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La cosecha de accidentes nunca se acaba

He querido iniciar este artículo parafraseando el tema de una canción de vieja data, que si mal no recuerdo hacía referencia a que la cosecha de mujeres nunca se acaba. Refiriéndose a que siempre seguirán naciendo niñas que luego se convertirán en mujeres. Desgraciadamente la cosecha a que me refiero en esta ocasión es a la cantidad de accidentes mortales que diariamente escuchamos en las noticias.

La pregunta del millón de dólares es: ¿Qué hacer para detener tantos accidentes con víctimas mortales? La respuesta, aunque a algunos les parecerá fácil, hasta ahora no ha sido así, pues los accidentes se siguen sucediendo a diario.

Recientemente leí en LA PRENSA, que en menos de doce horas habían fallecido cinco personas víctimas de accidentes de tránsito, unos por exceso de velocidad, otros por atropellamiento de conductores manejando en estado de ebriedad y uno que otro por impericia del conductor. Pero como dice el dicho, a lo que venimos Tencha. Y la intención de este artículo, es poner mi granito de arena para parar o por lo menos disminuir la cosecha de accidentes mortales.

Para lograrlo a mi juicio se necesitan dos cosas, la primera sería hacer conciencia en los conductores y público en general, sobre la responsabilidad que se adquiere cuando eres poseedor de una licencia de manejar. En otros países la licencia pertenece al Estado que te la emitió y es una felonía grave manejar en estado de ebriedad, manejar intoxicado por sustancias de cualquier tipo o conducir vehículos con desperfectos mecánicos, pues estos son susceptibles de producir accidentes en el momento menos pensado.

Una educación vial bien administrada les aseguro que contribuiría a bajar sensiblemente la cantidad de accidentes. La segunda opción, está en manos de la Policía de Tránsito. Esta, a mi juicio, tiene la capacidad de poder bajar sensiblemente la cantidad de accidentes, solo que para hacerlo tendrá que hacerle algunos ajustes a su quehacer diario en la vigilancia de calles y carreteras. 

Ejemplo, en vez de ponerse a cien metros de puntos susceptibles de malas maniobras por parte de los conductores y multarlos diligentemente, creo que sería más apropiado apostarse en el punto en sí, ya sea este rotonda, calle o carretera con señalización de no aventajar etcétera, etcétera. No hay duda que la presencia policial influye respeto, los conductores cuando vemos la presencia de una patrulla en las carreteras, inmediatamente bajamos la velocidad y nos concentramos en manejar responsablemente.

En pocas palabras, aunque estoy consciente que es imposible para la Policía de Tránsito hacer presencia en todas las carreteras del país, sí creo que, con base en las estadísticas obtenidas, sí pueden tener presencia en los tramos de carretera en que más accidentes se producen, para ello tendrán que hacer algunos cambios en sus objetivos, los cuales no mencionaré en este escrito.

Para finalizar, me voy a referir a una anécdota. Una vez estando en México platicando con un amigo mexicano, le pregunté qué podría hacerse para evitar esa mala crítica sobre México. Me contestó que el problema de México es que está habitada por mexicanos y creo que algo parecido nos pasa a nosotros, pues el problema de los accidentes en Nicaragua, pareciera que se debe a que la mayoría de conductores son nicaragüenses.

No puedo decirles cuántas veces escucho tocar las bocinas de los autos, en su gran mayoría innecesariamente y con una descortesía inmensa. Desgraciadamente aquí el manejo agresivo y descortés es cosa común en la mayoría de conductores. Hágase la pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que un chofer de bus o conductor de taxi le permitió el pase, ya sea para cambiar de vía o entrar en una vía alterna? No sé ustedes, pero yo no me acuerdo.

Así que resolver el problema de los accidentes fatales y la irresponsabilidad de conductores requiere del aporte de todos, conductores, ciudadanía y por supuesto de las autoridades de la Policía de Tránsito. Tal vez si todos ponemos un poco de nuestra parte, con el tiempo podremos aspirar a que nuestras futuras generaciones cambien su cultura de manejo agresivo por el de manejo defensivo y cortés, desgraciadamente no creo vivir para verlo.

Termino con otra anécdota. Estando en Costa Rica platicando con unos amigos, a lo lejos se veía una algarabía de muchachos, cuando pregunté qué sería, me contestaron que de seguro estaban jugando futbol. Si estuviéramos en Nicaragua me dijeron entre risas, el alboroto de seguro se debería a una cachimbeadera, nicaraguanismo para ilustrar un pelea callejera.  

El autor es analista político y social y directivo nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de la Resistencia Nicaragüense.

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