La parroquia Santa Ana y San Joaquín de Nandaime, Granada, que se encuentra próxima a celebrar sus fiestas patronales, informó el viernes 14 de julio en un comunicado que “las imágenes de los Santos Patronos no salen del templo en ningún momento, nungún día del novenario, ni de la octava”.
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El comunicado deja claro que esta orientación es “teniendo en cuenta la situación actual y siguiendo las orientaciones de las autoridades correspondientes”, en un contexto en que la dictadura de Daniel Ortega prohíbe las procesiones de la Iglesia católica, mantiene bajo asedio policial los templos, expulsa a monjas y tiene presos a cuatro sacerdotes, entre ellos el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.
El sacerdote José Omar Cordero Guadamuz, el Consejo Parroquial y los mayordomos de las fiestas patronales de 2023, se atribuyen el mensaje del comunicado.
Permiso para quemar pólvora
La tradicional bajada de las imágenes se realizará el 16 de domingo, con la celebración de la Santa Eucaristía a las 05:00 p.m., pero se entiende que todo será dentro del templo.
También se informa que “si los mayordomos desean quemar pólvora deben solicitar permiso mediante una carta a las autoridades correspondientes”.
El 26 de julio, que es el día de Santa Ana y San Joaquín, se realizará la Misa Solemne a las 10:00 a.m. presidida por el obispo de la Diócesis de Granada, monseñor Jorge Solórzano, y el clero de la Diócesis de Granada.
Los años anteriores, la tradición ha sido que el 24 de julio las imágenes eran trasladadas en procesión a La Orilla, una comarca de Nandaime. “Ahí dormían las imágenes y regresaban a la ciudad el 25 y el 26 de julio, que es su día, se hacía una gran velada en el atrio de la iglesia”, según comentó un feligrés bajo condición de anonimato por la situación de persecución que se vive en el país.
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En las actividades religiosas de la Semana Santa de abril pasado, fue detenido en Nandaime el periodista local Víctor Ticay, por transmitir en su página de Facebook “una actividad religiosa que la Policía quiso prohibir” en esa ciudad.
Ese mismo mes se reportaron otras detenciones de feligreses de la Iglesia católica, por asistir a procesiones o recrear la “Pasión de Cristo”, según las tradiciones de Semana Santa.
La guerra de la dictadura de Ortega contra la Iglesia católica lo llevó a suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano, tras una crítica del papa Francisco por la detención de sacerdotes en Nicaragua.