La periodista guatemalteca Dina Fernández dijo que la decisión del Gobierno de Estados Unidos al incluir al presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, en la lista de sancionados de la Ley Global Magnitsky Act es un claro mensaje para el presidente designado Daniel Ortega y su círculo cercano de que le hace el trabajo “sucio”, incluyendo a los que hacen negocios.
El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó al presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, como parte de un grupo de 13 personas señaladas como abusadoras de derechos humanos y corruptas en el mundo.
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Rivas, un congresista guatemalteco y un empresario dominicano son los tres hispanos que aparecen en la última ronda de sancionados.
La medida implica el congelamiento de cuentas bancarias, bienes, suspensión de visas, no pueden hacer negocios con ciudadanos o empresas estadounidenses, y la inclusión en la llamada “lista negra” de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés).
Las consecuencias no solo es a nivel de Estados Unidos, sino también se extienden al resto de países que monitorean la lista de la OFAC.
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Mensaje para la plana mayor
“Básicamente se trata de un mensaje para la plana mayor de Daniel Ortega y las personas que les hacen el trabajo sucio político, o hacen negocios con ellos. Ahora la pensarán mejor, no vaya a ser que les caiga la chibolita (pelota) o que una chibolita, al caer cerca de ellos, los salpique y afecte”, dijo la periodista que es presidenta del consejo editorial del diario digital Soy502, en Guatemala.
“El Tesoro está congelando sus activos y denunciando públicamente los atroces actos que han cometido, enviando un mensaje de que hay un alto precio para pagar sus fechorías “, dijo el secretario del Tesoro, Steven T. Mnuchin, al anunciar las sanciones.
Dificultades personales importantes
Fernández dijo que las sanciones de la Ley Magnitsky suponen dificultades personales importantes para quienes las reciben porque significa la pérdida de acceso a toda relación bancaria, imposibilidad de tener tarjetas de créditos, y el no acceso a seguros o fianzas.
Los bancos corresponsales
“El problema no es solo si tienen cuentas en la banca fuera de plaza, las bancas locales por las corresponsalías internacionales, también se ven afectadas. La Ley Magnitsky le decreta al sancionado una especie de muerte bancaria. Además, pierden cualquier inversión que tengan en el extranjero. ¿Cómo esconder esos bienes eventualmente obtenidos con dinero de la corrupción? ¿Cómo lavar (ese) dinero?”, cuestionó la periodista para describir la dimensión de la sanción.
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De acuerdo con la experta, las consecuencias de la Magnitsky implican un riesgo financiero importante.
“Hará pensar a muchas personas si vale la pena hacer tratos con personajes ligados a la corrupción o abusos de derechos humanos en Nicaragua. Sabemos que muchos no tienen ningún escrúpulo político, harían negocios con el mismo diablo, pero si estos negocios implican un riesgo financiero para ellos, sí que se lo van a pensar”, acotó la periodista.
Perseguiría hasta sus testaferros
Otros expertos consideran que al incluirlo en la lista de la OFAC, las autoridades estadounidenses tienen la facultad y la capacidad para perseguir a cualquier testaferro que Rivas pudiera tener.
El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, dijo la semana pasada que los bancos nacionales ya rompieron relaciones con el presidente del CSE.
El silencio de Ortega
Roberto Rivas Reyes ha sido el encargado de contarle los votos al régimen de Daniel Ortega y se ha visto inmiscuido en escándalos.
Pero hasta ahora ningún funcionario de peso en el gobierno de Ortega ha defendido públicamente al magistrado que llegó al Consejo Supremo Electoral (CSE) en 1995 impulsado por el cardenal Miguel Obando y Bravo, hoy a sus 93 años cardenal emérito.
La vocera del gobierno y vicepresidenta Rosario Murillo no ha abordado el tema en sus acostumbradas intervenciones del mediodía en los medios oficiales.
Cuando los congresistas aprobaron el Nica Act, el gobierno de Ortega reaccionó inmediatamente condenando el hecho.