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Petro ha dado pistas de que buscará tener buenas relaciones con el dictador Daniel Ortega, presupone el analista colombiano Mauricio Jaramillo. LA PRENSA/ ARTE/ FÉLIX CASTILLO

¿Quién es Gustavo Petro, el nuevo del vecindario?

El presidente colombiano es aún una moneda al aire. Su pasado guerrillero y su alineación a la izquierda parecen acercarlo a Daniel Ortega. Sus críticas a la dictadura y la reciente posición de su gobierno en torno a los presos políticos nicaragüenses, sin embargo, parecen alejarlo.

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Gustavo Petro y Daniel Ortega son ambos exguerrilleros, el primero en el Movimiento 19 de Abril (M19) colombiano, o simplemente El Eme, y el segundo en el Frente Sandinista (FSLN) nicaragüense. Los dos tuvieron formación marxista.

Aunque Ortega estuvo más tiempo en la guerrilla, con mayor relevancia también, curiosamente, ambos pasaron a la vida civil en el mismo año: 1990. Las negociaciones de paz en ese año entre el gobierno colombiano y el M19 empujaron a la vida civil a Petro, mientras que Ortega perdió en ese año el poder, dejó el uniforme verde olivo que aún usaba, a pesar de que el FSLN había dejado de ser guerrilla en 1979, y se convirtió en líder opositor en Nicaragua.

Ahora ambos coinciden nuevamente como gobernantes, Petro elegido recientemente presidente de Colombia, de manera constitucional. Ortega, por su parte, desde el año 2012 usurpa el poder en Nicaragua, convertido ahora en dictador.

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Petro es de izquierda, pero está gobernando con una coalición de partidos, entre la cual figuran tanto partidos de izquierda como de centro. “Lo que hay es una centro izquierda progresista con matices de centro, pero en realidad no es que esté gobernando la izquierda sola, sino que lo está haciendo en coalición con el centro”, indica el analista colombiano Mauricio Jaramillo Jassir sobre el gobierno actual en Colombia.

Con la llegada de Petro al poder, en Colombia se suscitó la sensación de que recompondría las relaciones con Cuba, Venezuela y Nicaragua, dañadas en los últimos cuatro años durante la presidencia del recién salido Iván Duque.

Con Hugo Chávez. LA PRENSA/ TOMADA DE INTERNET

En Nicaragua, se comenzó a especular también con que a Ortega se le estaría sumando algo al poco apoyo que tiene en Latinoamérica, especialmente fuera de la región centroamericana, debido al origen de izquierda que tienen tanto Petro como el dictador nicaragüense.

Todo ello a pesar de que, explica Jaramillo, Petro “jamás ha tenido gestos de simpatía frente a Daniel Ortega y Rosario Murillo”.

“Ella se llama Dora María Téllez, combatiente icónica del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que derrocó a Somoza. Daniel Ortega la ha encarcelado con cientos de dirigentes políticos. Ortega ha transformado un sueño libertario en una dictadura bananera”, escribió Petro en su cuenta de Twitter, en noviembre de 2021, cuando aún no era presidente, junto a una foto de la comandante guerrillera, presa política de Ortega.

Petro, el guerrillero

En algo en lo que Petro puede parecerse a Ortega es que intentó hasta en tres ocasiones convertirse en presidente, hasta que lo logró. Fue candidato en 2010, 2018 y 2022.

Si no se presentó a las elecciones de 2014 es porque en 2011 resultó electo alcalde de Bogotá.

“Durante su controvertida etapa como alcalde de Bogotá generó un movimiento personalista que se llama petrismo por razones obvias. Representaba la ruptura con el poder conservador establecido, la oposición a Álvaro Uribe y sus sucesores”, publicó el diario español El País.

Petro, nacido el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro, en el departamento colombiano de Córdoba, se mudó con su familia a Zipaquirá, un municipio a unos 45 kilómetros al norte de Bogotá, donde desde 1978 se involucró en el M-19, un grupo que era parte de la llamada segunda ola de movimientos guerrilleros en Colombia, el cual creció en toda la región en la década de 1970, influenciados por la revolución cubana.

En 1978, el M-19, nacido exactamente en 1970, era un movimiento urbano, y su forma de organización clandestina consistía en comandos, a lo que se llamaba “la compartimentación”. A Petro lo invitaron a integrar el primer comando de Zipaquirá.

Como desde niño había leído Cien años de soledad, la novela de Gabriel García Márquez, Petro escogió como su seudónimo el nombre de unos de los personajes de esa novela: “Aureliano”, en honor al coronel Aureliano Buendía.

Petro junto a Jaime Bateman, uno de los jefes del M-19. LA PRENSA/ TOMADA DE REVISTA SEMANA

En una entrevista con CNN, Petro dijo que su despertar político lo tuvo a finales de los años 60 cuando vio a su papá llorar por la muerte del líder revolucionario argentino Ernesto “Che” Guevara. También, dijo, se sintió conmovido por la muerte del presidente socialista de Chile, Salvador Allende, según relató en una entrevista con Reuters.

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Petro cuenta en su autobiografía que en 1978 leyó los documentos donde se resumía la Conferencia del M-19. “Desde un punto de vista racional, su tesis era muy lógica y popular: había que reivindicar la historia patria, el alma popular. Para nosotros fue fácil comprender la necesidad de esa reivindicación, pues vivíamos en medio de ese mundo popular”, escribe Petro sobre los argumentos del grupo en el libro Una vida, muchas vidas.

Petro, explica en un reportaje de la BBC, que nunca participó en un combate, y que su participación en el M-19 fue principalmente como activista, difundiendo propaganda ideológica y repartiendo alimentos en comunidades desfavorecidas, a pesar de que desde 1984, cuando era concejal en Zipaquirá, admitió públicamente ser del grupo guerrillero y se fue a la clandestinidad. Los críticos del ahora presidente dudan de que nunca haya participado en un combate.

Incluso, en uno de los capítulos más dolorosos de la historia de Colombia, cuando el M-19 se tomó el palacio de justicia, en 1986, Petro asegura que en ese momento estaba siendo torturado en las cárceles del gobierno colombiano de la época y que no tomó parte en esa acción. Fue capturado por el ejército en octubre de 1985 y acusado de tenencia de armas. Petro aseguró que los militares lo golpearon en varias ocasiones y después pasó 18 meses en la cárcel, hasta febrero de 1987.

La toma del palacio de justicia colombiano, por parte del M-19, dejó un saldo de 101 muertos, entre ellos once magistrados. Trascendió que el M-19 utilizó armas que los sandinistas habían proporcionado en su momento a la guerrilla salvadoreña. Pero, obviamente, dichas armas no habrían llegado a Colombia de manos de los sandinistas, sino de la guerrilla salvadoreña, el FMLN.

El desarme del M-19, en 1990. LA PRENSA/ TOMADA DE INTERNET

Ya a finales de los años ochenta, según explica la BBC, Petro participó en las negociaciones de paz del M-19 con el gobierno, que dieron resultados hasta 1990, cuando se firmó el primer acuerdo de paz entre un Estado y una guerrilla en América Latina.

Los guerrilleros abandonaron las armas y se incorporaron a la vida política de Colombia bajo el nombre Alianza Democrática M-19 (AD M-19). Gustavo Petro fue uno de sus cofundadores.

En ese mismo año, fue asesinado el líder de los M-19, Carlos Pizarro. La AD M-19 logró un 12.48 por ciento de los votos de las elecciones en ese año, ganadas por César Gaviria.

Luego Petro se trasladó a Bélgica, a estudiar, y regresó a Colombia hasta en 1997.

Ortega y Petro

No existen registros concretos visibles de que Petro y Daniel Ortega hayan tenido nexos en el pasado, explica el analista político colombiano Mauricio Jaramillo.

Petro se incorporó al M-19 apenas en 1978, cuando Daniel Ortega era ya uno de los principales líderes del FSLN en Nicaragua, y a punto de alcanzar el poder.

En los años ochenta, Ortega ostentaba el poder en Nicaragua y sí se le conocen nexos cercanos con grupos guerrilleros de Colombia, entre ellos el M-19.

Por ejemplo, el hijo del narcotraficante Pablo Escobar, en su libro Pablo Escobar Mi Padre, explica que el capo buscó ayuda entre los líderes del M-19 para que lo ayudaran a llegar a Nicaragua en una de sus huidas de la justicia colombiana.

“Mi padre echó mano de los viejos contactos que había dejado en el M-19 en Medellín, cuando sucedió el secuestro de Martha Nieves Ochoa. Mi padre sabía que el grupo guerrillero y el nuevo régimen sandinista de Nicaragua tenían afinidades políticas e ideológicas y les pidió explorar la posibilidad de instalarse en ese país. En pocos días recibió un mensaje del M-19 según el cual algunos integrantes de la Junta de Gobierno nicaragüense estaban dispuestos a acogerlo a él, a otros capos y a sus familias, a cambio de ayuda económica para enfrentar el bloqueo impuesto por Estados Unidos. El acuerdo incluía el permiso para utilizar algunas regiones de Nicaragua como plataforma para continuar el tráfico de cocaína”, escribió Juan Pablo Escobar, el hijo del narcotraficante.

Petro cuando era del M-19. LA PRENSA/ TOMADA DE INTERNET

El analista Jaramillo explica que, en esos años, de inicios de los años ochenta, Gustavo Petro no era un alto mando del M-19, por lo cual es muy difícil que haya tenido contacto con los sandinistas, si es cierto que había relaciones entre los guerrilleros colombianos y los sandinistas.

En todo caso, los jefes en ese entonces eran Jaime Bateman, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina, Carlos Pizarro, entre otros, pero no figuraba Gustavo Petro aún.

En Nicaragua, disidentes sandinistas como el escritor Sergio Ramírez, la historiadora y comandante guerrillera Mónica Baltodano, así como el comandante Henry Ruiz no recuerdan haber escuchado el nombre de Gustavo Petro en esos años, menos que haya habido relaciones entre él y Daniel Ortega.

Las señales de Petro

El analista Mauricio Jaramillo no cree que haya habido contactos, al menos públicos, entre Petro y Ortega, ya que, aunque pertenecen a grupos de izquierda, en realidad son de modelos muy distintos. “El sandinismo está muy lejos ideológicamente del M-19. El M19 era una guerrilla de centro izquierda, que se oponía a los dos grandes partidos tradicionales, pero nunca siguió las tesis de la revolución latinoamericana. No estuvo cerca, si acaso de Cuba, pero muy operacionalmente”, indica Jaramillo.

Lo que Jaramillo sí cree es que Petro, ahora como presidente de Colombia, tratará de mantener buenas relaciones con el gobierno de Daniel Ortega.

Imagen reciente de Daniel Ortega. LA PRENSA/ AFP

Al principio, dice Jaramillo, hubo muchos rumores, pero muy poca información. “Se decía que Daniel Ortega era amigo de Petro, que eran más o menos cercanos. Cuando Colombia no se presentó en la votación de la OEA, del consejo permanente, que se condenaba a Nicaragua, se especulaba que se había hecho por enviar un gesto de solidaridad. En realidad, la Cancillería lo que aclaró es que ellos estaban haciendo una gestión humanitaria para liberar una serie de presos en Nicaragua que ellos consideran que son presos políticos, pero lo que ha habido son señales de Colombia de que se quiere negociar. Petro lo dijo como candidato, pero eso no implica de ninguna manera apoyo o sintonía ideológica o lo que sea. Ellos (gobierno colombiano) han hablado de negociar, no han dicho en qué sentido, no han dicho en qué términos”, expresa Jaramillo.

La verdad, sospecha el analista, saldrá a relucir una vez que se defina si Ortega acredita o no al embajador colombiano en Nicaragua, León Fredy Muñoz, quien este viernes ya fue juramentado como tal por Petro.

Aunque Petro, ahora como presidente, evade hablar abiertamente sobre Daniel Ortega, ha dado pistas de que quiere tener unas buenas relaciones con él, a criterio de Jaramillo. “Es decir, creo que hay certeza de que no va a continuar con esa política de nacionalismo, que tenía Iván Duque, que tenía política de que no vamos a hablar con Ortega porque es un… y lo descalificaba acusándolo de dictador. En el caso de Petro yo estoy seguro que eso no va a ocurrir”, manifestó Jaramillo.

Petro ya ha comenzado a restablecer relaciones con Venezuela, las cuales estaban rotas desde hace seis años. Y con Cuba, este país se ha convertido en relevante porque ahí se negocia la paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc en estos momentos.

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