El sacerdote Oscar Danilo Benavídez Dávila, párroco de la iglesia Espíritu Santo en Mulukukú, Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, ya fue acusado en el Juzgado Décimo Distrito Penal de Audiencia de Managua. La acusación fue presentada el pasado 8 de septiembre sin señalarse el delito que se le imputa.
El religioso fue arrestado por la Policía la tarde del pasado 14 de agosto después que ofició una misa y luego fue trasladado a Managua, donde permanece encarcelado en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial ( DAJ), conocidas como el Chipote.
En su momento la Diócesis de Siuna, a la que pertenece el padre, emitió un comunicado confirmado la detención del sacerdote, pero indicando desconocer las causas.
Cárcel y exilio
La acusación contra el sacerdote Oscar Benavídez Dávila se da en el contexto de represión a la Iglesia católica en Nicaragua y de persecución a sus líderes. Este sábado se conoció que el padre Erick Díaz, párroco de la iglesia San José Obrero en El Tuma- La Dalia, Matagalpa, se exilió para salvaguardar su libertad.
Asimismo, el pasado jueves la Fiscalía presentó acusación contra los seis religiosos y un laico que permanecieron retenidos varios días en la Curia Episcopal de Matagalpa con el obispo de esa Diócesis, monseñor Rolando Álvarez quien sigue bajo arresto domiciliario en Managua.
Los sacerdotes acusados en el Juzgado Quinto Distrito Penal de Audiencia de Managua son Ramiro Tijerino, Sadiel Eugarrios, José Luis Díaz, el diácono Raúl González Vega, los seminaristas Melkin Centeno y Darvin Leiva y el camarógrafo Sergio Cárdenas.
Al igual que en la acusación contra el padre Oscar Benavídez, en el caso de quienes estuvieron retenidos con el obispo Álvarez la Fiscalía únicamente señala que la víctima es el Estado de Nicaragua, pero no indica cuál es el delito.
Un religioso desterrado
Las acusaciones contra los cinco religiosos y el camarógrafo de la Diócesis de Matagalpa se producen en un contexto donde el régimen prohibió las procesiones de San Miguel arcángel y San Jerónimo en Masaya, cuyos templos fueron asediados por la Policía.
El pasado 13 de septiembre le fue impedido el ingreso al país al sacerdote nicaragüense, Juan de Dios García quien egresaba de Miami, Estados Unidos donde visito a su familia después de tres años de no estar con ellos.
El impedimento de no poder retornar a Nicaragua al sacerdote le fue notificado a la línea aérea por las autoridades de Migración y Extranjería. El padre Juan de Dios García era el vicario de la parroquia Santo Cristo de Las Colinas en Managua y donde monseñor Rolando Álvarez se refugió cinco días el pasado mes de agosto.
Dos sacerdotes condenados
El pasado mes de agosto, monseñor Leonardo Urbina, párroco de la iglesia del Perpetuo del Socorro en Boaco, fue sentenciado a 30 años de prisión por presuntamente haber incurrido en los delitos de abuso sexual y violación en una menor de 14 años en Boaco.
Al religioso, el juez de la causa no le permitió nombrar un abogado privado que lo defendiera y le impuso un defensor público, según denunciaron los familiares del religioso.
El primer sacerdote en ser acusado y condenado en el contexto de persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua, fue el padre Manuel Salvador García, de la iglesia El Calvario en Nandaime, departamento de Granada.
Sobre el padre Manuel García penden dos condenadas, una de dos años por amenaza con arma contra cinco hombres y de cinco años por violencia contra en perjuicio de Martha Hernández Rivas, quien después fue acusada por la Fiscalía de falso testimonio por haberse retractado de los señalamiento contra el religioso en el juicio.
Cabe mencionar que los procesos judiciales contra los religiosos católicos se han hecho a puerta cerrada y únicamente en el caso de monseñor Leonardo Urbina fue permitida la presencia de medios oficialistas.