El padre Erick Díaz, quien era el párroco de El-Tuma La Dalia, pero se encuentra exiliado en Chicago, Estados Unidos, prevé que la suspensión de las relaciones diplomáticas con el Vaticano, a solicitud de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, podría incrementar los ataques y persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua, que a su criterio va a seguir adoptando el silencio por prudencia.
“La Iglesia de Nicaragua va a continuar en su silencio, aferrada a la oración, en la fe, porque la represión es brutal, cualquier persona que diga algo, al rato ya está la Policía ahí rodeando, amenazando, asediando”, expresó el religioso y agregó que “esto no es algo meramente humano, sino que es una batalla espiritual”.
El sacerdote —que forma parte de los más de 300 ciudadanos a los que el régimen despojó de su nacionalidad, ordenó confiscar sus bienes y declaró “traidores a la patria”— resaltó que “nosotros como hombres de fe tenemos la certeza de que la última palabra siempre la tiene Dios y de que a través de la oración vamos a seguir adelante y acompañando esta situación”.
Incertidumbre y temor entre los sacerdotes
Las relaciones entre la dictadura Ortega Murillo y la Iglesia católica han ido en constante deterioro. Ortega acusa a la Iglesia y a los sacerdotes de Nicaragua de promover un golpe de Estado durante las protestas antigubernamentales de 2018, y recientemente catalogó a la Iglesia católica de ser “una mafia organizada”.
Sin embargo, estas diferencias alcanzaron su punto álgido el 10 de marzo, luego que el medio argentino Infobae publicara una extensa entrevista que le concedió el papa Francisco, en la que se refirió a los ataques del régimen contra la Iglesia católica de Nicaragua y al encarcelamiento del obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.
El papa Francisco comparó al régimen orteguista con la “dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35” y “con mucho respeto” expresó que las acciones de Ortega revelan que tiene “un desequilibrio”.
Ante la noticia de suspensión de relaciones diplomáticas con el Vaticano, el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo metropolitano de Managua, y los sacerdotes en el país, están preocupados por la situación, reveló una fuente eclesiástica bajo condición de anonimato a LA PRENSA.
“Hay una gran incertidumbre y sensación de inseguridad, porque las parroquias están siendo permanentemente vigiladas por personas uniformadas y no uniformadas”, dijo la fuente.
Díaz, quien pertenece a la Diócesis de Matagalpa, añadió que aunque la Iglesia va a seguir optando por el silencio y la oración, “los que estamos afuera seguimos pendientes y seguimos firmes demandando la liberación del obispo (Álvarez) y seguimos orando”.