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Incendios en Nicaragua, Carlos Marx

En el incendio ocurrido en una casa del barrio Carlos Marx murieron seis personas, dos de estas eran niños. LAPRENSA/C.VALLE

Seis meses de impunidad en la masacre del Carlos Marx

El 19 de junio de 2018 ocurrió uno de los crímenes más crudos de la crisis en Nicaragua: seis miembros de una familia murieron quemados tras un ataque de paramilitares y policías en un barrio de Managua

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16 de Junio de 2018. Nicaragua amanece llorando bajo las columnas de humo que se elevan siniestras al oriente de Managua.

Ha iniciado este día sábado con un crimen atroz: seis miembros de una familia de comerciantes han sido calcinados en un ataque de paramilitares y policías contra los barrios orientales donde, semanas atrás, se habían atrincherado estudiantes y pobladores que repudiaban las matanzas que día a día venían perpetrando las fuerzas irregulares.

De inmediato, la noticia se expande viral entre el horror y la incredulidad: ¿Qué ocurrió aquí? Cada día el país amanecía con un recuento macabro de asesinatos cometidos por las fuerzas policiales y paramilitares en las “operaciones limpiezas” contra los más de 100 tranques que se alzaron en toda Nicaragua como método de defensa ante la represión gubernamental.

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Sin embargo, de entre todas las muertes con que el país desayunaba amargamente, esta destacó por la saña con que se cometió: un grupo de paramilitares y policías quisieron instalar francotiradores en la casa de tres pisos de cemento en el barrio Carlos Marx para cubrir las operaciones en las calles de despejar las barricadas. Ante el rechazo de la familia a ocupar su hogar para asesinar a pobladores de las protestas, los armados incendiaron la casa con toda la familia dentro, según el relato de familiares sobrevivientes, vecinos y testigos del sector.

Familia quemada en el barrio Carlos marx de Managua por paramilitares del régimen de Daniel Ortega. LA PRENSA/ WILIH NARVAEZ/ ARCHIVO
Familia quemada en el barrio Carlos marx de Managua por paramilitares del régimen de Daniel Ortega. LA PRENSA/ WILIH NARVAEZ/ ARCHIVO

El pastor Oscar Velásquez Pavón y su familia intentaron escapar del incendio, sin embargo, las turbas “apuntaban con AK-47 disparando para que no se salieran, hasta esperaron a que se quemara la casa para irse” confesó uno de los hijos del pastor a los medios.

Tres familiares (Janeth del Socorro Velásquez López, de 29 años; Francisco Javier Pavón, de 30 años; y Maribel de los Ángeles Velásquez López, de 14 años),lograron sobrevivir porque se refugiaron en una terraza y saltaron de un balcón del segundo piso, mientras el resto de la familia no logró escapar de las llamas. Ellos tenían un negocio de colchones y materiales inflamables lo que habría favorecido a que se propagara el incendio.

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Murieron calcinados Óscar Manuel Velásquez Pavón (46 años), el comerciante propietario del negocio y constructor de la enorme casa de cemento; su esposa Maritza López Muñoz (46 años), su hijo Alfredo (26 años) y la familia de este último: su mujer, Mercedes Raudez (20 años) y sus dos pequeños hijos: Matías Eliseo Velásquez (cuatro meses de edad) y Dayerys Osmari Velásquez Ráudez, de 3 años.

El tan predecible informe policial

El 19 de diciembre, en una de sus lecturas de comunicados ante medios y periodistas de la dictadura, la Policía “aclaró” el crimen de la manera más fácil y predecible: culpando a “delincuentes” y “estudiantes” de los hechos siniestros.

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El reporte lo dio a conocer el comisionado general orteguista Luis Pérez Olivas, jefe de la Dirección de Auxilio Judicial donde funciona el centro de torturas El Chipote, quien calificó la acción criminal como terrorismo, incendio y otros tipos de delitos.

Restos de la casa quemada en el barrio Carlos Marx. LAPRENSA/Wilih Narváez

Según la narrativa policial, antes de ser asesinados, en una página de Facebook supuestamente del Movimiento 19 de Abril, habrían vertido amenazas el 14 de junio contra la familia del comerciante “por negarse a sumar al paro nacional” que había tenido lugar ese mes.

El post en que se basó la Policía Orteguista para establecer “una amenaza”, fue un montaje digital realizado dos días después por los fanáticos orteguistas sobre una publicación del Movimiento 19 de Abril donde se llamaba a apoyar el paro nacional.

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Los troles del orteguismo tomaron el post original, sustituyeron la imagen del paro por una composición del señor Óscar Manuel Velásquez Pavón y se dieron a la tarea de circularlo entre sus seguidores, hasta llegar a convertirse en una inverosímil “prueba policial”.

Luego, siempre con la versión policial afín a la dictadura, llegaron el sábado 16 de junio, aproximadamente a las 6 y 10 minutos de la mañana, “grupos de delincuentes terroristas armados con tubos, lanza morteros, armas de fuego industriales y artesanales y bombas molotov, atacaron la vivienda, provocando un incendio que terminó con la vida de las seis víctimas y las tres personas lesionadas”.

Inverosímil narrativa orteguista

El mismo día del crimen, sin haber llegado a la escena del crimen ni haber iniciado la investigación de rigor, la Dirección General de Bomberos (bajo mando directo del Ministerio de Gobernación del régimen) responsabilizaron a “un grupo de encapuchados que lanzó bombas molotov contra la vivienda situada en el barrio Carlos Marx en torno a las 6:00h”.

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El jefe del centro de torturas El Chipote, para darse una pizca de credibilidad, presentó un video visiblemente editado donde uno de los sobrevivientes, Francisco Javier Pavón, quien en vivo acusó a la policía de los hechos atroces cuando ocurrió el incendio, cambió su discurso después de haber sido detenido, desaparecido y apresado en El Chipote.

Los féretros de los integrantes de la familia quemada en el barrio Carlos Marx. LAPRENSA/ARCHIVO

 

“Ellos me dijeron que dijera que había sido la Policía y lo tuve que hacer porque sentí miedo, pero la verdad es cuando salí en el segundo balcón yo no vi a ningún policía”, relató nervioso, apurado y visiblemente tenso el testigo, acusando a los canales 100% Noticias y Canal 10 de obligarlo a decir esa versión del 16 de junio.

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Mientras los cuerpos de las seis personas que habían fallecido en el incendio eran llevados a la casa donde iban a ser velados y el país gemía consternado, en la mesa de Diálogo Nacional, los representantes del régimen alegaron que estas personas eran simpatizantes del FSLN y habían sido víctimas de los supuestos “vándalos de la derecha”.

Las mentiras de Edwin Castro

“Y quería decirles que la familia fallecida, era una familia reconocida sandinista de ese barrio”, declaró entonces el diputado Edwin Castro, tratando de achacar los crímenes a los estudiantes de la Upoli.

“Qué nivel de cinismo el de ustedes, el manipular la información con tal de satisfacer su odio visceral. No voy a leer los epítetos, pero aquí me encuentro con esta familia que conozco muy bien. La familia sabe cuál es la verdad de estos delincuentes”, dijo Castro.

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“Estos delincuentes llegaron a pedir colchonetas, pero como el dueño les negó, ellos en forma de venganza llegaron a quemar la vivienda”, acusó.

A raíz de su acusación, estudiantes del Movimiento 19 de Abril atrincherados en la Upoli y que resguardaban las barricadas cercanas y que luego salieron del país, confesaron a LA PRENSA que el hijo del pastor, Alfredo, había donado 26 colchonetas a finales de mayo para que los estudiantes descansaran dentro del recinto y había logrado, mediante miembros de la congregación religiosa a la que pertenecían (Ministerio Apostolar Cristiano), conseguir víveres y unos tubos galvanizados para hacer lanza-morteros artesanales.

Familia, Alianza Cívica
Las tres fosas en que fueron enterrados los seis miembros de la familia que murió calcinada. FOTO: Wilih Narváez/ LA PRENSA

“Además, los muy delincuentes querían que los dejaran entrar a la casa para hacer uso del entrepiso de arriba para desde ahí atacar a la policía. Esta es la verdad, y esta es la razón por la que estos delincuentes realizaron estos asesinatos”, insistió el diputado al servicio de la dictadura.

Sin embargo, los familiares de la familia Pavón y los vecinos desmintieron ese mismo día y desde entonces, la torcida versión del legislador del régimen.

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Oscar Pavón, pariente de las víctimas, declaró entonces que su familia nunca ha pertenecido a ningún partido político, menos al Frente Sandinista. Afirmó que quienes mataron a la familia fueron las turbas y la Policía Nacional. Insistió en que fue testigo de cómo estos grupos incendiaron la casa y apuntaban y disparaban a los vecinos que intentaban auxiliar a las víctimas.

Las redes sociales del comerciante

El perfil en Facebook del pastor desmiente desde entonces, y para siempre, la manipulación orteguista que lo quiso ofrecer como víctima sandinista de los estudiantes y manifestantes ante el régimen.

La foto principal de su muro es una imagen prediseñada: una imagen azulada de un lago donde flotan pedazos de iceberg y se reflejan los filos blanquecinos de una cordillera nevada.

La foto del perfil muestra un rostro adusto, con cierta dureza de obrero en la mirada; pelo lacio negro y corto, ojos negros de mirada desconfiada y ojeras que le daban un vago aspecto de cansancio permanente, aspecto en el que coincidían sus vecinos al describir a Óscar Manuel como un trabajador incansable desde muy joven. “1987, año en que “comenzó a trabajar por sí mismo”, escribió él en su perfil.


La última vez que actualizó su foto de perfil fue el 9 de mayo, cuando cargaba a su nieto Matías entre las manos y lo miraba con cariño. “Le luce hermano Óscar”, le dijo una amiga entre los comentarios.

Un ejercicio de navegación en su muro permite revelar un perfil personal con más tendencia hacia el amplio sector azul y blanco que hacia el reducido grupo oficialista.

Le gustaban las páginas de canal 10, canal 12, 100% Noticias, Radio Corporación, Masaya Informativa, Escuela de Ingeniería de la UPOLI, Ministerio Unción de Vida y Radio Ya.

Un video realizado por él el pasado mayo capta un aguacero para Managua y una inundación en el segundo piso de la vivienda. Pese al incidente de estar anegado en agua, el pastor y comerciante agradece a Dios y dice que, al menos con la lluvia, se detendría la matanza que desde entonces azotaba al país hasta llegar a las 325 personas asesinadas en 2018.

“La bendición de Dios, la lluvia, al menos esto paralizó que estuvieran matándose a la gente por lo menos, ya Dios sabe lo que hace. La gloria de Dios, Dios está mostrando su poder, así dice la palabra de Dios en Jeremías 10-10 “, dijo el pastor, mientras se miraba el piso inundado y daba sugerencias para desaguar el piso.

El crimen que el mundo vio

Antes del 18 de mayo posteaba sobre sus productos –colchones Pavón– y prédicas cristianas. De hecho el 18 de abril anunció sus nuevas colchonetas de tela de Damasco, pero luego su muro se llenó de mensajes cristianos y videos y post sobre la represión.

Del crimen de la familia Velásquez-López dieron reportes varias organizaciones internacionales de derechos humanos. La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su informe investigativo de agosto de 2018, señala directamente a la Policía y grupos parapoliciales o terceros armados (paramilitares), de asesinar a la familia ante la negativa de permitirle el uso del inmueble para disparar a los manifestantes.

De igual modo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales, Amnistía Internacionales, Human Rights Watch y el Departamento de Estados de los Estados Unidos, volcaron sus sospechas sobre las fuerzas represivas del Estado.

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