Luego de sostener un encuentro con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, el dictador Daniel Ortega centró su discurso este miércoles en ocasión al quinto año del inicio de las protestas cívicas, las cuales descalificó nuevamente como un intento de “golpe de Estado”, en el que acusó a los obispos de incitar a la violencia.
“Todos fuimos testigos de cómo las iglesias se convertían, no todas, pero muchas iglesias se convirtieron en cuarteles de donde salían grupos armados a atacar a la población y atacar a las unidades de Policía y la Policía con la orden de no responder a esos ataques”, expresó esta tarde Ortega.
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Según Ortega, fueron testigos de “cómo sacerdotes profanando a Cristo, sin ningún respeto a Dios le decían a los criminales que tenían ahí atrapados, amarrados, pintados, golpeados, sangrando, a un joven nicaragüense, a una mujer, a un policía, como luego le regaban combustible y le pegaban fuego, y como ellos mismos filmaban el crimen, eso no lo ven los fariseos que visten de sotana y que hablan en nombre de Cristo”.
El dictador manifestó que en 2018 le pedía a Dios paciencia, mientras “trataba” de persuadir a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) que participaron como mediadores en el primer fallido diálogo nacional, “para que suspendieran los tranques de la muerte, y ahí a muchos de los obispos que estaban participando, alentando a los terroristas, obispos del demonio, obispos de Satanás, no pueden ser obispos de Cristo, no pueden andar con esa cruz en el pecho, la enlodan cuando la andan en el pecho, profanan en el Santísimo cuando lo levantan en sus manos manchadas de sangre, y esto no tiene nada que ver con el cristianismo, ni con Cristo, ni con el catolicismo”, agregó.
Justifica prohibición de procesiones
El dictador también se refirió a las prohibiciones de procesiones durante la Semana Santa, justificando que estas decisiones se tomaron para “evitar manipulaciones”, por eso “se les dijo que realizaran las actividades en las iglesias o cerca de las iglesias y algunos de ellos empezaron a tronar, ¿por qué?, porque querían sangre, ellos quieren sangre, quieren muerte, quieren que se quemen las escuelas, los hospitales, quieren destrucción”, despotricó Ortega.
Ortega dijo que su gobierno es el único en la historia que ha promovido las fiestas religiosas en Nicaragua, hasta hace cinco años “cuando explotó el terrorismo”.
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“Hasta ese momento confiábamos en que independientemente de que habían sacerdotes, religiosos que andaban provocando la violencia, hasta que ese 19 de abril, hace cinco años, la violencia empezó a instalarse en la patria y con la violencia se estaba enterrando la paz que teníamos en Nicaragua, este era un país de paz”, agregó.
Ortega dijo que “ojalá recapaciten los señores obispos y que recapacite también el Vaticano”, al que calificó como un estado “intervencionista al servicio de los imperialistas de la tierra”.
Se lanza contra los empresarios
Seguidamente arremetió con los empresarios por respaldar las protestas antigubernamentales en ese año, “y los que estaban en el gran acuerdo, en la gran reconciliación, mucho de ellos sencillamente se sumaron a la violencia porque el gobierno yanqui los amenazó, que si no se sumaban a la violencia, si no mandaban a sus trabajadores a la calle, si no provocaban paros los iban a sancionar, a sancionar en sus riquezas, porque ellos la plata la tienen allá, en los Estados Unidos”, dijo.
“Vimos a empresarios que eran voceros del Gobierno de Reconciliacion y Unidad Nacional, recordemos bien, al que era dirigente del Cosep (José Adán Aguerri) nos reuníamos, nos sentábamos, pero desgraciadamente no tuvo la fortaleza de resistir la presión yanqui”, añadió.
“Yo nada más les recuerdo a los nicaragüenses lo que era Nicaragua hace cinco años, a ver si se podía caminar por estas calles, a ver si se podía vivir con tranquilidad, todo el mundo estaba con terror y las muertes todos los días y los que ellos asesinaban se los achacaban al Gobierno, a la Policía, y la Policía estaba acuartelada”, continuó defendiendo.
