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En menos de una semana la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó el cierre permanente de los consulados de Nicaragua en Los Ángeles y Houston, en Estados Unidos, lo que a lectura de opositores es una estrategia de la dictadura para tener “mayor control”.
Las notas colocadas en las puertas de las oficinas de los consulados cerrados informan que a partir del 19 de enero cesaron sus “funciones” de manera definitiva y que para los trámites los nicaragüenses “tienen que dirigirse a los consulados de Miami, Nueva York o Washington”. No se mencionan las otras sedes en New Orleans ni San Francisco.
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En suelo norteamericano funcionan al menos siete consulados nicaragüenses: en Miami, Los Ángeles, San Francisco, Houston, Nueva York, New Orleans y Washington DC, según el sitio web Municipios de Nicaragua.
El cierre de los consulados de Nicaragua en EE. UU. ha sido repudiado por opositores nicaragüenses debido a que consideran que la dictadura busca desatenderse de sus obligaciones consulares con los nicaragüenses en dicho país.
Dictadura busca “tener más control”
La opositora y defensora de derechos humanos, Haydeé Castillo, mencionó que desde que Ortega retornó al poder en 2007 “tenemos un régimen que está centrado y su prioridad es acumular poder político y económico y ha tenido la osadía de usar la desgracia que le ha creado al pueblo con el desplazamiento forzoso como una estrategia para su enriquecimiento ilícito”.
Castillo apuntó que la dictadura, al cerrar estos consulados, “viene a confirmar cómo han derrochado todos estos años, porque un consulado o embajada es un territorio de los nicaragüenses para velar por los derechos; sin embargo, estos consulados dejaron de cumplir con esa misión para convertirse en oficina de misión y defensa de la dictadura Ortega-Murillo”.
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Por su parte, Juan Sebastián Chamorro, excarcelado político y desterrado en EE. UU., dijo a LA PRENSA que el cierre de los consulados se da “con el objetivo de tener más control, la idea de la dictadura es siempre centralizar todo lo que hace y esa es la naturaleza propia de la dictadura totalitaria”.
Chamorro agregó que “probablemente busquen reducir los pocos que quedan, tengo entendido que van a cerrar el de New Orleans, probablemente lo cierren y solo se queden con uno, para centralizar la toma de decisiones para trámites de pasaportes y otras actividades consulares para que se evite la filtración de acciones que puedan dañarle, supuestamente”.
Precedente de los años 80
El opositor en el exilio recordó que en los años 80 en EE. UU. solo quedó funcionando el de Washington DC.
En junio de 1983, la Administración del (entonces) presidente Ronald Reagan ordenó el cierre de los seis consulados de Nicaragua en Estados Unidos y la salida inmediata de 21 diplomáticos nicaragüenses, como réplica a la expulsión de tres funcionarios norteamericanos de la Embajada de EE. UU. en Managua.
Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), afirmó que el cierre debe ser visto desde tres aristas, la primera tiene que ver con el caso de seguridad.
“Hay que recordar que el viceministro del Ministerio del Interior (Mint), Luis Cañas, ha estado siempre detrás de la entrega o suspensión del pasaporte, pero ahora como comisionado general y siendo parte del Mint y seguridad del Estado, él está teniendo mayor control de los pasaportes, menos consulados mayor control de la dictadura”, explicó McFields.
“Castigo generalizado”
A lectura de un analista político nicaragüense, quien pidió no ser citado por temor a represalias, la dictadura “está queriendo mandar un mensaje de desatenderse del 20 por ciento de la población de Nicaragua que se encuentra en el suelo norteamericano”.
“Yo pienso que es una política de castigo generalizado, porque la gran mayoría de migrantes, aunque hay un gran número por razones económicas, hay también un alto volumen de migrante por razones políticas, quiere dificultarles las cosas, hacerles imposible, renovar sus documentos, apoyarlos con el auxilio consular cuando lo requieran. Desprenderse de la diáspora nicaragüense”, agregó.
Remarcó que lo que hace el régimen Ortega-Murillo “significa un grave incumplimiento de sus obligaciones constitucionales y bajo el Derecho Internacional, porque Nicaragua está obligado a brindar apoyo consular a los nicaragüenses en el extranjero, y al cerrar los consulados estaría desacatando a la población y dejándolos sin la protección consular”.
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En ese sentido, McFields afirmó que la dictadura “busca castigar a los opositores y a los nicaragüenses, porque al tener menos consulados esto tiene un impacto catastrófico en la diáspora, en la comunidad que vive en el exterior, para sus trámites de documentos, es una venganza, es el odio político que tiene el régimen”.
McFields señaló que el tercer elemento es el tema económico. “Desde hace varios años la dictadura había comenzado con un drástico recorte, hace cinco años le dijeron a los cónsules que ya no le iban a pagar las casas donde vivían y tenían que vivir en la oficina consular, fue una medida bien dura, y otras reformas que tienen que ver con el mundo consular”.