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Sobre algunas críticas injustificadas

Es triste e irónico que algunos de los que están legítimamente en contra del señor presidente Ortega, su estimable esposa, y sus no tan estimables secuaces, están adoptando algunos de sus usos y rebajándose a la cuneta de ellos. 

Me refiero a la reacción de algunos opositores al régimen al editorial de LA PRENSA del 21 de abril recién pasado titulado “¿Qué hacer después del cuarto aniversario de abril?” 

El editorial aboga por una “normalización política y social” donde el Gobierno inicie “un proceso gradual de distensión política que conduzca a una verdadera normalización” y donde la oposición no se plantee “objetivos maximalistas”. Este proceso incluiría la liberación de todos los presos políticos, el restablecimiento del Estado de derecho y de condiciones para elecciones libres. Por su parte, la oposición no debería plantearse el derrocamiento del régimen ni la refundación a corto plazo del Estado nacional. El editorial indica que esta no sería una ruta fácil, pero por ahora es la única posible. 

Esta es una opinión legítima y valiosa que merece mucha consideración y respeto. Yo, en lo personal, creo que en el corto plazo solo podría haber una verdadera normalización política y social en Nicaragua si los señores Ortega y sus secuaces se retiran pacíficamente de la vida política nacional. ¿Será posible? 

Pero estoy en total desacuerdo con la vulgaridad, grosería, y falta de objetividad y ética de algunas de las críticas al editorial. LA PRENSA ha sido por un siglo un baluarte de las libertades cívicas, la democracia, y la libertad de expresión en Nicaragua, y no merece este tratamiento injustificado y ofensivo. Además, está en todo su derecho de manifestar su opinión. 

Se puede estar de acuerdo o desacuerdo con una posición o comentario, pero hay que hacerlo en forma civilizada y sin personalizar. De lo contrario caemos en el orteguismo que ataca en forma vulgar a moros y cristianos. 

También estoy en desacuerdo con las renovadas críticas de estos mismos sectores opositores al sector privado. El bienestar de Nicaragua y la reducción de la pobreza (ambos hoy en retroceso) se deben primordialmente al sector privado que aprovechó la estabilidad macroeconómica generada por distintos gobiernos, desde los Somoza hasta los mismos sandinistas (últimamente), para invertir y generar riqueza.  Por lo tanto, no se debe disfamar injustamente a la “gallina de los huevos de oro”.

Precisamente hace 32 años, un 25 de abril, doña Violeta Barrios de Chamorro inició su gobierno con un mensaje de reconciliación en una Nicaragua “sin gritos ni balas”.  Es muy triste que las balas orteguistas hayan regresado y que algunos opositores no sepan valorar opiniones distintas y se vuelvan intolerantes y gritones como el orteguismo. 

Necesitamos unidad para salir de los salvajes y no dardos entre nosotros. 

El autor es bachiller del Colegio Centro América de Granada

COMENTARIOS

  1. Hace 2 años

    Señor….Estimable….

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