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LA PRENSA/Archivo

Nicaragua tiene la inflación más alta del istmo, mientras el régimen minimiza panorama económico internacional 

Cepal pronostica un crecimiento menor al 4 por ciento para América Latina y el Caribe este 2022 y para 2023 un poco superior al 1 por ciento

Hasta noviembre, Nicaragua tenía el nivel de inflación interanual más alto de Centroamérica y Panamá: 11.38 por ciento, que la ubica entre los primeros puestos en el continente. 

La inflación es el alza generalizada de precios en la economía y se mide a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC), los principales análisis son la medición interanual, el mes actual frente al mismo mes del año anterior; y la acumulada, que es el porcentaje que va sumándose mes a mes a partir de enero a diciembre. 

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También la inflación acumulada de Nicaragua era la más alta de Centroamérica hasta noviembre: 9.83 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide). 

En el hemisferio, las proyecciones de inflación más altas la refleja Venezuela (155.8 por ciento), seguido de Argentina (87.8), Suriname (41.9), Cuba (37.1) y Haití (30.7), según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Por otro lado, la inflación acumulada hasta noviembre en Nicaragua, 9.83 por ciento, es de las más altas en los últimos 12 años, según reflejan los datos del Banco Central de Nicaragua (BCN).

Para noviembre de 2011, la inflación acumulada era de 6.7 por ciento, el nivel más alto antes de 2022.

En Nicaragua el récord inflacionario es de 1988, durante el primer gobierno sandinista, cuando alcanzó 14,315.78 por ciento, según datos del BCN, al año siguiente se ubicó en 4,708 por ciento.

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Los especialistas a nivel internacional han situado la hiperinflación de Nicaragua de ese momento en el contexto de la guerra civil y el régimen sandinista en el poder, entre las más largas de la historia: 48 meses. Inició en abril de 1987 y concluyó en abril de 1991.

Según el BCN, en 1990 la inflación se ubicó en 7,485.24 por ciento y 1991 cerró con 2,945 por ciento. A partir de 1992, hace 30 años, la situación empezó a revertirse, ubicándose en 23.67 por ciento.

Inflación acumulada será de dos dígitos 

Para el presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, este nivel de inflación es causa de efectos externos, según comentó recientemente en un medio de propaganda del régimen de Daniel Ortega y estimó el cierre del año con un acumulado de dos dígitos. 

“Esperaríamos que la inflación se ubique entre un 10 y 11 por ciento como resultado de esos precios internacionales, pero como ya toda la cadena de precios se contuvo y está bajando, está moderando su crecimiento, esperaríamos que el próximo año estos precios en Nicaragua también se moderen y se contengan, y estaríamos proyectando para el 2023 una inflación que podría estar entre un 5 y un 6 por ciento”, indicó. 

Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronostica para Nicaragua una inflación cercana al 12 por ciento (11.9), al cierre del año, que ubica al país entre las más altas de la región.

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La inflación en Nicaragua se ha visto reflejada en el alza de los productos alimenticios, según lo confirman los datos de la canasta básica de 53 productos que ya se acerca a los 19,000 córdobas. 

Productos con elevados precios como los frijoles, el queso y la carne de res, también están demostrando mayor participación en las exportaciones, están saliendo más hacia el exterior, situación que confirma Reyes. 

Tras comentar el panorama internacional que ha obligado a los países a ajustar sus tasas de interés como una medida para frenar la inflación, señaló: “Pero a pesar de ese escenario tan complicado que se vislumbró durante este año, los productos nuestros encontraron salida, el mercado regional demandó más productos nicaragüenses alimenticios”. 

El economista Néstor Avendaño indicó en su reciente blog que desde el segundo semestre de 2021 hasta el presente la estabilidad macroeconómica fue afectada principalmente por los precios internacionales de los alimentos y los combustibles, que se elevaron con la reapertura de la economía mundial después de la afectación de la pandemia por covid-19, lo cual dejó a la vista los impactos de los cuellos de botella de las cadenas de suministros de bienes intermedios y finales por la recuperación de la demanda posterior a la pandemia y por el problema geopolítico-militar entre Rusia y Ucrania desde febrero de 2022.

“No se pudo mantener una presión inflacionaria mundial baja y estable, y en Nicaragua se aceleró a partir del segundo semestre de 2021. Ahora surge la preocupación que la inflación subyacente, que excluye los precios de los combustibles y de los alimentos, se transforme en una inflación de base amplia, es decir, que se convierta en un riesgo permanente de la economía del país que sería muy difícil erradicarlo”, agregó.

Avendaño señala que la inflación (interanual) en Nicaragua se ha destacado por ser de dos dígitos en los últimos siete meses, entre mayo y noviembre del año en curso.

Datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), que registra desde 2020 los datos de inflación, refieren que en mayo la inflación interanual fue de 10.61 por ciento.

“En este ambiente inflacionario, que ha dejado de ser moderado, los empresarios pueden decidir por los precios para mantener a toda costa los precios relativos de sus productos, aunque han mantenido prácticamente ‘congelado’ el salario nominal promedio mensual del sector formal de la economía al variar apenas 19.1 por ciento entre junio de 2018 y septiembre de 2022, mientras que la tasa de inflación acumulada en ese mismo período fue del orden de 29.0 por ciento”, indica el economista.

Presidente del BCN avala exportaciones

Por otro lado, el presidente del BCN, Ovidio Reyes, avaló las exportaciones de productos básicos, pese a los efectos en los precios al consumidor interno. “Podría decir sin temor a dudas que nos estamos volviendo a posicionar como un proveedor de alimentos regional con mucha capacidad de llevar granos y productos como la carne y la caña de azúcar y otros bienes, que en las condiciones actuales hemos visto que es una gran fortaleza, ya que no todos los países tienen esa capacidad de producir su propio alimento”, agregó. 

Reyes indicó que “siempre los ajustes de precios no son bienvenidos, pero recordemos también que la producción necesita precios, cuando uno lo ve por el lado del productor, mejores precios incentivan más producción; si lo ves por el lado del consumidor es negativo, te afecta tu bolsillo. De hecho, hay cal y de arena en esto que está ocurriendo, así como los exportadores se vieron incentivados, los consumidores resienten un poco el alza de los precios”. 

Combustible sigue caro

Junto al alza de los alimentos, los precios de la gasolina en Nicaragua se ubican entre los más caros de la región, Nicaragua solo es superado por Costa Rica.

El Instituto Nicaragüense de Energía, en conjunto con el Ministerio de Energía y Minas, informaron la semana anterior que los combustibles mantendrán sus precios, pese a que el barril del petróleo se encuentra lejos de los 100 dólares reportados en abril pasado, cuando el régimen optó por congelar los precios.

Este jueves, el precio del barril de petróleo del West Texas Intermediate (WTI), que compra Nicaragua, cerró en 78.29 dólares por barril.

Para un especialista en el tema, que solicitó el anonimato, hay que hacerse la pregunta, quién asume esta situación, si el Estado o alguna petrolera instalada en el país y señaló que para lograr el ajuste de precios el país debe “tener un regulador independiente, que exista transparencia en el mercado, que el consumidor no sea un esclavo”.

Panorama internacional sombrío 

Mientras tanto, las previsiones económicas globales para 2023 siguen complicadas. A finales de noviembre reciente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dijo que se espera que la economía mundial se desacelere aún más el próximo año, ya que el shock energético masivo e histórico desencadenado por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania continúa estimulando las presiones inflacionarias, minando la confianza y el poder adquisitivo de los hogares y aumentando los riesgos en todo el mundo.  

La OCDE prevé que la economía mundial crezca muy por debajo de los resultados esperados antes de la guerra: a un modesto 3.1 por ciento este año, antes de desacelerarse al 2.2 por ciento en 2023 y recuperarse moderadamente a un ritmo todavía inferior al 2.7 por ciento en 2024.  

Además, “se espera una inflación persistente, los altos precios de la energía, el débil crecimiento de los ingresos reales de los hogares, la caída de la confianza y las condiciones financieras más estrictas restrinjan el crecimiento. Las tasas de interés más altas, si bien son necesarias para moderar la inflación, aumentarán los desafíos financieros tanto para los hogares como para los prestatarios corporativos”.  

“La economía mundial se enfrenta a serios obstáculos. Estamos lidiando con una gran crisis energética y los riesgos continúan siendo a la baja con un menor crecimiento global, alta inflación, confianza débil y altos niveles de incertidumbre, lo que hace que la navegación exitosa de la economía para salir de esta crisis y regresar a una recuperación sostenible sea muy desafiante”, dijo el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.

Régimen mantiene proyecciones de crecimiento 

Reyes confirmó las proyecciones de crecimiento de la economía nicaragüense entre 3.5 y 4 por ciento para 2022, “las series que nosotros le damos seguimiento mensual indican que la actividad global viene en expansión, y este año se encuentra liderada por Hoteles y Restaurantes, el comercio, transporte y comunicaciones, industrias manufactureras”. 

Sobre las perspectivas de 2023 dijo que “pareciera ser que para el próximo año la actividad económica va a ser menor que este año que finaliza, al menos eso es lo que dicen los organismos financieros internacionales, que nosotros les damos seguimiento. Pero nuevamente, ni en la pandemia que hubo una ruptura del comercio internacional nuestras exportaciones dejaron de crecer, y que hubo una recesión mundial, y sin embargo, nuestras exportaciones avanzaron”. 

Insistió en las exportaciones de productos alimenticios como soporte. “Porque es una realidad, la necesidad de alimentos va a existir siempre y Nicaragua esa es su especialidad, producir alimentos, y la zona franca producir bienes industriales, pero los nicaragüenses lo que tienen capacidad es de producir alimentos”. 

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Reyes minimizó la situación económica internacional. “Entonces creemos nosotros que vamos a estar bien posicionados y que vamos a salir adelante, no vemos en ese escenario internacional algo que nos vaya a limitar. Porque nuevamente, aun cuando los precios han bajado en los últimos meses, de los bienes internacionales, todavía se encuentran más altos que en la pandemia. Entonces hay un incentivo para producir”. 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe anual proyecta que el crecimiento regional del próximo año será una tercera parte de la tasa esperada para 2022. 

En un contexto de incertidumbres externas y restricciones internas, los países de América Latina y el Caribe crecerán un 3.7 por ciento en 2022, poco más de la mitad de la tasa del 6.7 por ciento registrada en 2021. Se estima que en 2023 se profundice la desaceleración del crecimiento económico y se alcance una tasa del 1.3 por ciento. 

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