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Vaticano,Finanzas,Iglesia Católica

El reducido grupo de países que no tienen relaciones con el Vaticano (muchos son musulmanes)

Si Nicaragua concreta la ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano, pasaría a ser parte de un grupo reducido, pese a tener una gran parte de población católica

A raíz de que el papa Francisco tildó por primera vez al régimen de Daniel Ortega como una “dictadura” y la calificara de “grosera”, las tensiones entre ambos estados han incrementado.

El domingo, el Ministerio de Relaciones Exteriores del régimen emitió un comunicado anunciando que “acordó” suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano. De llegarse a concretar la ruptura, Nicaragua pasaría a ser parte de un grupo reducido de 13 países que actualmente no mantiene ninguna relación diplomática con la Santa Sede.

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Entre los 13 países alrededor del mundo que no tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, cuatro de ellos tienen gobiernos comunistas: China, Corea del Norte, Laos y Vietnam.

Los otros ocho son musulmanes: Afganistán, Arabia Saudita, Brunéi, Islas Comores, Maldivas, Mauritania, Omán y Somalia.

El otro es Bután, un reino budista en el sur de Asia.

Al contrario de estas 13 naciones, actualmente la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas con 180 países.

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A criterio del exembajador nicaragüense y analista político, José Dávila Membreño, los 13 países que no mantienen relación diplomática con el Vaticano “tienen distintas visiones del mundo y de la vida, concepciones de Dios distintas” y agregó que “hay otros fundamentalismos religiosos, historias culturales, muy variadas, y los principios y valores no son los mismos”.

Nicaragua, sin embargo, es un país con gran población católica.

La “suspensión”, antesala de la ruptura

La Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas habla de ruptura o suspensión de relaciones diplomáticas, sin establecer la diferencia entre ambas situaciones, de acuerdo con expertos consultados, quienes coinciden en que la “suspensión” de relaciones en el mundo diplomático, tiene carácter temporal, y generalmente es la antesala de la “ruptura”.

“Dicen los doctrinarios que la diferencia estriba en la temporalidad, que la ruptura es definitiva y la suspensión es temporal. Pero realmente ambas figuras no escapan a la temporalidad. La ruptura no implica la desaparición de los Estados que rompen relaciones, que mientras estos subsistan pueden ser reanudadas en cualquier momento”, explicó un experto en relaciones internacionales bajo condición de anonimato.

Sobre la postura concreta del régimen sobre la “suspensión” de relaciones con el Vaticano, el experto dijo que “estamos por tanto frente a malabarismos lingüísticos, más que ante realidades. El paso entre suspensión y ruptura en términos prácticos no significa nada, porque la suspensión produce los mismos efectos que la ruptura”, entonces “lo que tenemos es un esfuerzo diplomático por suavizar la decisión y sus implicaciones, en este caso frente a una institución como la Santa Sede con un poder moral incomparable”, agregó.

Ortega deja una ventana abierta en el Vaticano

Por su parte, Dávila considera que el régimen de Ortega “ha querido dejar una ventana abierta para reanudar relaciones, y quizás haya medido las consecuencias de una ruptura de relaciones, que es muy grave en relaciones diplomáticas”.

Asimismo agregó que “si al final el régimen rompe con la Santa Sede, quedará muy aislado y repudiado, ya que a ciencia cierta ha sido Ortega el que traía una escalada contra el Vaticano, atropellando y siendo grosero con la Iglesia”.

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A la vez afirmó que “si la diplomacia papal no fuera tan paciente y tan prudente, desde hace rato hubiera roto relaciones con la dictadura, porque venía (Ortega) siendo odioso con la Iglesia, y se ha enconado contra un obispo (monseñor Rolando Álvarez), que es prácticamente un funcionario nombrado por el papa”.

“El dilema del régimen es grande, sabe el repudio que se ganaría si rompe relaciones con la Santa Sede, pero por otro lado el papa (Francisco) le lanzó una pesada losa con la descripción que hizo del régimen. Puede ser que Ortega suspenda actividades de la Embajada de Nicaragua en el Vaticano, o deje una sola persona atendiendo en el despacho, pero romper relaciones, quizás lo esté pensando”, concluyó Dávila.

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