El 11 de enero reciente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica ante la creciente detección de focos de influenza aviaria en aves en diez países de la región de las Américas, y la reciente confirmación de un caso de infección humana causada por influenza aviaria A(H5) en América del Sur. ¿Debería preocuparse Nicaragua?
La OPS, mediante la alerta indicó que hasta la semana epidemiológica 1 de 2023, las autoridades de agricultura de Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, México, Panamá, Perú y Venezuela han detectado brotes por virus IAAP A(H5N1) en aves domésticas, de granjas avícolas y/o silvestres.
“La detección de brotes de Influenza Aviaria de Alta Patogenicidad (IAAP) en ocho países de América Latina y el Caribe es una situación nunca registrada. Hasta la fecha, se han registrado dos infecciones humanas causadas por influenza aviaria A(H5), la primera en los Estados Unidos de América en la cual se identificó el subtipo A(H5N1) y fue notificada el 29 de abril de 2022 y la segunda en Ecuador, la cual fue notificada el 9 de enero de 2023″, señala la alerta.
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Asimismo, el 24 de enero, se confirmó en Costa Rica. El Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) informó de la detección de tres casos de influenza aviaria en pelícanos silvestres encontradas en playa Cocles, en Puerto Viejo de Talamanca, provincia de Limón, informaron medios locales.
El medio digital El País.cr informó que el jefe de Epidemiología del Senasa, Alexis Sandi, afirmó que “esta enfermedad era exótica hasta el momento en Costa Rica. El brote identificado está limitado a aves silvestres, no se ha reportado en aves domésticas”.
La situación en Nicaragua
Donald Tuckler, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Avicultores (Anapa), dijo a LA PRENSA que la influenza aviaria es un virus que ha preocupado al mundo entero, “porque en algún momento, hace muchos años, se hablaba de la potencialidad de mutar y afectar a la salud humana”.
Por lo anterior, el monitoreo sobre el virus a nivel mundial es constante y permanente.
Explicó que recientemente, el virus de influenza aviaria golpeó la producción avícola de Estados Unidos, “en una forma tal que aparentemente la producción se está volviendo deficitaria y hasta se ha detectado contrabando de huevos por esa razón”.
Es por ello que si el virus llegara a afectar la producción avícola (huevos y pollo), expone al país a un tema de seguridad alimentaria, “es un virus de alta patogenicidad que acaba rápidamente con la población de aves”.
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Sin embargo, aclaró que hace al menos 25 años en la región centroamericana se ha acentuado el interés por la bioseguridad en las granjas aviares, y los sistemas de vigilancia y monitoreo por parte de las autoridades oficiales.
Casos en aves migratorias silvestres
“En algunos países de Latinoamérica como Chile, Perú, Colombia y más cercanos como Panamá, Honduras y hace pocos días Costa Rica, como parte de la vigilancia se han detectado pelicanos o aves migratorias afectadas por el virus”, indicó.
Refirió que los pelícanos son aves silvestres migratorias portadoras de estos virus que siempre han estado presentes, por eso es que se mantiene vigilancia sanitaria en los humedales y en las costas de los países.
Aseguró que la avicultura comercial de la región no ha sido afectada. “En el caso de Nicaragua, no se ha hecho detección alguna del virus ni en aves silvestres ni en aves migratorias, ni avicultura comercial o productiva, el país se mantiene libre, no solo del virus H5N1, sino de todos los virus de influenza aviaria”.
Reiteró que los productores y las empresas han mantenido medidas de bioseguridad. “A raíz de lo que ha sucedido en otros países, se ha incrementado el aseguramiento de estas medidas. La producción de pollo y huevos sigue en forma disponible y sin afectación alguna. Este virus de influenza aviaria no está presente en Nicaragua afortunadamente”.
El especialista dijo que en los países del istmo “la avicultura no ha sido afectada, eso lo estamos monitoreando, porque la evolución es de interés para retomar ejemplos de esas experiencias”.
De la mano con autoridades
Tuckler señaló que, para lograr estos resultados, el sector avícola viene trabajando con las autoridades de salud animal desde hace más de dos décadas.
“Independientemente del gobierno que esté, nosotros hemos tenido cercanía con las autoridades veterinarias que actualmente son las del IPSA (Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria), para mantener un sistema de monitoreo y vigilancia permanente que permita tener constancia clara de que el virus no está presente en el territorio nacional”, indicó.
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Dijo que los empresarios son responsables de las granjas y sus alrededores, pero el territorio nacional es más que eso y es ahí donde entra la responsabilidad del Estado.
“Hemos acompañado a la institución veterinaria por más de dos décadas en forma muy cercana apoyando esos programas de vigilancia”, apuntó.
Nicaragua es deficitaria en carne de pollo
Nicaragua cuenta con cinco empresas avícolas, “pero en el caso de la producción de huevos, está más diseminada, son alrededor de un centenar de productores, los que fundamentalmente proveen a los mercados, pulperías y supermercados”, indicó Tuckler.
Según el Plan Nacional de Producción y Consumo 2022-2023 del régimen de Daniel Ortega, la proyección es crecer 2 por ciento, con 322.2 millones de libras de carne y un consumo aparente de 353.8 millones de libras.
“La producción de carne bovina, leche fluida y huevos abastece el total del consumo nacional; la de carne de pollo el 92 por ciento y la de carne de cerdo el 79.2 por ciento”, señala el documento, por lo que el 8 por ciento restante, en el caso de la carne de pollo, se importa para satisfacer la demanda nacional.
“Con la producción actual de carne de pollo se logra aproximadamente el 92 por ciento del abastecimiento nacional y existen más de 5,000 pequeñas granjas familiares y medianas granjas semitecnificadas, las cuales contribuyen al abastecimiento de los mercados locales proporcionando el consumo de la carne de pollo y huevos”, señala el documento.
Para 2022 se esperaba producir 33.4 millones de cajillas (3 por ciento más respecto al 2021). “En esta actividad, las granjas aportan el 64 por ciento y la producción de campo el 36 por ciento de la producción nacional, generando una producción suficiente para abastecer la demanda de la población”, indica el Plan.