones relativamente óptimas de acogida, genera acumulación de problemas sociales. Yo tengo una gran preocupación de por qué le ha tomado a Costa Rica cuatro años resolver este problema, estamos hoy siendo rebasados, estamos recibiendo más refugiados que los que recibimos en los años de la guerra civil y se sigue anunciando de parte de las autoridades migratorias. Se ha hablado por parte de este gobierno de buscar cooperación internacional para resolver esta situación. Creo que se pudo haber condicionado parte de la entrega de la Secretaría del SICA a Nicaragua a que esos 150 millones que iba a mandar a la Unión Europea hubieran venido una buena parte para Costa Rica y no para el régimen Ortega Murillo, para precisamente ayudarle a Costa Rica a responderle a los nicaragüenses que salen de allá.

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La vez pasada usted comentaba que un nuevo período de Ortega en el poder sería muy malo para Centroamérica, pero nuevamente Ortega está ahí. ¿Por qué cree que pasa eso? ¿Cómo mira que la comunidad internacional está actuando con respecto a Nicaragua?

Hay muchas comunidades internacionales. Si uno ve el panorama un poco más fuera de la región, uno ve una actitud muy consistente de parte de los gobiernos de Estados Unidos y de Canadá, en, no solamente las condenas que se han venido dando desde los poderes ejecutivos, de los congresos respectivos, sino también en posición de sanciones algunas de ellas muy drásticas. Lo mismo podemos decir de Europa, en donde yo le confieso que yo había perdido un poco la fe de que Europa mantuviera su atención sobre Nicaragua, teniendo el grave problema que en este momento tiene, con la invasión rusa en Ucrania. Pese a ello, vimos como recién ayer (miércoles 14 de septiembre de 2022) se aprobó una resolución que yo considero es histórica, porque ya no solamente insiste en seguir aplicando las sanciones que se han venido aplicando y extendiéndolas a más personas colaboradoras del régimen, sino que ya suma con toda claridad la necesidad de revisar los beneficios comerciales que Nicaragua está recibiendo como parte del acuerdo de asociación, algo que también ya Estados Unidos está hablando como parte de la implementación del Cafta. Europa da un paso más allá, recomendar que a Daniel se le lleve a la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. Eso resulta bastante esperanzador para quienes a veces, se entiende, dan esta lucha casi por perdida. Igual podemos decir que ocurre en organismos multilaterales. La OEA sigue condenando, el Consejo de Derechos Humanos sigue condenando a Nicaragua, aunque de poco sirven estas condenas porque estos organismos no han aplicado ninguna otra medida, como sería el caso de la OEA con la expulsión de Nicaragua. ¿Adónde es que yo sí siento que hay un debilitamiento del frente en contra de la dictadura de Daniel? Lo siento en América Latina y muy particularmente en Centroamérica. La advertencia que habíamos hecho se está haciendo realidad. Advertimos de que si no se le prestaba atención a lo que pasaba en Nicaragua, Centroamérica se iba a orteguizar y eso es lo que está pasando hoy. Daniel mira con gran desdén todas estas sanciones y condenas que recibe, porque se ha atrincherado en Centroamérica, porque ha hecho de Centroamérica parte del territorio sobre el que gobierna. Hoy recibe homenajes de algunos de los dignatarios de Centroamérica, hoy esos dignatarios no votan ninguna de las condenas a nivel internacional y más bien cierran filas apoyando sus aspiraciones para controlar los organismos de la integración centroamericana. Así que ahí es en donde está en este momento Daniel, derivando sus fuerzas. Esta es la misma región centroamericana que cada vez más se inspira en las posiciones autócratas de Daniel Ortega y cada vez más profundiza esa deriva democrática.

¿Qué ha visto en Guatemala Honduras y El Salvador?

De los países del triángulo del norte no se puede esperar ninguna política consistente en favor de la restitución de la democracia, de la protección de los derechos humanos o de la defensa de los presos políticos en estos momentos.

“Esta es la misma región centroamericana que cada vez más se inspira en las posiciones autócratas de Daniel Ortega y cada vez más profundiza esa deriva democrática”.

Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica

¿Encuentra una explicación a ese comportamiento esos países?

Serían especulaciones. Yo siento que en el fondo saben que tienen techo de vidrio, porque algunos de estos gobiernos están también iniciando o llevan ya algún recorrido de debilitamiento de las democracias en sus respectivos países. En el caso de Honduras, me parece que desafortunadamente pesa la identificación que el expresidente Zelaya ha tenido históricamente con el sector de la izquierda no democrática de América Latina, porque hay un sector de izquierda democrática, pero la izquierda no democrática entre las cuales se encuentra Maduro y Daniel, claro.

¿Cómo mira a las izquierdas más allá de Centroamérica con respecto a Ortega?

Recordemos que en Centroamérica esos apoyos vienen tanto de gobiernos de izquierda como de derecha. De manera que aquí no hay ideología que valga, sino una simple identificación con Daniel frente a tendencias autocráticas que se están viviendo. América Latina ha venido dando los votos de manera mayoritaria en las condenas que se han presentado en la OEA y Daniel se ha venido debilitando cada vez más. Es algo interesante porque en algunos momentos hasta Argentina terminó votando en contra o algunos ya ni siquiera le dan el voto a favor, sino que se abstienen. En América Latina, más allá de Centroamérica, yo sí siento que Daniel viene aislándose independientemente del hecho de que el péndulo de la región se vuelve a inclinar hacia la izquierda, después de este último ciclo electoral. Y estamos viendo algo también interesante, que aquellos gobernantes de izquierda con principios democráticos, como es el caso del presidente de Chile, Gabriel Boric, ha sido muy vocal en la condena de los hechos en Nicaragua. Esperaríamos que Colombia, después de la votación que dio en el Consejo de Derechos Humanos esta semana, se mantenga consistente en esa posición, una posición que pareciera puede estar condicionada por las discusiones limítrofes con Nicaragua, pero esperamos que prevalezcan los principios en este sentido por parte del presidente Petro y que el resultado de Brasil, una vez que se dé, pues ojalá también ayude, sea que repita Bolsonaro o sea que gane Lula, ayuden a generar siempre un respaldo a las resoluciones que se votan en América Latina.

Ortega ha arreciado ataques a la iglesia católica recientemente y en Nicaragua se lamenta un supuesto silencio papal. ¿Ha escuchado sobre eso?

Supuesto no, ha sido evidente. El Vaticano se pronunció por primera vez hace aproximadamente un mes, desde el 2018 cuando se iniciaron los eventos que han llevado a cuatro años de enorme sufrimiento al pueblo de Nicaragua. Recién se acaba de pronunciar y fue un pronunciamiento verdaderamente débil, dejó mucho que desear. Ese pronunciamiento habría sido aceptable y comprensible si se hubiese emitido durante los eventos del 2018, pero ya no cuatro años después, cuando se ha acumulado tanto sufrimiento, cuando hay tanta intransigencia puesta en evidencia y cuando particularmente en los últimos meses se ha acentuado la persecución religiosa en ese país.

Algunos consideran que el mundo tiene mayores problemas como para fijarse en Nicaragua.

El mundo ciertamente está en una etapa difícil, no solamente está experimentando la superposición de varias crisis, como la crisis de la pandemia, la crisis de las cadenas globales de valor, la crisis de la guerra en Ucrania y como consecuencia a ello también todo el incremento de precios de materias primas, del petróleo, etcétera, etcétera. No solamente se han sumado muchas crisis que han llevado mucha afectación económica y social a los pueblos del mundo, sino que particularmente hay una crisis mucho más silenciosa, pero tan grave como todas estas que se viene gestando desde hace algunos años, que es la crisis de la democracia. Al día de hoy, son casi tres veces más el número de países que en el mundo se mueve en una dirección autoritaria que aquellos que se mueven en una dirección democrática. Daniel, de alguna manera, está viviendo en tiempos en donde los vientos soplan a su favor, es decir, en un mundo en donde están abundando los autócratas. Desgraciadamente eso es así. Sin embargo, tampoco es una excusa para que los que tengamos la obligación de defender la democracia no lo hagamos.

Se rumoró que el presidente colombiano, Gustavo Petro, quiso negociar con Ortega la liberación de presos políticos. ¿Qué pensó de ese rumor?

Sobre esa especulación es difícil hablar. Sí me han llegado, en distintos momentos, información que yo diría, por las fuentes que me las han hecho llegar, son bastante serias, de que son varias ya las personas, personeros importantes, representantes de gobiernos y representantes de organismos internacionales, que han hecho un esfuerzo por acercarse a Daniel, a Rosario, en búsqueda de alternativas en relación con los presos políticos, ya sea para solicitar un trato mínimamente humano, que no se les está dando, ya sea para ofrecer países que les reciban y poder sacarlos de Nicaragua. Ha habido esfuerzos que se han hecho, pero que nunca se ha logrado llegar a nada, que la posición de Daniel y el Rosario es absolutamente intransigente más allá de lo razonable. Eso lo he escuchado y estoy segura que así ha sido.

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Se menciona mucho que Ortega está entre la espada y la pared, es decir, la única forma que tiene para no enfrentar una justicia internacional es mantenerse en el poder a toda costa. ¿Usted cómo lo mira?

Siento que hay que seguir dando las batallas. Aquí estamos frente a un par de individuos que a mí me parece, y yo sé que suena muy duro, porque de alguna manera dificulta la posibilidad de imaginar salidas negociadas, y es que me parece que son personas que han perdido todos los niveles de cordura y de sentido de la realidad. Están absolutamente despegados de la realidad, parecieran vivir en un mundo propio y siento que, independientemente de los esfuerzos que por distintos canales se quiera seguir haciendo, para ver si se consigue particularmente la liberación de los presos políticos, creo que estamos ante un escenario en donde las salidas ya son pocas y hay que seguir metiendo el acelerador en sanciones drásticas y fuertes al régimen, llámense estas económicas, comerciales, políticas hasta llegar a la necesidad de llevar a Daniel a la Corte Penal Internacional. El número de vidas que ha pagado Nicaragua, particularmente las vidas de gente joven que murieron en el 2018 y el sufrimiento que viven hoy las familias de los presos políticos y los presos políticos mismos, son claramente crímenes contra la humanidad, de manera que hay que seguir en esa dirección.

La expresidenta costarricense Laura Chinchilla revela que muchas personalidades han intentado negociar con Daniel Ortega y Rosario Murillo para la liberación de los presos políticos, pero los dictadores se han mostrado “intransigentes más allá de lo razonable”. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Plano personal de Laura Chinchilla

Nació en Desamparados, San José, el 28 de marzo de 1959, del matrimonio entre Rafael Ángel Chinchilla Fallas y Emilce Miranda Castillo.

Se graduó en la Universidad de Costa Rica con un título en Ciencias Políticas en 1981, y entre 1986 y 1989 estudió con una beca en la Universidad Georgetown de Washington D. C., de donde salió con un máster en Ciencias Públicas.

Vive sola porque se separó de su marido hace varios años y su único hijo vive aparte.

Su debut en el ámbito político se produjo en mayo de 1994, cuando fue nombrada viceministra de Seguridad Pública en la Administración de José María Figueres Olsen. Se ha desempeñado en otros cargos públicos hasta llegar a ser la primera mujer presidenta de Costa Rica, entre 2010 y 2014.

En la actualidad se dedica a ser consultora de organismos internacionales y también catedrática de universidades de Brasil, México y Estados Unidos.

Confiesa que tiene muy poco tiempo para ella, aunque disfruta mucho cuando puede invitar a amigos a tomar un vino a su casa y cuando puede visitar a su hijo.

Aprovecha cualquier momento libre para leer algún buen libro y muy de vez en cuando logra ver una buena película. Cuando se encuentra en otro país, también aprovecha para asistir a eventos culturales.

Le encanta comer todo tipo de comidas. No tiene alergias a ningún alimento. “Como viajo mucho, esos son los lujos que me puedo dar, probar todo tipo de comidas”, explica. Su alimento favorito es el pescado, en todas las maneras que se pueda preparar.

Chinchilla ha estado muchas veces en suelo nicaragüense, le encantaría regresar algún día pero en este momento no puede. “Soy non grata ahí”, afirma.

“Nicaragua siempre la he visto con alma de artista. Tiene grandes escritores, poetas, cantantes, compositores, destaca sobre Centroamérica. Lo otro que siempre he admirado del pueblo nicaragüense es su bravura, es un pueblo bravo y un pueblo que a veces lo subestiman y yo creo que ahora le ha tocado una etapa de mucho sufrimiento, pero siempre es un pueblo que logra sacar su casta y enfrentar los problemas y salir adelante”, expresa

Una nicaragüense le ayudó a criar al único hijo que tiene. “Ella es como su segunda y en algunas cosas su primera mamá”, finaliza diciendo.

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