En la memoria del periodista Leo Cárcamo quedó grabado aquel día de enero de 2019, cuando fue secuestrado en una calle de la ciudad de León por el temido comisionado de la Policía, Fidel Domínguez.
Se lo llevó para torturarlo personalmente. Lo golpeó, lo pateó, lo insultó, lo amenazó y, cuando el periodista creyó que lo iba a matar, el jefe policial lo llevó a una reunión donde participaban todos los policías del departamento y lo exhibió desnudo frente a todos.
De nuevo lo golpeó, lo obligó a arrodillarse frente a los oficiales y lo humilló nuevamente.
A las pocas horas fue liberado e intentó retomar su vida y su trabajo en la radio, pero notó que su cuerpo y su mente le pedían abandonar el oficio. Pensó que quizás si se alejaba de las noticias y de salir al aire, finalmente la dictadura se olvidaría de él.
Logró esquivar la persecución durante un par de años, pero, a finales de noviembre de 2024, fue secuestrado por segunda ocasión y actualmente forma parte de los 45 presos políticos que el Mecanismo para el Reconocimiento de las Personas Presas Políticas contabilizó hasta el 13 de diciembre de 2024.
Periodista clásico
Leo Catalino Cárcamo Herrera fue el nombre con el que lo bautizaron. Nació el 22 de abril de 1963 en el municipio de La Paz Centro, en el departamento de León, a 57 kilómetros de la capital, Managua. Por aquel entonces, La Paz Centro aún no había recibido su título de ciudad; lo obtuvo en 1969.
Con esfuerzo estudió la carrera de Periodismo y comenzó a trabajar en una emisora de León. Todos los días recorría en bus los 36 kilómetros que separaban ambas ciudades.
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Con mucho trabajo y amor por el oficio periodístico fue construyendo un nombre y reconocimiento en las ondas radiales del occidente de Nicaragua. A mediados de los años 90 conoció a Juan Toruño Calderón, un pionero de la radiodifusión nicaragüense que había fundado Radio Darío en 1949.
En 1996, Aníbal Toruño, uno de los hijos de don Juan, llegó a Radio Darío y ahí conoció a Leo. De inmediato se dio cuenta de que aquel periodista era el indicado para dirigir la parte informativa del medio de comunicación.
“Lo recuerdo redactando los guiones de radio en una máquina de escribir, en la redacción de la emisora”, cuenta Toruño a LA PRENSA desde el exilio. Juntos fundaron dos noticieros: Libre Expresión y Centro de Noticias. Llegaron a ser los informativos radiales más escuchados de occidente.
“Lo querían mucho”
Era un personaje emblemático de las calles de León. Más de tres décadas en la radio lo habían convertido en alguien popular. “Era muy querido entre diferentes sectores de la ciudad, desde los médicos, los sacerdotes y hasta los intelectuales. Sabía querer y la gente lo quería mucho”, recuerda un allegado que pidió anonimato.
Nunca se casó y consideraba a sus sobrinos como sus hijos. Su núcleo familiar lo formaban esos niños, sus hermanas y su madre, a quien adoraba.
Con sus ahorros le construyó una casa a su madre en La Paz Centro, donde vivió con ella hasta su fallecimiento. “Yo le decía que su mamá era su muñeca. ¡Cómo la quería! A mí me gustaba verlo cuidándola y tratándola. Cuando su señora madre se fue, algo de Leo se fue con ella”, cuenta Aníbal Toruño quien actualmente es director de Radio Darío, medio de comunicación que en 2023 cambió su nombre a Darío Medios Internacional.
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A pesar de que siempre fue un hombre solitario, Leo era alegre. Le gustaba bailar, comer y todos en la ciudad de León sabían cuándo era su cumpleaños porque lo celebraba a lo grande. Música, mariachis, comida y bebida nunca faltaban en abril.
No era fiestero ni bebedor. Su devoción auténtica era hacia la Virgen María. Los días de las fiestas marianas se vestía de gala y asistía a misa. Nunca faltaba a esas celebraciones religiosas.
El retiro
A mediados de los años 2000, sus problemas de salud se agravaron. Tenía diabetes e hipertensión. También padecía cataratas, lo que le dificultaba leer.
Los colegas periodistas que lo conocieron aseguran que le aterraba la idea de dejar el periodismo. Estar frente a los micrófonos le daba vida. Sus temáticas favoritas eran el día a día de la ciudad, la economía, los temas sociales y políticos. Durante los años 90 realizó mucha reportería de calle, cubriendo sucesos en todo el departamento e incluso desastres naturales, como el paso del huracán Mitch en 1998, que dejó un rastro de muerte y destrucción en Nicaragua.
La noche del 20 de abril de 2018, mientras en el país se registraban manifestaciones y represión, Radio Darío fue incendiada por miembros del Frente Sandinista. Rociaron gasolina en las instalaciones e intentaron quemar vivos a los periodistas que estaban en el interior, entre ellos Aníbal Toruño. Dos de los atacantes murieron en el lugar al ser alcanzados por las llamas de la explosión. La radio quedó completamente calcinada.
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Después del amargo momento en que fue torturado por el comisionado Fidel Domínguez, la diabetes de Leo se descontroló. El estrés al que fue sometido terminó de deteriorar su delicada salud, lo que lo obligó a abandonar el periodismo. “Leo y yo acordamos que se retirara para vivir una vida más tranquila”, recuerda Toruño.
Los últimos tres años, el periodista los pasó en su vivienda en La Paz Centro, alejado de la radio y de la represión que aún se vive en Nicaragua.
A finales de noviembre de este año, oficiales de la Policía llegaron a su casa para secuestrarlo nuevamente. Al menos 11 personas fueron detenidas ese día en diferentes partes del departamento.
El 11 de diciembre, medios nacionales informaron que varias de estas personas fueron enviadas a sus hogares bajo el régimen de casa por cárcel. Pero Cárcamo no fue excarcelado. Según varias fuentes, no lo liberaron por un tema de “salud mental”. Estas mismas fuentes afirman que el periodista ha perdido la memoria, sufre una profunda depresión y se encuentra en una situación crítica, con alucinaciones e inestabilidad.
“Me duele en el corazón que se atrevan contra él. Es una cobardía. Creo que debería estar en un hospital; ese hombre era como un niño. Era incapaz de hacerle daño a una hormiga”, señaló un amigo cercano del periodista que ha tenido “información delicada” sobre el estado de Cárcamo, pero que, por razones de seguridad, prefirió no dar detalles.
Como es común en Nicaragua, la familia del preso político no quiere hablar con los medios de comunicación por temor a represalias de la dictadura Ortega-Murillo, por lo que se desconoce su situación actual y el lugar donde se encuentra detenido. Toruño, por su parte, hace responsable al régimen Ortega-Murillo por lo que le pueda ocurrir a Cárcamo.