El retiro del embajador de Nicaragua en Argentina, por la incomodidad que le causa a la dictadura de Daniel Ortega las expresiones del presidente entrante Javier Milei, es para los críticos una decisión adelantada y poco convencional, porque el nuevo gobernante ni siquiera ha tomado posesión oficial de su cargo. Además, lo calificaron como un exabrupto e intolerancia que ya caracteriza las acciones del orteguismo.
Este 4 de diciembre, mediante nota de prensa de la cancillería de Nicaragua, se anunció el retiro del embajador de Nicaragua en Argentina, Carlos Midence, “frente a reiteradas declaraciones y expresiones de los nuevos gobernantes” de Argentina, en alusión a Milei, un político de la extrema derecha, que cuestiona sin reservas los regímenes autoritarios como el de Ortega.
Poderoso mensaje
El exembajador nicaragüense ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, explicó que en diplomacia retirar a un embajador tiene un mensaje poderoso, que significa que las relaciones entre los países están en riesgo.
“El retiro del embajador no es una ruptura, pero es una alerta roja de las relaciones diplomáticas, es un mensaje poderoso, porque tenés embajador y lo retirás, y la manera que argumenta de los motivos, no es que lo llamó para una consulta particular, sino que dice por los gobernantes que vienen”, manifestó McFields.
El exdiplomático valoró que la llegada de Milei es un golpe para Nicaragua, porque es otro país que se suma a adversarlo.
“Ya no va a tener a un mudo que se calle ante todos los abusos y crímenes de lesa humanidad y hay un tercer elemento que es el aspecto jurídico, aquellas denuncias de crímenes de lesa humanidad, ahora van a contar con una especie de respaldo del gobierno de Argentina, que va a estar más receptivo a las denuncias de crímenes de lesa humanidad y violaciones de derechos humanos. Esas acusaciones que estaban allí, podrían cobrar más fuerzas con el respaldo del Ejecutivo”, manifestó McFields.
La Justicia argentina inició el 5 de octubre de 2022 una investigación penal contra el dictador Daniel Ortega y otras autoridades del régimen de Nicaragua para determinar si cometieron crímenes de lesa humanidad, como lo han denunciado organismos de derechos humanos internacionales.
Régimen de Ortega no enfrenta las críticas
McFields también valoró que ya es un hábito del régimen orteguista abandonar los espacios diplomáticos cuando tiene que enfrentar críticas.
“Es un mensaje de profunda cobardía de la dictadura, nuevamente se repite el esquema de la OEA, cuando no puede dar la batalla o cuando sabe que no hay mucho por hacer lo que hace es huir, lo vemos en la OEA ahora lo repite con Argentina, cuando un presidente que va a entrar en los próximos días, ha dicho que va a tener una (posición) firme y clara contra las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela”, dijo McFields.
Retiro de embajador ante el gobierno de Alberto Fernández
El hecho de haber retirado al embajador antes que Milei asuma la Presidencia significa que lo hizo ante el presidente saliente, Alberto Fernández, que si bien no fue un aliado públicamente del orteguismo, mantenían relaciones moderadas y a nivel de la embajada argentina en Nicaragua, las relaciones eran más buenas de lo que se podía ver públicamente, valoró McFields.
“Si bien es cierto, Fernández no era un aliado defensor de Nicaragua, la relación diplomática que tenían no era mala, el embajador que tenía Argentina en Managua era más sandinista que Sandino. Había una relación interesante, aunque tal vez no era pública en muchos aspectos, pero la entrada de Milei golpea a los dictadores de Nicaragua, Cuba y Venezuela”, manifestó el exembajador.
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McFields dijo que la relación comercial con Argentina no es importante, pero sí habían intercambios en temas de cooperación de áreas como educación, becas, capacitación en temas de desastres naturales, intercambio ganadero…
Descenso en el nivel de representación diplomática
El politólogo Félix Maradiaga explicó que retirar un embajador es el “descenso en el nivel de representación diplomática” y puede ser interpretado como “una forma de expresar desacuerdo sin romper completamente las relaciones diplomáticas”.
Maradiaga explicó que en diplomacia, retirar a un embajador de otro país “generalmente es una señal de protesta con las acciones del país anfitrión” y “suele ser un paso previo a medidas más drásticas como la ruptura total de relaciones”.
El politólogo calificó de poco convencional retirar al embajador de un país cuando aún no ha asumido el presidente entrante, en este caso Milei.
“La decisión es claramente una medida política para adelantarse a las acciones que podría tomar el nuevo presidente de Argentina frente a la dictadura de Nicaragua”, valoró Maradiaga.
Régimen es “intolerante”
El politólogo también dijo que este nuevo “exabrupto” del orteguismo aísla cada vez más a Nicaragua y “las implicaciones inmediatas perjudican exponencialmente más a Nicaragua que a Argentina”.
“El peso geopolítico de Argentina en los foros globales y particularmente en los espacios que marcan la política de América Latina son sumamente significativos. El hecho de que haya sido Nicaragua, es decir, la dictadura de los Ortega, la que haya tomado esa medida unilateral, presenta al régimen de los Ortega Murillo como lo que es: inflexible, intolerante y cerrado a cualquier capacidad de diálogo diplomático”, manifestó Maradiaga.
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Los expertos coincidieron particularmente en que Milei ha ido cambiando sus posiciones radicales y afirmaciones de romper con las dictaduras, pero tampoco significa que vaya a cambiar sus planteamientos críticos sobre la dictadura de Ortega, porque “Nicaragua no representa gran cosa”.
“Política de choque”
Otro experto en relaciones diplomáticas que habló con LA PRENSA bajo condición de anonimato, coincidió con Maradiaga en que el retiro de un embajador es “una decisión de bajar de nivel la representación de manera permanente, lo que ciertamente prejuzga negativamente el comportamiento futuro de las relaciones”.
“Es una expresión más de esa política de choque que ha caracterizado a la diplomacia de Ortega y Murillo”, manifestó la fuente.
El experto en relaciones internacionales también destacó la importancia de Argentina, país que destaca “en el concierto hemisférico y en numerosos foros internacionales, a pesar de las crisis internas que este país ha venido sufriendo”.
La fuente recordó que “durante el gobierno de Mauricio Macri, Argentina jugó un papel preponderante en la OEA, como miembro del Grupo de Trabajo sobre Nicaragua.
“El mismo presidente Fernández, inicialmente cercano, finalmente quedó desarmado ante la intransigencia de Ortega y Murillo y su rechazo absoluto de cualquier iniciativa encaminada a buscar una solución dialogada a la crisis”, expresó el experto.
La fuente espera que esta anterior posición diplomática argentina, bajo el gobierno de Macri, “sea retomada por el nuevo presidente argentino, sumándose a las voces que consideran intolerable la situación de los derechos humanos y las libertades en el país centroamericano”.