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Muy triste, deprimida, sin querer salir de la casa, así se encuentra la presidenta del poder judicial de Nicaragua, Alba Luz Ramos Vanegas, después que la codictadora Rosario Murillo ordenó su defenestración, afirman personas allegadas a la magistrada.
El de Ramos es un caso raro, porque sigue siendo la presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), a pesar de que no llega a su oficina desde noviembre de 2023, cuando el asesor presidencial en temas de seguridad, Horacio Rocha, la desalojó de su despacho y la llevó bajo arresto a su casa, en un residencial de militares ubicado cerca del kilómetro 16 de la Carretera a Masaya.
“Nunca se ha conocido una carta de renuncia de ella, ni se ha leído en la Asamblea Nacional. La corrieron de hecho”, explica una persona que trabajó de cerca con ella en la Corte. La prueba es que quien ahora está al frente del poder judicial, el magistrado Marvin Aguilar, sigue en el cargo de vicepresidente.
“Natalia”, a como conocían a Alba Luz Ramos dentro del Frente Sandinista (FSLN) cuando eran guerrilleros que luchaban para botar al dictador Anastasio Somoza Debayle, estudió Derecho en León y luego, tras la toma de un comando sandinista de la casa del exfuncionario somocista José María “Chema” Castillo, en diciembre de 1974, se tuvo que ir del país ya que la Guardia Nacional la buscaba porque ya sabían que era colaboradora del FSLN y la iban a juzgar en un Consejo de Guerra.
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En su exilio, siguió estudiando Derecho en Suiza y luego inglés en Inglaterra. Para cuando los sandinistas iniciaron la ofensiva final en 1979, Ramos estaba viviendo en Texas, Estados Unidos, y se fue a México para trabajar ahí en un comité de solidaridad con los sandinistas.
Cuando Somoza cayó, ella llegó a Nicaragua en el primer avión que salió de México.

Ramos ha contado que Ernesto “Tito” Castillo la llevó a trabajar con él en la Procuraduría General de Justicia, como subprocuradora. Sin embargo, una persona que la conoce desde que ella era joven cuenta que Ramos tuvo un romance con Daniel Ortega en los primeros años de la Revolución sandinista y fue Ortega quien la colocó en la Procuraduría.
Esa relación con Ortega es la que Rosario Murillo nunca le perdonó a Ramos.
Ramos fue subprocuradora junto a Carlos Argüello Gómez, el mismo abogado que después se destacó como representante de Nicaragua en los tribunales de La Haya. Argüello Gómez sustituyó después a Tito Castillo como procurador, cuando este último se fue como embajador a Moscú.
Luego, fue Ramos quien sustituyó a Argüello Gómez como procuradora cuando él se fue de embajador de Nicaragua a La Haya.
En noviembre de 1988, Ramos fue nombrada magistrada del poder judicial y, casi dos años después, cuando los sandinistas perdieron el poder, ella fue la única magistrada judicial sandinista que no salió de la Corte Suprema.
Cuando Horacio Rocha la desalojó de su despacho, por órdenes de Rosario Murillo, llevaba exactamente 35 años como magistrada de la Corte, y era la más antigua en toda América Latina.
La pugna con Rosario Murillo
Aunque Rosario Murillo tiene incidencia en el país desde que Daniel Ortega regresó al poder en enero de 2007, el verdadero poder que ostenta Murillo lo comenzó a madurar aproximadamente desde 2014 y fue cuando Alba Luz Ramos comenzó a ausentarse de las reuniones que se hacían de los cuatro poderes del Estado.
Si Ramos sabía que quien iba a coordinar la reunión era Daniel Ortega, asistía, pero si sabía que sería Rosario Murillo, no llegaba a la reunión, para evitar confrontación.
“Es un odio recíproco”, cuenta una fuente del poder judicial.
En septiembre de 2023, durante el aniversario del Ejército, se les vio sonriendo y conversando juntos a Alba Luz Ramos, Rosario Murillo y Daniel Ortega, pero sería solo un espejismo, porque un mes después Murillo comenzó la intervención del poder judicial, encarcelando a todos los allegados a Ramos.
El primero fue Berman Martínez, el administrador de la Corte Suprema, y sobre quien Ramos había depositado una gran confianza. Primero, Ramos empezó autorizando que Martínez pudiera emitir cheques solo con la firma de él hasta por un monto de 10 mil dólares. Luego, fue subiendo.
Cuando Martínez fue detenido, podía emitir cheques solo con su firma hasta por un monto de 100 mil dólares.

Poco antes de la detención de Martínez, este habría organizado una gran fiesta hasta con champán, y los allegados a Ramos creen que alguien del poder judicial informó de esos derroches a Murillo, quien habría aprovechado para armar un complot contra Ramos y encarcelarla, inclusive.
Luego, fueron encarcelados otros cercanos colaboradores de Ramos, como su vocero Roberto Larios o sus asesores María José Camacho y Moisés Astorga.
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En total, fueron más de 100 colaboradores cercanos a Ramos los que fueron purgados de la Corte, por órdenes de Murillo, con ayuda de Horacio Rocha y Fidel Moreno.
El 24 de noviembre de 2023, el comisionado Rocha expulsó a Ramos de su oficina y no le permitió sacar sus pertenencias. Ramos protestó, pero Rocha le advirtió que la orden “venía de arriba”.
Ramos había intentado irse
Alba Luz Ramos siempre defendió los intereses de Daniel Ortega, especialmente cuando el dictador se reeligió en contra de la Constitución Política en 2011 y también tras las protestas de 2018.
Sin embargo, en 2018, trató de ser comedida, comentan fuentes del poder judicial. Por ejemplo, se negó a autorizar la compra de camionetas Hilux nuevas por parte del poder judicial para que se trasladaran los paramilitares que, con armas de guerra, causaron la muerte de más de 350 nicaragüenses cuando reprimieron las protestas.
Sin embargo, después, Ramos empezó a sentirse cansada porque había mucha presión por parte de los dictadores para que los presos políticos fueran condenados.
Entonces, en varias ocasiones, Ramos le puso la renuncia a Ortega, pero el dictador no la aceptó.
Seguidamente, Ramos intentó irse del país, confirman sus allegados. En al menos dos ocasiones realizó los trámites migratorios, pero en Migración no le dieron la salida.

El control migratorio contra Ramos fue tan fuerte que, en 2022, le autorizaron una salida a República Dominicana a un congreso de cortes supremas, pero con la condición de que la hija quedara de rehén dentro de Nicaragua. Ramos fue a República Dominicana y regresó al país.
De tres fuentes consultadas, solo una afirma que, ya de último, Ramos intentó irse de manera irregular con su hija, su yerno y sus nietos. “Ya tenía hasta los coyotes”, dice la fuente. Las otras dos fuentes dicen que desconocen si eso fue así.
Sin embargo, coinciden todos, la dictadura nunca la iba a dejar salir. “Ella sabe mucho”, dice una fuente.
Ortega intercedió
La idea de Rosario Murillo era encarcelar a Ramos y confiscarle todos los bienes.
Ramos, dice una de las fuentes, tiene mucho dinero, tanto dentro como fuera del país, después de haber sido magistrada judicial por más de 30 años.
Tiene también varias propiedades. Por ejemplo, en el residencial donde vive, que es de militares, compró la casa que era del general Roberto Calderón, ya fallecido, para que viviera cerca de ella su hija María Alejandra Ramos.

LA PRENSA/ ARCHIVO/ JADER FLORES
Aunque se ha hablado de que le confiscaron propiedades en Altos de Ticomo, en Managua, y en el balneario de Poneloya, en León, una de las fuentes indica que Daniel Ortega intercedió por Ramos ante Rosario Murillo, para que detuviera la auditoría que se estaba realizando en la Corte y para que Ramos no fuera encarcelada, pero sí saliera de la Corte.
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A pesar de ello, todo le salió mal a Ramos. Fue expulsada del poder judicial y, ahora, un tribunal en Argentina está pidiendo la captura internacional de ella, como cómplice de los crímenes de lesa humanidad de los Ortega Murillo.
Eso explica la gran depresión bajo la que se encuentra la todavía presidenta del poder judicial de Nicaragua.