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En Carazo simpatizantes del Gobierno recibieron con insultos a los obispos de la Arquidiócesis de Managua. LA PRENSA/AFP

Simpatizantes del Gobierno en Carazo recibieron con insultos a los obispos de la Arquidiócesis de Managua. LA PRENSA/AFP

Turbas orteguistas agreden a los obispos y periodistas en Diriamba, Carazo

“Queremos la paz”, “asesinos”, “vendepatria”, gritaban a la delegación de la Arquidiócesis de Managua que llegó a mediar en los enfrentamientos en la Basílica Menor de San Sebastián

“Queremos la paz”, “asesinos”, “vendepatria”, gritaban paramilitares y simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional a la delegación de la Arquidiócesis de Managua que llegó hasta Diriamba, en Carazo, a mediar en los enfrentamientos en la Basílica Menor de San Sebastián.

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Minutos después, los paramilitares golpearon al obispo auxiliar de Managua —Silvio Báez—, el cardenal Leopoldo Brenes, el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, los sacerdotes Miguel Mántica y Edwin Román, así como Álvaro Leiva, de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).

El padre Edwin Román fue agredido en la sacristía de la Parroquia de San Sebastián, en Diriamba, por encapuchados que se tomaron el templo. LA PRENSA/AFP

Los sacerdotes no pudieron mediar palabras con los encapuchados, ya que los paramilitares se ensañaron contra ellos y los medios de comunicación. En el ataque fue herido con arma blanca monseñor Báez y al periodista Jackson Orozco, de 100% Noticias, a quien le rompieron la nariz.

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“Asediado por una turba enardecida que quería ingresar a la Basílica San Sebastián en Diriamba, fui herido, golpeado en el estómago, me arrebataron las insignias episcopales y agredido verbalmente. Estoy bien gracias a Dios. Se liberó la Basílica y a quienes ahí estaban”, escribió Báez en su Twitter.

Por su parte, el cardenal Leopoldo Brenes manifestó: “Nunca habíamos visto en Nicaragua situaciones así. Nuestra palabra ha sido proclamada, fuimos contentos en medio de las debilidades, de los insultos”.

La comitiva de religiosos viajó ayer desde temprano para auxiliar a un grupo de autoconvocados refugiado en Basílica de San Sebastián, la que era asediada desde el domingo por paramilitares y un reducido número de simpatizantes sandinistas.

Los obispos, encabezados por el arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, fueron asediados por orteguistas a su llegada a Diriamba.
LA PRENSA/J. FLORES

Turbas golpean y roban a periodistas

Mientras golpeaban a los representantes de la Iglesia católica, los paramilitares estaban siendo grabados por los periodistas que se encontraban en el lugar, por los que arremetieron contra los medios de comunicación.
Los encapuchados golpearon a los periodistas Jackson Orozco de 100% Noticias y Jairo Castillo de Canal 10.

También le destruyeron el equipo al fotorreportero de LA PRENSA, Jader Flores; al camarógrafo Richard Centeno, del programa Esta Semana, y Róger Sánchez, camarógrafo del Canal 23.

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Además, le robaron el equipo al camarógrafo Federico Lanuza, de Canal 12; Kenneth Rodríguez, de 100% Noticias, y los teléfonos celulares de la periodista Daleana Ocaña, de Canal 12, y al fotógrafo Oscar Sánchez, de El Nuevo Diario.
A pesar de los golpes y las ofensas, los obispos lograron liberar a las 12 personas que se encontraban refugiadas en la parroquia desde la mañana del domingo, sitio donde quisieron instalar un puesto médico. Una vez que los religiosos salieron de Diriamba, los encapuchados se establecieron en distintos puntos de la ciudad para intimidar a la población.

Encapuchados con armas de guerra se encuentran desplegados por todo el municipio de Diriamba. LA PRENSA/AFP

Feligresía católica los recibió en Managua

Luego de ser agredidos física y verbalmente, los obispos regresaron a la Catedral Metropolitana de Managua, donde fueron recibidos por un grupo de feligreses. El cardenal Leopoldo Brenes dirigió la oración al Santísimo, pero no quiso dar más declaraciones.

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Mientras tanto, el sacerdote Edwin Román manifestó su repudio por el actuar de las turbas en Diriamba y dijo que “hemos sido testigos de la agresión que hemos sufrido. Pero más ha sufrido el pueblo con tantas muertes. El señor Ortega puede decir cualquiera cosa. Muchos sacerdotes han sido golpeados”.

De igual forma, el secretario ejecutivo de la ANPDH —Álvaro Leiva— manifestó: “Es lamentable como se dio esa agresión contra nuestros pastores, contra los hombres y mujeres de prensa, contra los derechos humanos. Yo creo que esta actitud de estos grupos, que son regulados por el Gobierno, no permitirá recuperar prontamente la paz social que tanto demanda la sociedad nicaragüense”.

El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, muestra la cortadura que le hicieron turbas orteguistas en Carazo.
LA PRENSA/CORTESÍA

Murillo justifica agresión

Pocas horas después del ataque, la vicepresidenta designada por el poder electoral, Rosario Murillo, justificó este lunes la represión contra tres municipios de Carazo, realizada el fin de semana por paramilitares, policías y tropas de choque del Gobierno, que quitaron barricadas de las vías, dejando a su paso varias personas fallecidas y varios desaparecidos.

“En el caso de Diriamba, Jinotepe (ambos municipios de Carazo), después de casi cuarenta días de cautiverio, porque fue cautiverio el que vivieron las familias, el que vivieron más de cuatrocientos transportistas internacionales en ese municipio, en el departamento de Carazo, que han venido siendo liberados gracias a Dios”, sostuvo Murillo.
Sin condenar la agresión a los religiosos, Murillo agradeció al nuncio apostólico Waldemar Stanilaw Sommertag por sus buenas intenciones y se calló sobre los ataques contra monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, quien resultó con uno de sus antebrazos heridos. También fueron agredidos monseñor Miguel Mántica y el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes.

Murillo sostuvo que tienen la misión como Gobierno de desterrar el odio y defendió el derecho que “todos tenemos de pronunciarnos y a dar testimonio cristiano de nuestro sufrimiento, promoviendo que vayamos transitando estos tiempos de oscuridad”.

“Esa visita a Diriamba del nuncio, del secretario, es una visita por supuesto que se reconoce en toda Nicaragua. Por supuesto que su buena intención y su buena voluntad son reconocidas por las familias nicaragüenses y por todos nosotros. Sabemos que tiene toda la buena voluntad y toda la intención de contribuir al reencuentro de las familias en nuestra Nicaragua”, dijo Murillo, como si nunca hubiese existido la agresión a los miembros de la Iglesia católica.

Empresa privada repudia ataque a los obispos

El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, condenó la agresión a los obispos y expresó que la falta de respeto del Gobierno hacia la Iglesia católica genera muchas dudas sobre la continuidad del Diálogo Nacional.

“Nosotros nos levantamos de la negociación (horas antes) porque no podemos seguir dialogando con un Gobierno que por otro lado estaba mandando a sus turbas a atacar obispos, a profanar iglesias, y creo que desde ese punto de vista hay que entender que esto es inaceptable”, expresó Aguerri.

De igual forma, la Cámara de Industrias (Cadin) condenó a través de un comunicado la agresión contra los representantes de la Iglesia católica en Nicaragua: “Condenamos enérgicamente los ataques y agresiones físicas del cual fueron víctimas hoy (ayer) en Diriamba los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, el señor nuncio Waldemar Stanilaw y miembros de la Alianza Cívica”.

Represión estatal alcanza a niveles deplorables

El actuar represivo del gobierno nicaragüense ha llegado a niveles deplorables, dijo horas después del ataque Amnistía Internacional después de uno de los fines de semana más sangrientos desde que comenzó la represión de protestas hace casi tres meses.

Este pasado fin de semana, paramilitares del Gobierno y fuerzas de la Policía Nacional despejaron los tranques en la Carretera Panamericana, en la zona de Carazo, con un saldo de once muertos y más de 200 secuestrados, de acuerdo con la ANPDH.

“Los grupos parapoliciales andan a sus anchas fuertemente armados, acompañados por cuerpos policiales, cometiendo ataques de forma conjunta en contra de la población civil”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

“El mensaje que envían las altas autoridades nicaragüenses es que están dispuestas a cualquier cosa para acallar las voces de quienes se manifiestan en contra de esta violenta represión. Esta situación es de suma gravedad y merece una contundente condena por parte de la comunidad internacional”, agregó Rosas.

Por lo menos 17 personas fueron asesinadas en Matagalpa, Jinotepe y Diriamba durante el fin de semana, la mayoría de ellas a manos de policías y grupos parapoliciales. Además se reportó la detención arbitraria de decenas de personas.

Los simpatizantes del Gobierno insultaron a los religiosos y hasta llamaron “asesino” al obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez. LA PRENSA/J.FLORES

Turbas endemoniadas profanan templo en Jinotepe

El asedio al pueblo católico de Carazo continuó a eso de las 2:00 de la tarde, un grupo de mujeres acompañadas de encapuchados armados llegaron a la Parroquia Santiago Apóstol de Jinotepe y como el templo se encontraba cerrado, abrieron la puerta principal a golpes y empujones, forzando las cerraduras.

Una vez adentro del templo, los paramilitares comenzaron a destruir todo lo que hallaban a su paso y sacaron a la calle los insumos médicos que guardaban para atender a los heridos, ante el cierre de los hospitales.

En el atrio del templo le prendieron fuego a una banca de madera y todos los insumos y gritaban obscenidades a los sacerdotes. “Asesinos, asesinos, terroristas”, les gritaban varias mujeres a los sacerdotes tras vapulearlos, empujarlos y lanzarles en la cara los insumos médicos.

El padre Eliseo Hernández, vicario de la parroquia, quiso hablar, pero la turba le gritaba “asesino” y lo callaron con palabras soeces.

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“Con esta barbaridad que están ordenando Daniel Ortega y la Rosario Murillo, solo van a ganar más repudio del pueblo”, dijo una feligrés bajo anonimato. Incluso personas de afiliación sandinista que son católicas condenaron lo que el Gobierno está haciendo en Jinotepe.

Además, la turba rompió los candados de la capilla de la imagen de Santiago, patrono de la ciudad, y entró a destruir sus objetos y reliquias. Rompieron imágenes y bancas y en la capilla del Santísimo, quebraron varias imágenes de ángeles y el reclinatorio. La casa cural también fue destruida.

Posterior al ingreso de los religiosos a la Basílica, las turbas del Gobierno entraron por la fuerza y continuaron agrediendo a los obispos, periodistas y personas que se encontraban refugiados. LA PRENSA/J.FLORES

Este templo ha sido el refugio de los jóvenes que protestan contra el Gobierno, desde el mes de abril. Como los sacerdotes han apoyado a las personas heridas y agredidas por la Policía y afines al Gobierno, los paramilitares que destruyeron el templo exigieron a las personas que se encontraban en el parque central que se fueran a sus casas, con el objetivo de que no hubieran testigos de lo que estaba pasando en la iglesia.

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Este calvario que vivieron los padres y el pueblo católico duró más de tres horas, sin que el pueblo pudiera defender a sus sacerdotes. La iglesia y el parque se mantienen asediados por antimotines, paramilitares y policías, que no hicieron nada por defender a tres indefensos sacerdotes que estaban solos.

(Con colaboración de Lucía Vargas y Leonor Álvarez).

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