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Managua sufre cada año con las inundaciones; y sus habitantes pagan las consecuencias con la pérdida de sus bienes materiales e incluso de sus viviendas. LA PRENSA/Archivo

Managua sin escudo verde que proteja la Cuenca Sur

El anillo o cerco verde serviría para quitarle velocidad a las corrientes que bajan desde las zonas altas. Pero el plan quedó en el olvido

Los recuerdos que dejó la temporada lluviosa del 2009 no son diferentes a los de los últimos años. Las inundaciones causaron estragos y en ese momento la solución que se ofreció fue crear un anillo verde alrededor de la ciudad. Este serviría como cerco para quitarle velocidad a las escorrentías o corrientes que bajan desde las zonas altas de la cuenca sur a las partes medias y bajas de la capital; además, contribuiría a la infiltración del agua y reduciría la erosión del suelo.

Catorce años después ese anillo no existe y en su lugar se han establecido decenas de nuevos proyectos habitacionales que al no incorporar técnicas de sostenibilidad ambiental reducen la capacidad de absorción del suelo.

El anillo o cerco verde estaría apoyado en las micropresas ubicadas en las zonas altas; y con él la Alcaldía de Managua (Alma) prometió reducir las inundaciones que afectan en cada temporada lluviosa a la capital nicaragüense. Episodios que en muchos casos los habitantes de la ciudad pagan con sus bienes materiales y en el peor de los casos con sus vidas.

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Posteriormente, el Foro Nacional de Reciclaje (Fonare) propuso que ese anillo o cerco verde, junto a la carretera de circunvalación Ticuantepe-Nejapa, sirviera de límite urbano para el crecimiento de la capital. La organización advertía que la disminución de la capa boscosa y la impermeabilización del suelo que provocan las construcciones incrementan el riesgo de inundaciones y deslaves durante la temporada lluviosa.

LA PRENSA/Archivo

También a finales de 2009 se anunció la ejecución de un proyecto de 18 millones de dólares para garantizar el desarrollo sostenible de la cuenca sur del lago Xolotlán. El proyecto arrancaría en 2010 y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aportaría 13 de los 18 millones de dólares que costaría. A la fecha se desconoce qué pasó con este proyecto.

Como ha ocurrido con muchos otros planes, no pasó mucho tiempo para que el anillo o cerco verde quedara en el olvido. Mientras tanto, ante la ausencia de una capa vegetal que las frene, cada año las escorrentías bajan con más fuerza a la capital.

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En los años siguientes la promesa de la Alcaldía de Managua de poner fin a las inundaciones giró en torno a un plan para reforestar la capital. Inicialmente se plantarían 667,600 árboles, la mayoría de ellos en la cuenca sur.

Este proyecto fue presentado en 2015, es decir seis años después de anunciada la creación del anillo verde y era parte del Plan Nacional de Reforestación, impulsado por el Instituto Nacional Forestal (Inafor).

Cada año, las corrientes bajan con más fuerza hacia la capital. LA PRENSA/Archivo

Al año siguiente el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) secundó el plan de reforestación. Y sus funcionarios aseguraron que en los siguientes diez años, en decir el 2026 ya “sería posible recuperar la capa vegetal de la capital”. El plan de reforestación incluía también la construcción de obras de infraestructura en la zona alta de la ciudad, para garantizar la infiltración de las escorrentías hacia el manto acuífero.

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El Marena atribuyó la pérdida de áreas boscosas “al incremento desmedido de la tala y quema de árboles para la extracción de leña, la construcción de viviendas y la cacería de especies protegidas”. En ese momento también se anunció la puesta en marcha de un plan para delimitar la expansión de viviendas; este sería controlado una vez ejecutadas las obras en la carretera de circunvalación Ticuantepe–Nejapa.

Pero desde entonces, los únicos árboles que proliferaron en la capital, fueron los de hojalata diseñados por la primera dama y vocera oficial, Rosario Murillo.

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