La violencia económica es una forma de abuso que, aunque menos visible que otras formas de maltrato, puede tener consecuencias devastadoras para las víctimas. Este tipo de violencia se manifiesta a través del control y la manipulación de los recursos financieros, impidiendo que la persona afectada tenga acceso a su propio dinero o tome decisiones económicas independientes.
Sin embargo, muchas veces, las víctimas no se percatan que están enfrentándose a un contexto de violencia económica ya que a menudo ocurre en el contexto de relaciones de poder desiguales dentro del hogar, y sus efectos pueden ser duraderos, afectando no solo el bienestar financiero, sino también la autoestima y la autonomía de la víctima.
Según la ONU Mujeres, la violencia económica consiste en lograr o intentar conseguir la dependencia financiera de otra persona, manteniendo para ello un control total sobre sus recursos financieros, impidiéndole acceder a ellos y prohibiéndole trabajar o asistir a la escuela.
“Un análisis sobre las desigualdades entre hombres y mujeres es necesario para saber lo que sucede en los hogares. En Nicaragua no contamos con cifras oficiales confiables y podemos decir que hay profundas brechas de género entre hombres y mujeres”, expresó la socióloga y feminista María Teresa Blandón.
Detectar la violencia económica puede ser un desafío, ya que frecuentemente se enmascara bajo la apariencia de control financiero responsable o cuidado.
“Esto es un problema estructural no solo de las parejas. Esto afecta todo, pero particularmente a las mujeres por la carga que se les asignó. En algunas familias, algunos hombres regatean el tema del dinero, aun cuando es para atender las necesidades de los hijos y las hijas. Si se separaron, algunas veces dejan solas a las mujeres al cuidado de las hijas”, señaló Blandón.
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Según el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, cerca de 3.9 miles de millones de mujeres de todo el mundo se enfrentan a barreras legales que afectan su participación económica. “Las mujeres ganan solo 77 centavos por cada dólar que se paga a los hombres”, refirió el 28 de junio de 2024.
¿Cómo identificar la violencia económica en el hogar?
Algunas de las formas en las que se implementa la violencia económica en el hogar van desde el acceso limitado a fondos hasta la negación absoluta de recursos básicos.
También se pueden encontrar escenarios en los que el abusador controla cómo y en qué se gasta el dinero, exigiendo que la víctima rinda cuentas detalladas sobre cada gasto, aunque estos sean cubiertos con ingresos de la propia víctima.
Existe además la privación económica, que consiste en la prohibición para trabajar y la negación de recursos básicos. Además, en el caso de la manipulación financiera, el abusador puede incurrir en deudas a nombre de la víctima, hacer cargos indebidos en tarjetas de crédito a nombre de la víctima sin su consentimiento, control de documentos financieros, entre otros.
Sin embargo, en algunos casos, el abusador puede acudir a tácticas psicológicas para mantener el control financiero, a través de amenazas o chantajes.
¿Qué hacer?
Blandón considera que en casos como estos, las víctimas pueden denunciar ante las autoridades. No obstante, expresó que no siempre se obtienen resultados favorables.
“El tema es que eso es bien difícil. Las mujeres van, ponen la denuncia, pero el proceso siempre es lento. Muchas veces, esto termina con un acuerdo. Pero muchas veces, los hombres no cumplen y las mujeres pierden tiempo”, refirió.
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En ese sentido, señaló que el Estado debe proteger a las víctimas de violencia económica a través de mecanismos competentes para que se acceda a la justicia.
“Hay que seguir exigiéndole al Gobierno que invierta más recursos del presupuesto en la salud, la educación, los centros gratuitos a la niñez para que las mujeres puedan tener tiempo libre para trabajar”, refirió.
Las víctimas de violencia económica deben buscar apoyo profesional, documentar las evidencias, crear un plan de seguridad y acceder a recursos de apoyo. Entre las personas que pueden contactar están los profesionales en trabajo social, abogados especializados en violencia doméstica y psicólogos.