La catedral de Matagalpa recibió este domingo 14 de agosto una numerosa asistencia de feligreses católicos, en medio del asedio policial de los últimos 11 días y la prohibición del régimen de Daniel Ortega a la Iglesia católica de realizar procesiones religiosas.
Lea además: Policía impide a sacerdote de Rancho Grande viajar a Matagalpa y le quita sus documentos
En el momento de la misa dominical, agentes de la Policía antidisturbio se mantenían apostados en las afueras del templo. También hubo varios reportes ciudadanos que denunciaron que la Policía impidió la movilización a varias personas que iban camino a la catedral, desde comunidades rurales y otros municipios del departamento.
Esta información fue confirmada por el sacerdote Fernando Calero Rodríguez, a quien la Policía también le impidió llegar a Matagalpa este domingo, y le quitó su licencia de conducir y otros documentos del vehículo en que se movilizaba con un grupo de laicos.
Por otra parte, hubo muchos feligreses que escucharon la misa en las afueras de la catedral, porque no alcanzaron en el templo.
Desde su encierro en la Curia Episcopal de Matagalpa, el obispo de la ciudad, monseñor Rolando Álvarez, también celebró la misa dominical que se transmitió en vivo desde las redes sociales de la Diócesis. Monseñor Álvarez anunció que se volverá a conectar esta noche a las 08:00 p.m., para transmitir una misa nocturna.
El pasado 4 de agosto, la Policía orteguista le prohibió a monseñor Álvarez trasladarse a la catedral de Matagalpa para celebrar la misa del Santísimo de ese jueves. Al día siguiente, la Policía anunció que el obispo Álvarez quedaba en detención de casa por cárcel, mientras es investigado bajo acusación de “organizar grupos violentos” con el fin de alterar la paz y desestabilizar el gobierno.
Desde el 2018, en el contexto de represión armada contra las protestas civiles, los sacerdotes y obispos de la Iglesia católica han sido blanco de ataques verbales y agresiones físicas de parte del régimen de Ortega, por demandar el respeto a los derechos humanos.
Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, en reiteradas ocasiones han descalificado a los sacerdotes llamándolos “terroristas” y “demonios”.