Alrededor de las diez y media de la noche del pasado 30 de mayo, en Nandaime, municipio del departamento de Granada, todo coincidió para que el sacerdote Manuel Salvador García terminara en la cárcel y fuera condenado esta semana a dos años de prisión, mientras espera un segundo juicio en el que la Fiscalía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo supuestamente presentará otras pruebas en su contra, y la mujer a la que supuestamente agredió se mantiene en prisión preventiva.
El caso del padre García surgió en medio de una evidente escalada del acoso del régimen Ortega Murillo contra la Iglesia Católica.
Apenas unos días atrás, el obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez, había sido obligado a refugiarse en la iglesia Santo Cristo de Las Colinas, en Managua, la cual fue cercada por la Policía orteguista mientras el religioso anunciaba un ayuno indefinido. Álvarez volvió a Matagalpa hasta el 23 de mayo, cinco días después de que comenzó el asedio en su contra.
Por el mismo calvario pasó el padre Harvin Padilla, quien dijo estar “parroquia por cárcel”, ya que estuvo varios días encerrado en la parroquia San Juan Bautista, de Masaya, que tenía a su cargo. El 24 de mayo, una comitiva especial de la Arquidiócesis de Managua, encabezada por el padre Boanerges Carballo, llegó a sacar a Padilla de esa parroquia y lo trasladó a la capital. El religioso estuvo 10 días bajo asedio y amenazas de ser detenido por la policía del régimen.
Además, el 20 de mayo, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) ordenó a las compañías que ofrecen televisión por cable en el país sacar al Canal Católico de su parrilla, el cual se veía por el Canal 51.
El primer sacerdote preso de la dictadura
En esos días, cualquiera hubiera pensado que Álvarez o Padilla serían el primer caso de sacerdote encarcelado por la dictadura Ortega Murillo, pero no fue así. El 1 de junio la policía del régimen detuvo con violencia al sacerdote Manuel García, después de exponerlo en sus medios de propaganda y redes sociales.
El padre García tiene 57 años, padece diabetes y toma medicamentos para una neuropatía crónica. Y como si se tratara de una reedición del ataque perpetrado por los sandinistas, en agosto de 1882, contra el padre Bismark Carballo, al que obligaron a salir desnudo a la calle mientras una turba y reporteros de los medios oficialistas lo esperaban, el caso del padre García ha generado muchas suspicacias.
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Aunque el hecho ocurrió después de las 10 de la noche del 30 de mayo y el sacerdote fue grabado con un machete mientras retaba a las personas que lo cuestionaban por supuestamente golpear a una mujer, los videos no fueron compartidos por redes sociales en ese momento, como es común en esta época. Fue hasta el día siguiente que las imágenes se hicieron públicas, sino en las ediciones estelares de los noticieros de los medios oficialistas. Ahí empezó el reguero de pólvora.
En los videos se ve al sacerdote en el atrio de la iglesia, con un machete en la mano defendiéndose de la acusación de haber golpeado a unas mujeres y de las amenazas de irrumpir en el lugar, como le gritaba desde la calle la turba, y les advertía que no se atrevieran a entrar a la iglesia. A gritos, él respondía, “¿qué sabes vos los problemas que hay en las familias?” Pero la gente le seguía gritando e insultando. Lo llamaban ¡asesino! y aseguraban que estaba drogado.
A pesar de la publicación de los videos, donde supuestamente había una mujer chorreando sangre de la cara y que uno de los que desde afuera insultaba al sacerdote era un policía, las autoridades dejaron pasar un día más para actuar. Al padre, según la versión de una persona cercana a su familia, lo capturaron hasta el miércoles 1 de junio, cuando supuestamente lo trasladaron con violencia a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), o nuevo Chipote, donde mantienen a cerca de 30 presos políticos. Sin embargo, esa versión no ha podido ser comprobada, porque la Policía orteguista nunca lo presentó ni informó de su captura por ningún medio.
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La fuente cercana a la familia del padre dijo que, después del incidente, él se trasladó a la casa de su familia, en Carazo, y que hasta ahí llegaron a detenerlo. “Agentes de la policía y antimotines rodearon la casa y se lo llevaron con mucha violencia, lo golpearon como si fuera el último criminal. La familia no sabe hasta el momento dónde está”, relató.
Hasta ese momento, dos días después de los hechos, la mujer y supuesta víctima seguía sin aparecer.
Medios oficialistas presentan supuesta víctima
Martha Candelaria Rivas Hernández salió hasta el jueves, 2 de junio, en los medios del régimen Ortega Murillo brindando una versión de lo que había pasado la noche del 30 de mayo.
Dijo que el propio Día de las Madres nicaragüenses ella y sus hijos llegaron durante la noche a visitar al padre Manuel Salvador García en la Iglesia Jesús de Nazareno, de Nandaime, donde él era párroco. La mujer, que dijo esa vez que fue golpeada en un ojo con un candado que el sacerdote llevaba en la mano, es originaria de Diriá, otro municipio de Granada, en el que García se desempeñó como vicario de la iglesia San Pedro.
Sentada en un sofá, con moretones en ambos ojos (no solo en el que supuestamente había sido golpeada con un candado) y acosada por los periodistas de los medios oficialistas, Rivas Hernández manifestó que era “amiga íntima” del sacerdote y que habían tomado licor esa noche. La discusión habría empezado porque ella leyó un mensaje en el celular del religioso, lo que lo molestó.
Sin embargo, la mujer dijo en esa misma comparecencia que el sacerdote la golpeó con el candado de forma accidental. Porque, mientras caminaban en dirección al portón de la iglesia, “en eso hizo así (mueve la mano) y fue que me dio, con la mano izquierda que llevaba el candado y fue que me reventó allí (se toca el pómulo del ojo derecho).
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Tras aparecer brindando esa versión de los hechos, fue la oficialista Nueva Radio Ya que en la noche del mismo 2 de junio informó que el padre Manuel Salvador García había quedado en prisión preventiva por orden del juez local de Nandaime, Jaime Aguilar Ney. Hasta ese momento, ninguna autoridad había informado sobre el paradero del sacerdote.
De acuerdo con la emisora oficialista, el sacerdote estaba siendo acusado por lesiones graves en perjuicio de Martha Candelaria Rivas. Afirmaban que la mujer había interpuesto la denuncia ante la policía de que el padre, García, la había agredido con un candado la noche del 30 de mayo, en la Parroquia Jesús de Nazareno, de Nandaime, y que los videos grabados esa noche, en los que el sacerdote retaba con machete en mano a que entraran al templo religioso a unos hombres del lugar que lo interpelaron e insultaron, estaban en poder de la Fiscalía.
Pero el caso dio un giro inesperado en estos días, cuando Martha Candelaria Rivas Hernández, se negó a firmar la denuncia contra el cura porque considera que el golpe que él le dio fue “accidente” y en ningún momento se sintió agredida. Rivas y su hija, de iniciales ENSR, de 15 años, fueron sometidas a una audiencia de anticipo de pruebas ante la jueza de Distrito Penal de Adolescencia y Especializado en Violencia de Granada, María Monterrey.
Asimismo, la mujer negó que ella y el sacerdote tengan una relación de pareja, a como especificó la Fiscalía orteguista en la acusación, sino que desde el 2019 el padre García la aconseja y le da oportunidades de trabajo.
Condenado
Luego de tres semanas de encarcelamiento, el pasado miércoles 22 de junio el juez Local Único de Nandaime, Jaime Aguilar, condenó al padre García a dos años de prisión y 200 días multa por el supuesto delito de amenaza con arma contra cinco personas.
Además, el próximo lunes, 27 de junio, el Ministerio Público presentará más pruebas contra el sacerdote, en el Juzgado de Distrito Especializado en Violencia de Granada. Y la jueza Ana Fonseca Laguna, programó para el 1 de julio de 2022 el inicio de este juicio.
Este segundo proceso avanza a pesar que la supuesta víctima, Rivas Hernández, dijo en esa audiencia que el sacerdote no la agredió intencionalmente y que por eso ella no firmó la denuncia.
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Acusada
Incluso, según la denuncia, Rivas Hernández intentó retirar la acusación, pero fue encarcelada y enfrenta un proceso por el supuesto delito de falso testimonio.
Dado el actuar de los jueces locales en los procesos con tintes políticos, es probable que a pesar de la declaración de la supuesta víctima, la jueza Fonseca declare culpable al padre García por nuevos cargos.
Alegan venganza política
La fuente cercana a la familia del sacerdote, que informó de su arresto bajo condición de anonimato, aseguró que este proceso es una represalia política, porque desde el inicio de la crisis sociopolítica del país, en 2018, el padre García es un reconocido crítico del régimen Ortega Murillo. Incluso, sus críticas a las violaciones cometidas por el régimen provocaron que lo trasladaran de Diriá a Nandaime.
Por otra parte, pobladores de Nandaime manifestaron que los hombres que provocaron al padre el 30 de mayo son reconocidos orteguistas que se encontraban en el parque esa noche, cerca de la iglesia.