El medio de comunicación elPeriódico, de Guatemala, dejará de informar a partir de este lunes 15 de mayo, como consecuencia del ataque frontal que mantiene el gobierno de Alejandro Giammattei en contra del diario, que incluye la detención y enjuiciamiento del director fundador del medio, José Rubén Zamora.
Los métodos represivos, de acuerdo con defensores de la libertad de prensa, tanto Guatemala y El Salvador los han copiado del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua.
“Lo que ocurre en Nicaragua empieza a extenderse a otros países de la región como Guatemala y El Salvador. El gobierno de Giammattei mantiene una fachada democrática, pero utiliza el acoso judicial para presionar al periodismo, para generar censura y autocensura. La detención de Zamora lo demuestra”, afirmó Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
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El pasado viernes, a través de un comunicado de prensa, elPeriódico informó el cese definitivo de sus operaciones en Guatemala. “Nuestro equipo resistió 287 días de persecución, presiones políticas y económicas (…) Con profunda tristeza nos vemos obligados a detener la edición diaria de elPeriódico. Por tal motivo, hacemos de conocimiento público que nuestra última edición será publicada el lunes 15 de mayo”, anunció el medio.
La decisión publicada por elPeriódico obedece a la embestida que inició la Administración de Giammattei a través del fiscal Rafael Curruchiche el pasado 29 de julio, cuando las fuerzas de seguridad detuvieron a Zamora y allanaron la redacción del medio impreso. Zamora está siendo acusado por el supuesto delito de lavado de dinero. Algo que Ortega hizo en Nicaragua contra el gerente general de LA PRENSA, Juan Lorenzo Holmann Chamorro, ahora desterrado en Estados Unidos.
Centroamérica es la región más crítica
Jornet dijo a LA PRENSA que el cierre de elPeriódico representa un fuerte golpe para la libertad de prensa en Guatemala, y demuestra que a pesar de que el periodismo en las Américas vive momentos difíciles, “Centroamérica es la región más crítica. Los tres países —Nicaragua, Guatemala y El Salvador— integran el pelotón de los cinco países en los que no existe libertad de expresión o donde se desarrolla con restricciones muy altas”.
Los otros dos países son Venezuela y Cuba; y en el caso de Guatemala y El Salvador “han venido perdiendo puntos en los últimos años” respecto a la libertad de prensa.
“Ortega había tomado las enseñanzas de (Hugo) Chávez de Venezuela, del propio (Fidel) Castro, de (Miguel) Díaz-Canel en Cuba, el mismo patrón que tomó (Rafael) Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia. El sistema represivo (contra la prensa) que aplicó Ortega y su esposa Murillo lo han perfeccionado, han acelerado los tiempos, la degradación se produce en modos más rápidos y esto es lo que están copiando en El Salvador y Guatemala, tratando de concertar el poder rápidamente, controlar todo los resortes del poder”.
Con esa valoración coincide Dagmar Thiel, CEO de Fundamedios, quien mencionó que lo que está pasando en América Central “merece una atención mundial, puesto que está entrando en una tendencia autoritaria” que es “grave y preocupante”.
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Thiel agrega que la detención de Zamora “fue un acto grave de atentado contra la libertad de expresión, no se le ha permitido que se defienda correctamente, él no ha podido tener defensa. Hay una persecución sistémica contra un medio de comunicación independiente”.
La CEO de Fundamedios expresó que “esto ha llevado que en Centroamérica sea un expulsor de los mejores periodistas, quienes están viviendo en el exilio porque en sus países ya no lo pueden hacer porque hay persecución”.
Pedro Vaca Villarreal, relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), afirmó que lo más preocupante es que “el modelo represivo contra la prensa independiente ampliamente desarrollado en Nicaragua es una institucionalidad concentrada y caprichosa que podría crear nuevas herramientas y modalidad de censura”.
Considera que el hecho de que persista la persecución de la dictadura orteguista contra la prensa, a pesar de que existen denuncias e informes de organizaciones, es visto en la región por otros liderazgos para que acaricien la deriva autoritaria.
“Si las consecuencias sobre Nicaragua fueran más contundentes en el cambio que requiere el país, a lo mejor eso sería como un freno externo para otros liderazgos. Son Estados con instituciones tan lastimadas, con procesos de concentración del poder tan acelerados”, expresó Vaca.
Ortega y Bukele: concentración absoluta del poder
En 2018, Nicaragua, gobernada por el régimen orteguista, empezó una embestida en contra de los medios de comunicación independientes que documentaron las innumerables violaciones a los derechos humanos que el Estado cometió contra manifestantes civiles.
A lectura de Jornet, esto causó severo retroceso en materia de libertad de expresión y prensa. “Ortega transformó el ejercicio del periodismo independiente en una actividad ilegal con el cierre de LA PRENSA y el decomiso de sus instalaciones; los allanamientos a medios como Confidencial, 100% Noticias e incluso el cese de la licencia de decenas de radios, la mayoría de la Iglesia católica”, dijo.
Con lo mencionado coincidió Thiel, quien subrayó que con los ataques sistémicos contra la prensa independiente y encarcelamiento de varios periodistas, la dictadura ha logrado “el aniquilamiento de toda posibilidad de ejercer el periodismo independiente de manera abierta. En Nicaragua únicamente existe el periodismo de catacumbas, so pena de ser perseguidos si son descubiertos, destruidos sus equipos, encarcelados o intimidados. No solo los periodistas, sino sus familias”.
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Los expertos encuentran grandes similitudes entre Ortega y Nayib Bukele, presidente de El Salvador, en especial por el afán que tienen de controlar absolutamente todos los poderes del Estado, una realidad que ya se vive en Nicaragua y a la que El Salvador se encamina. Bukele, a diferencia de Ortega, ostenta gran popularidad y aprobación de sus ciudadanos.
“Bukele ha aprovechado su altísima imagen positiva para avasallar derechos de dirigentes opositores y periodistas, y pretende instaurar su relato como una verdad revelada y consagrada. La intolerancia a la crítica la expresa con estigmatización que hace junto a sus funcionarios, el hostigamiento que sufren los periodistas a través de las redes sociales, se les espía, se les persigue, se les fuerza al exilio y esto ha llevado que algunos medios hayan tenido que cesar sus operaciones, y otros como El Faro hayan tenido que trasladar sus operaciones administrativas a Costa Rica. En este marco hay un deterioro acelerado de la libertad de prensa en toda la región, en especial en estos tres países”, expresó Jornet.
Por su parte Thiel indicó que en El Salvador “se ha penalizado el hecho de poder publicar cualquier trabajo periodístico referente a las pandillas, los teléfonos de al menos 22 periodistas fueron infectados por Pegasus, un software que solo se vende a gobiernos. El Faro ya no puede ejercer de una manera libre desde El Salvador”.
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El 13 de abril pasado, a través de un editorial titulado “El Faro se cambia de casa”, el medio digital que ha sido fuertemente atacado por el gobierno de Bukele por las investigaciones que revelan la corrupción y negociaciones que ha sostenido con las pandillas en ese país, informó que después de 25 años, el 1 de abril de 2023, El Faro es administrado por la Fundación Periódica, en San José, Costa Rica.
Los defensores de la libertad de prensa hacen el llamado a los gobiernos de la región a no callar ante dichas violaciones y confían que todo esto no “apague la pasión de seguir ejerciendo el periodismo” en medio de inmensas dificultades y retos que enfrentan.
Jornet, de la SIP, concluyó diciendo que lamentablemente “hay gobiernos de la región que han sido cómplices por identidad ideológica e intereses económicos. Solamente con una firme posición internacional se puede lograr que la región retome los caminos democráticos”.
