En medio de la persecución religiosa que enfrenta la Iglesia católica por parte de la dictadura Ortega Murillo, y que alcanzó su cúspide con el traslado de monseñor Rolando Álvarez al Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo y la condena de 26 años de prisión que le impusieron, las críticas por la falta de beligerancia a la alta jerarquía católica han sido muchas. Ahora, a ellas se suman sugerencias de la posición que la cúpula del catolicismo debe asumir para encontrar una solución a la situación que enfrentan.
En un artículo escrito por Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas y de la Americas Society y el exembajador de Nicaragua en la OEA, Arturo McFields, aseguran que “los líderes de la Iglesia han tardado en reaccionar”. Y su silencio ha permitido la opresión del régimen. Es por ello que consideran que “ya es hora de que los fieles, comenzando por el Vaticano, presionen a los OrMu (Ortega Murillo) para obtener ayuda”. Para encontrar una solución sugieren impulsar cuando antes cuatro acciones importantes.
El artículo fue publicado en la revista Providence del Instituto de Religión y Democracia de Estados Unidos En él, los autores señalan el importante rol que a lo largo de la historia de Nicaragua han desempeñado los representantes de la Iglesia católica en la solución de conflictos. Además, destacan el peso que como institución tiene ante la sociedad nicaragüense, ya que es la única que mantiene credibilidad y apoyo popular. Esto ocurre mientras el régimen arrecia sus críticas hacia ella. En un reciente discurso la llamó “mafia organizada” y dijo que sus representantes son “dictadores” a los que nadie elige.
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Que el papa Francisco busque un diálogo
Ellos consideran que ante la arremetida de la dictadura contra monseñor Álvarez —obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí— por negarse a aceptar el destierro junto con otros 222 presos políticos a lo que posteriormente les quitaron la nacionalidad mediante una resolución judicial, los fieles católicos, encabezados por el papa Francisco desde el Vaticano, deben comenzar a actuar para buscar una solución.
La primera y más urgente de las acciones que recomiendan es desarrollar una campaña pública para poner fin a la persecución religiosa en Nicaragua. Esta debe empezar demandado la liberación inmediata de los sacerdotes y religiosos injustamente encarcelados. “Como primer paso, en ausencia de un representante del papa en Managua, el Vaticano debería designar inmediatamente a un representante especial para dirigir las conversaciones e insistir en un diálogo significativo”.
Una segunda sugerencia de Farnsworth y McFields es que la Iglesia “le eleve el perfil” a monseñor Álvarez. Destacando su injusto encarcelamiento y reafirmando el apoyo y solidaridad de la Iglesia a su causa. Ellos consideran que al hacerlo ayudarían a proteger su integridad física mientras permanezca en la cárcel La Modelo de Tipitapa, donde lo mantienen junto a criminales peligrosos en el pabellón denominado “el infiernillo”.
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Iglesia católica debe aplicar sus reglas
En tercer lugar, consideran que a Daniel Ortega y a Rosario Murillo les deben aplicar la disciplina de la religión que dicen profesar. “Se casaron en una Iglesia católica en 2005 y ambos afirman observar los dictados de la fe. Pero sus actos cada vez más depravados e impenitentes contra la Iglesia y el pueblo nicaragüense, revelan una realidad diferente. Expulsar a los apóstatas de la comunidad es inherentemente bíblico y ofrecería a los fieles la esperanza de que la justicia final prevalecerá”, dice parte del artículo.
Finalmente Farnsworth y McFields aseguran que debe repetirse lo que ocurrió durante la época de las dictaduras de derecha en Centroamérica. El Vaticano debe promover mayores esfuerzos, dentro de la Iglesia mundial y sus órganos relevantes. También, a través de los nuncios con los gobiernos de Estados Unidos, Europa y América Latina para condenar los abusos contra los derechos humanos cometidos en Nicaragua.
“El Vaticano debe exigir el pleno restablecimiento de las libertades religiosas. Así como de los derechos civiles más amplios que el pueblo de Nicaragua merece pero que se le siguen negando”, dice el escrito.
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En Nicaragua es difícil seguir a Jesús
El documento advierte que se debe actuar, ya que los Ortega Murillo siguen avanzando para centralizar el poder y reducir los vestigios de una oposición viable. Y en ese proceso cada día se vuelven más radicales y aumentan la represión. “La democracia se ha ido. Nicaragua se ha convertido en un grave violador de los derechos humanos en el país y en un estado paria en el extranjero”, aseguran.
Asimismo, señalan que como muestra de esta radicalización contra la Iglesia católica, en 2022 Estados Unidos incluyó a Nicaragua en la lista de países que violan la libertad religiosa. Además, de manera ignominiosa, el país también ha aterrizado en la lista de 2023 de Christianity Today, de los cincuenta países donde es más difícil seguir a Jesús.
Este ranking incluye la persecución tanto de católicos como de evangélicos protestantes. “Esta vez, un cuarto país latinoamericano (Nicaragua) entró en la lista a medida que crece la percepción de que los cristianos son voces de oposición de los gobiernos autoritarios”, dice el reporte de dicha lista.
“El diálogo, la diplomacia y la paciencia —pensamientos y oraciones— están justificados para el pueblo de Nicaragua. Pero también lo están las acciones concretas que aborden los abusos en curso. Ya es hora de que los fieles, empezando por el Vaticano, presionen a OrMu para que alivie la situación”, concluye el escrito.
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