Los familiares de los privados de libertad y de los asesinados en las protestas también son víctimas del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Han sufrido incertidumbre, angustia, temor, dolor y solo con la esperanza de conseguir justicia. Algunos han fallecido en esta espera.
Luego del inicio de la crisis sociopolítica en abril de 2018, algunos familiares han muerto a la espera de ver libres a sus seres queridos que han sido privados de libertad de la dictadura y con la esperanza de conseguir justicia por la muerte de sus hijos durante el contexto de las protestas.
“No hemos perdido la fe, la esperanza de que habrá justicia. Sin importar que fallezcamos… pero hemos encaminado mucho y dejado mucho como organización. Sabemos que algún día vamos a tener justicia”, afirmó una de las madres de la Asociación Madres de Abril (AMA).
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Esperando verlos libres
El sueño de dos madres de privados de libertad era volver a ver a sus hijos en libertad, pero se fueron de este mundo con el dolor de que su familiar continuaría prisionero en condiciones inhumanas.
El caso más reciente fue Heidi Meza Torres, progenitora de Max Jerez, líder estudiantil y ex reo político desterrado el pasado mes de febrero. El 17 de septiembre de 2021, Meza Torres abandonó este mundo luego de permanecer más de un mes hospitalizada a causa de un derrame pleural y neumonía.
Max Jerez tenía menos de 100 días detenido en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), o Chipote, cuando su madre fue hospitalizada. Familiares, amigos y el abogado de Jerez realizaron diversas gestiones para que el joven pudiera visitar a su mamá y que pudiera despedirse de ella, pero las autoridades del Chipote denegaron estas solicitudes.
Las gestiones se realizaron por escrito, según lo establecido en el Código Penal y fueron dirigidas al jefe de la Dirección de Auxilio Judicial, comisionado general Luis Alberto Pérez Oliva, y a la jueza Gloria Saavedra, del Juzgado Décimo de Distrito Penal de Audiencias de Managua.
Posterior a la muerte de Heidi Meza, reintentaron las gestiones para que el líder estudiantil pudiera asistir a sus honras fúnebres, pero las autoridades no respondieron.



Poco después de esta tragedia, el 11 de octubre de 2021 falleció Hilda Chamorro Hurtado, madre del expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri Chamorro, quien además era directivo del bloque opositor Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD).
“Doña Hilda no pudo despedirse de su hijo y José Adán no pudo ver a su madre. Doña Hilda, mujer de fe, ciudadana ejemplar y valiente. El Señor la ha llamado a su gloria eterna y ya descansa en su seno. Rogamos a Dios envíe a su familia el consuelo espiritual que mitigue su dolor. Amén”, informó la nota de duelo.
José Adán Aguerri no pudo despedirse de su madre por ser prisionero de la dictadura Ortega y Murillo. Tenía más de 120 días de detención arbitraria en las celdas de la DAJ el día de la muerte de doña Hilda Chamorro Hurtado.
Este opositor es parte del grupo de 222 presos políticos que fueron desterrados a Estados Unidos. Acusado formalmente por el Ministerio Público por el delito de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional”.

Exigiendo justicia
El 27 de enero de este 2023, la Asociación de Madres Abril (AMA) dio a conocer la muerte de don Álvaro Conrado, padre del niño mártir (con el mismo nombre) asesinado por agentes policiales al servicio de la dictadura de Daniel Ortega, durante el levantamiento en abril de 2018. Su crimen todavía sigue en la impunidad.
Alvarito Conrado fue asesinado por francotiradores en las inmediaciones del Estadio Soberanía, antes llamado Dennis Martínez. “Me duele respirar” pronunciaba en su agonía el menor, luego de haber sido alcanzado por un disparo en el cuello.
Fue trasladado de urgencia a los hospitales, pero la atención le fue negada debido a la orientación de la entonces ministra de Salud, Sonia Castro. El personal de salud tenía prohibido brindar atención médica a personas que resultaran heridas en los enfrentamientos entre población y los agentes policiales.
Don Álvaro Conrado desde ese momento inició un proceso para reclamar justicia por el asesinato de su hijo y demás víctimas de la dictadura Ortega Murillo, pero falleció esperando encontrar justicia.
“Don Álvaro desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de nuestra Asociación. Como presidente de AMA ha sido ejemplo y fuente de inspiración en nuestra lucha por la justicia y la verdad. Su incansable trabajo y compromiso con la esperanza colectiva de un futuro mejor para todos/as, así como para la No Repetición de lo acontecido a partir de la represión estatal sufrida desde abril del 2018, nos servirá de inspiración, luz y guía para continuar su legado”, aseveró AMA a través de un comunicado.



Otro padre que murió sin poder ver a los responsables del asesinato de su hijo pagando por su crimen fue el pastor Ángel Gahona quien falleció la madrugada del 23 de septiembre de 2021, en el Hospital Escuela Ernesto Sequeira Blanco, de Bluefields. Llevaba varios días batallando contra el coronavirus.
El pastor era padre del periodista Ángel Eduardo Gahona, quien fue asesinado el 21 de abril de 2018, durante los primeros días de la represión gubernamental. El asesinato del periodista quedó registrado en su cobertura periodística, además fue transmitido en vivo.
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El pastor Gahona junto con su esposa Amanda López, fundó en Bluefields la Iglesia Nueva Jerusalén de las Asambleas de Dios. También fundaron la radio Jerusalén, que durante una época fue dirigida por el periodista Ángel Gahona.
Después del asesinato de su hijo, el pastor denunció la represión estatal que se vivía en Nicaragua y exigía justicia por las víctimas mortales de la misma. Tres años después abandonó este mundo esperando recibir justicia por el atroz crimen contra su hijo.



De igual manera, Josefa Narváez, madre de Wendell Rivera, falleció el 23 de febrero de 2022 producto de un cáncer. Su hijo fue asesinado cuando tenía 17 años, en el contexto de las protestas el 23 de junio de 2018.
Wendell Rivera tenía 17 años, fue herido en la cabeza, en el barrio Santa Elena, de Managua, ubicado a los alrededores de la Universidad Agraria. Regresaba a su casa después de jugar futbol en compañía de amigos y su hermano mayor cuando fueron interceptados por dos camionetas llenas de policías y hombres encapuchados, quienes descargaron sus armas de fuego en varias direcciones, una de las balas impactó en la cabeza de Rivera, provocándole la muerte.

Doña Josefa Narváez fue diagnosticada con cáncer en abril de 2020, sin embargo, el régimen continuaba hostigando a la opositora. “En varias ocasiones le han negado la atención de salud a mi esposa, y más bien la vienen a hostigar”, afirmó Cornelio Rivera —esposo de doña Josefa Narváez— al medio de comunicación Artículo 66.